viernes, 30 de agosto de 2013

Sudeste, Haroldo Conti (breve pero hermoso extracto de una breve y hermosa novela)




"Sus hombres, los hombres de este río, este hombre que ahora observa las aguas con sus ojos de pez moribundo suspendidos sobre ellas como dos espejuelos suspendidos del aire, son en todo semejantes a él. Por eso todavía sobreviven. Por eso parecen tan viejos, lejanos y solitarios. No aman al río exactamente sino que no pueden vivir sin él. Son tan lentos y constantes como el río. Y, sobre todo, son tan indiferentes como el río. Parecen entender que ellos forman parte de un todo inexorable que marcha animado por cierta fatalidad. Y no se rebelan por nada. Cuando el río destruye sus chozas y sus embarcaciones y hasta a ellos mismos. Por eso también parecen malos". 

EC

miércoles, 28 de agosto de 2013

Petróleo, represión y “fin de ciclo” (o nuevas escenas de menemismo explícito)




Eduardo Castilla
Si algo faltaba para confirmar las raíces profundas de lo que se ha definido, ya en muchas ocasiones, como fin de ciclo, era la durísima represión de este miércoles en Neuquén y el proyecto de reapertura del Canje de la deuda para los “Fondos Buitres”. Ambas medidas vienen a poner sobre la mesa la confirmación patente de que la entrega de las riquezas nacionales y la subordinación al capital imperialista, son la forma de “profundizar el modelo” por estos días. Ambas medidas son la confirmación del declive estructural del kirchnerismo y de sus enormes límites para recuperar la mística que supo envolver a franjas de la juventud. En este marco, la suba (temporaria) del mínimo imponible para el Impuesto a las Ganancias, puede proveer un poco de oxígeno, pero no frena las tendencias más profundas al agotamiento del “proyecto".
Es necesario aclarar que el kirchnerismo no hizo nunca gala de un antiimperialismo duro. Sin embargo, muchos creyeron ver materializada la “pelea por la soberanía” tanto en los discursos de Cristina en las sesiones de la ONU como en aquella “gesta” contra Bush en la Cumbre de Mar del Plata del 2005, cuando “enterrar” el ALCA era solamente tirar tierra sobre el cajón. Lejos de ello, la sanción de la Ley Antiterrorista o el acompañamiento de la misión de la MINUSTAH, mostraron el carácter esencialmente pro-imperialista del kirchnerismo.

Del acuerdo con Chevron…

La represión de este miércoles 28 de agosto, en las puertas de la Legislatura de Neuquén, llevada adelante por el gobierno provincial de Sapag para defender la aprobación del acuerdo secreto con  Chevron es una típica escena de menemismo. Seguramente escucharemos el falso silogismo de que el gobierno nacional no reprime la protesta social, sino que lo hace un gobierno provincial. Doble falsedad. El gobierno nacional ha reprimido ya en varias ocasiones la protesta social pero además, lo que se está garantizando la brutalidad de la policía neuquina (que ya tiene un herido con bala de plomo) es un acuerdo impulsado por el kirchnerismo. La represión en las puertas de la legislatura de Neuquén, es entonces, como se afirma acá, del gobierno nacional.
Este acuerdo (sobre el que ya escribimos antes) confirma la decadencia del esquema de explotación de los hidrocarburos. Como bien se explica en el Dossier Petróleo y política, de la revista Ideas de Izquierda nº2, la década del 90’ implicó un completo retroceso en los niveles de inversión en exploración, lo que conllevó una progresiva caída en la producción. Así Argentina pasó de autoabastecerse en 1989 a importar por cerca de U$15000 millones en el 2013. Bajo el kirchnerismo ese esquema no fue modificado. Lejos de eso, se mantuvieron los enormes beneficios de los que gozaban las multinacionales que explotaban el subsuelo del país. Esto es lo que explica el enorme declive de la producción y la ausencia de inversión por parte de las empresas imperialistas. Repsol era sólo una de las “perlas negras” de este esquema. PAE, donde Chevron interviene en el capital accionario, tiene precisamente el mismo patrón de funcionamiento.
La nacionalización del 51% de las acciones de YPF, presentada con bombos y platillos, demostró rápidamente sus limitaciones. Poco más de un año tardó la realidad en aterrizar sobre el territorio kirchnerista. El acuerdo con Chevron, basado en concesiones realmente escandalosas, evidencia los límites que señalamos antes. Sólo acudiendo a la explotación de los recursos no convencionales (para los cuáles necesita tecnología avanzada y amplios recursos)  se podía atraer al capital extranjero para hacer las inversiones que permitieran “salir del pozo” en el que se halla la producción. Esas condiciones estructurales son las que empujaron a este acuerdo leonino con la multinacional norteamericana. Acuerdo del que incluso tienen que ocultar las cláusulas para impedir que el descontento y el repudio sean mayores.
Así, la lucha por la soberanía energética culmina en la represión a las organizaciones de trabajadores, mapuches, estudiantiles y a organismos de DDHH junto con acuerdos secretos con empresas norteamericanas. Suponemos que estamos “autorizados” a llamar a esto Noventismo

…al acuerdo con los Fondos buitres

La otra gran muestra de entrega nacional de esta semana la dio el anuncio de la reapertura del Canje de la deuda para los bonistas internacionales que no entraron en los anteriores. Distintos analistas afirman que se trata de una maniobra destinada a dar una señal a la Corte Suprema de EEUU para intentar revertir el fallo de la semana pasada. Pero lo esencial, sea ese el objetivo o sólo evitar el Default acordando con esos acreedores, es que se trata de una clara muestra de conciliación hacia el capital financiero internacional.
De ahí que CFK haya “confirmado” lo que, desde la izquierda, venimos señalando desde hace años: que este gobierno, lejos de la defensa de la soberanía nacional, mantenía los pagos de las Deuda Externa como en los ‘90. Como reseñó el diario  Página12 CFK consideró que el fallo "es un poco injusto con Argentina y toma argumentos del Financial Times, que nos condena porque dice que Argentina es un deudor recalcitrante". Argumentó que el país pagó "desde el 2003 hasta la fecha 173.733.000 millones de dólares" y dijo que "más que deudores recalcitrantes, somos pagadores seriales". Si esto es “comprar soberanía”, no imaginamos a qué se parecerá la entrega del patrimonio nacional. Así, aquellos fondos buitres “con los que nunca negociaremos” acaban de convertirse en “apenas una ínfima minoría” con la que se puede abrir una nueva instancia de negociación que permita evitar una crisis con los mercados internacionales.
Ambas cuestiones vienen a poner de manifiesto los profundos límites del kirchnerismo, como expresión política de la clase dominante, para modificar profundamente la estructura semicolonial del capitalismo argentino. 

Entrega y represión…como en los 90’

Asistimos a una reedición abierta de las formas políticas menemistas, donde la entrega de la riqueza nacional se combina con el fortalecimiento del aparato represivo del estado. Esta política busca garantizar una profundización de la represión de la protesta social. La designación de Marambio al frente del SPF es la confirmación plena de que la designación de Milani como Jefe del Ejército, no fue un “error de cálculo” sino una política calculada para fortalecer el aparato represivo con “hombres experimentados”. Demás está decir que no hubo, en diez años de gestión K, una limpieza profunda de las fuerzas policiales o las fuerzas armadas y que miles de represores que actuaron durante la última dictadura, revisten aún en sus filas.  
La operación política kirchnerista nos hace recordar, salvando las muchas diferencias posibles, cuando Perón rehabilitó a Villar y Margaride en el año 73’. Cuando la dirigencia Montonera le “recordó” al viejo líder que eran dos terrible represores, Perón, sin dudarlo, respondió “pero son buenos policías”. Lo mismo podrá decir el kirchnerismo sobre Milani y Marambio: son buenos reprimiendo (y espiando).
Frente a esta dura represión y al acuerdo entreguista que está llevando adelante el gobierno nacional es necesaria la más amplia movilización. La salida está verdaderamente en las calles. Las enormes movilizaciones en Neuquén, cercanas a las 5000 personas, muestran el enorme repudio en esa provincia. La denuncia permanente que realizó Raúl Godoy desde la banca del FIT fue además un aporte importante para deslegitimar este acuerdo. Pero la movilización debe recorre todo el país. En Córdoba, esta mañana, realizamos un corte en uno de los puentes de acceso al centro de la ciudad de Córdoba contra el acuerdo y en estos momentos volvemos a movilizarnos. Por estas horas también nos estamos movilizando en Capital Federal y seguramente en otras ciudades del país. 
Las organizaciones de trabajadores tienen la obligación de tomar esta pelea en sus manos, como lo hacen ATEN y el SOECN en Neuquén. Los trabajadores no pueden ser ajenos a estos reclamos. Pero además, los organismos de DDHH que repudian la represión y la impunidad deben pronunciarse claramente y ser parte de quiénes se movilicen contra la entrega de la riqueza nacional.  

Incendios por sequía en las sierras cordobesas. Las verdaderas causas


Lucas Montiel abogado del CeProDH y el PTS
Especialista en Ambiente

En la tarde del 11 de agosto, en plenos actos eleccionarios de las PASO,  en los medios circulaba una noticia preocupante que invadía el ambiente: se habían quemado 1500 ha. de bosque nativo de la zona serrana de Córdoba, más precisamente en cercanías a la Villa de Carlos Paz,
Los medios hablaron de que se trataba de un “siniestro” o también usaron términos como “caprichoso frente de viento y fuego”. Sabemos que los desastres naturales son ocasionados por acciones antrópicas (originadas por la acción directa de la mano del hombre) o por la naturaleza misma, según como lo denominan la mayoría de los especialistas ambientales. Pero nosotros pensamos que, no obstante, todo lo mencionado, no nos permite especificar las causas y profundidad de este tipo de acontecimientos, que tienen un claro contenido social, económico y político y que nos dejan con un pasivo ambiental importante.
La planificación urbana de la villa veraniega tiene mucho que contar en este desastre “natural” ocurrido. Con esto nos estamos refiriendo a los grandes emprendimientos inmobiliarios emplazados en la villa y zonas cercanas, haciendo que dicha acción (permitida por el estado) desborde los límites de las infraestructuras disponibles degradando, de esa manera, los recursos disponibles del lugar, por ejemplo, el agua o el  suelo. Estamos en presencia de un crecimiento urbano que sobrepasa la capacidad de carga de la infraestructura.
Esto no implica que no estemos de acuerdo con la falta de crecimiento, pero ello se tiene que lograr sin que se hipoteque el futuro de los demás, en beneficio de unos cuantos, concentrando y especulando con la riqueza en complejos habitacionales ociosos y vacíos. En función de este tipo de construcciones, no tiene nada de sorprendente que los asentamientos habitacionales de planes de vivienda sociales estén en las márgenes o periferias.

El fuego y los desmontes

En contraste con lo antes mencionado, el fuego tiene origen en las cercanías del Barrio Las Colinas, un barrio popular de la destacada villa, dejando al descubierto la crisis habitacional del lugar, donde viven más de 40 familias trabajadoras. Familias que parecen destinadas al hacinamiento en las periferias y a soportar el riesgo ecológico que ocasionan los grandes emprendimientos “desarrollistas”, haciendo un distingo de la calidad de vida que existe en una zona y otra.-
Los desmontes en estos crecimientos urbanos, son la causa-efecto de este tipo de desastres. Estos desmontes son hechos de manera indiscriminada y con la anuencia de las autoridades de medio ambiente del Gobierno Provincial y Municipal, derivando ello en la desertificación de los suelos, desastres a los que hoy asistimos. Esta actividad trae aparejada que los suelos se vuelvan impermeables no pudiendo absorber gran parte de las precipitaciones caídas en el año, a razón de haber eliminando las especies arbóreas y que estas no puedan ejercer su actividad natural como regulador del ecosistema. Si se reduce la cobertura invernal, ello deriva en sequía hasta perder su escasa humedad en suelo. Por lo que, el efecto en conjunto de las actividades influyen directamente en el peligro de incendios; es ahí cuando sí tienen que ver los vientos que soplan y las altas temperaturas, pero no son la principal causa “natural” imputable a la catástrofe ecológica.

Las consecuencias naturales inmediatas del problema

Tendremos que tener en cuenta que después de este incendio quedará en ese suelo un manto de dióxido de carbono, que las escorrentías (corriente de agua que se desprende da las laderas de los cerros) llevarán a los principales causes de agua superficiales de la zona, terminado su trayecto en el dique San Roque, de donde se abastece la mayor población de la villa y de la ciudad de Córdoba. Otro tanto se filtrará hacia las napas contaminando también las aguas subterráneas, afectando directa y negativamente en la salud humana a través de aguas contaminadas, cuestión esta última que no se puede tolerar.
También los suelos quedaran inutilizados por una decena de años, no pudiendo recuperara su productividad, cuestión esta que aqueja a la economía de una familia de pequeños productores dedicada a los emprendimientos rurales de la zona.-

El Plan provincial del fuego.
 
El “Plan provincial de manejo del fuego”, creado por el gobierno delasotista, demostró ser una vez más un fracaso. De no ser por las lluvias presentadas el día lunes 12/8, no se sabía en qué iba a terminar el “siniestro”. Sin embargo, bien le sirvió como principal consigna electoral y clientelar otorgando unas semanas antes de las PASO cientos de 4x4, coches-bomba y subsidios a las intendencias del interior cordobés. Todo este gasto desopilante, que incluyó aviones hidrantes, no bastó para sofocar el incendio en las sierras cordobesas pero sí para “saquear”, con otra excusa, los bolsillos de los trabajadores y trabajadoras y el pueblo pobre de Córdoba a través del “Fondo al fuego Ley 9147”. Este último fue presentado como una “innovación” en materia de impuestos ambientales, que pagamos con nuestra factura de la luz todos los cordobeses.
Los medios nos quieren hacer creer que este desastre es consecuencia de un acontecimiento ajeno y extraño y que obedecen a “estrictas casusa naturales” haciendo de ello una idea de “sentido común”, cuando la verdadera causa de estos desastres son netamente motivados por la actividad capitalista y su búsqueda de ganancias, que termina yendo en desmedro de la naturaleza y de la población trabajadora y humilde. Es ella la que tiene que soportar una vez más las carestías de la vida y los efectos del impacto ambiental que estos desastres producen.

martes, 27 de agosto de 2013

Trotsky y la construcción socialista. Apuntes sobre su concepción (y una polémica breve)



Eduardo Castilla

Hace pocos días se cumplieron 73 años del asesinato de León Trotsky. La historia escrita por los intelectuales de la clase vencedora ha intentando hacer añicos la figura de una de las grandes personalidades de la política revolucionaria del siglo XX. A ello ha colaborado activamente la traición a la causa socialista por una enorme mayoría de corrientes y partidos a lo largo del siglo XX. Especialmente pernicioso ha sido el rol del estalinismo. En ese marco, la falsa idea de que stalinismo y trotskismo eran dos caras de la misma moneda aún recorre las mentes y las plumas de reformistas, intelectuales burgueses y algún que otro “revolucionario” de palabra. Sostener (aún) que si Trotsky triunfaba el destino reservado a la URSS y al conjunto del movimiento comunista era el mismo, constituye una afirmación carente de fundamentos, salvo que se quiera confiar en la maldad “congénita” de las personas o en principios abstractos como las “concepciones invariables” del marxismo.
En este post, a riesgo de hacer un recorte (relativamente arbitrario) de los múltiples combates de Trotsky en los años 20’, queremos detenernos en algunas discusiones sobre la construcción del estado soviético, cuando emerge la burocracia estalinista. Trotsky levantó un programa opuesto al que impulsaron las fracciones mayoritarias del Partido Comunista de la URSS. Programa que, de haberse llevado a cabo, hubiera permitido que el destino de la revolución rusa y la revolución mundial fuera otro. 

La revolución rusa y sus límites

Marx escribió en El 18 Brumario de Luis Bonaparte que los individuos hacen la historia, pero no en condiciones libremente elegidas sino en aquellas que han heredado. Cada generación entra a un mundo “ya construido”. Pero las revoluciones son los momentos históricos donde esa dinámica se quiebra y las condiciones objetivas pueden ser moldeadas por la “voluntad colectiva” de las masas, de la cual las “voluntades individuales” pueden (o no) ser expresión concentrada.
Igual dinámica, en sentido inverso, acontece con las contrarrevoluciones. Las “condiciones subjetivas” actúan como un factor fundamental en el retroceso de la revolución. Trotsky afirmaba en 1926, en las Tesis sobre revolución y contrarrevolución que las esperanzas engendradas por la revolución son siempre exageradas (...) de estas mismas condiciones surge uno de los más importantes -y además, uno de los más comunes- elementos de la contrarrevolución. Las conquistas ganadas en la lucha no se corresponden, y en la naturaleza de las cosas no pueden directamente corresponderse, con las expectativas de las masas (...) La desilusión de estas masas, su retorno a la rutina y a la futilidad, es una parte integrante del período post-revolucionario”.
La ausencia de revolución triunfante en los países de Occidente fue un factor central de este cansancio subjetivo. Pero el mismo se combinó con contradicciones objetivas como la extrema pobreza del país o la enorme destrucción causada por la guerra mundial y la posterior guerra civil. Ese conjunto de elementos fueron trabas a las posibilidades de un “rápido despegue” económico. Por el contrario, contribuyeron a la profundidad de la crisis social y a acentuar el agotamiento de las masas. En esa situación, una casta burocrática que desarrolló sus propios intereses desde los puestos que ocupaba en el naciente estado, creó, como recuerda Trotsky en Mi vida, un nuevo tipo de individuo: el burócrata arribista, opuesto cien por ciento al revolucionario pre Octubre.

En los orígenes de la burocracia soviética  

Tal como se desarrolló con posterioridad, la burocracia soviética emerge como subproducto de una pluralidad de causas, donde la conjunción entre limitaciones estructurales y el agotamiento de las masas ocupan un lugar central.  Trotsky desarrollará exhaustivamente esa génesis y su evolución en La Revolución Traicionada. Pero ya en 1923 va a plantear las condiciones que hacen emerger las tendencias burocráticas. En El Nuevo Curso, dirá “El burocratismo es un fenómeno social en tanto que sistema determinado de administración de los hombres y de las cosas. Sus causas más profundas son la heterogeneidad de la sociedad, la diferencia de los intereses cotidianos y fundamentales de los diferentes grupos de la población. El burocratismo se complica debido a la carencia de cultura de las masas”. (Resaltado propio)
El atraso de las masas y su carencia de cultura (algo sobre lo que también insistirá Lenin) son un factor esencial de la conformación de la casta burocrática[1]. Este límite se expresaba, entre otras cosas, en los altísimos niveles de analfabetismo. De ahí surgirá la necesidad de cubrir los puestos del estado con militantes partidarios y obreros avanzados. Pero además será preciso incorporar a integrantes del viejo aparato estatal zarista. Señala Moshé Lewin “Las administraciones industriales empiezan a afirmarse (…) al lado de ellas se encuentra en los servicios locales y centrales una enorme masa de funcionarios que son, según Lenin, antiguos burócratas zaristas y que ocupan un lugar cada vez más importante en la vida política (…) El régimen no podía prescindir de una máquina gubernamental de este tipo, pero, y siempre según la opinión de Lenin, esta maquinaria no es soviética, constituye una vergonzosa anomalía” (pág. 26).
Esta “vergonzosa anomalía” se oponía a la “norma” programática de El Estado y la revolución, pero aparecía como la única variante posible en un país donde la inmensa masa de la población era campesina y la clase trabajadora una minoría social. Lewin añadirá: “Las funciones gubernamentales merman las filas de la clase  obrera,  especialmente en  los  sectores  donde se había reclutado su vanguardia: metalúrgicos, ferroviarios o mineros. La utilización de los obreros en el aparato administrativo fue quizá la carga más pesada para el proletariado ruso,  cuyo  número  no  abarcaba más de tres millones de obreros industriales. El propio Lenin lo constata: "Las fuerzas del proletariado han sido sobre  todo  agotadas  por la creación del  aparato  administrativo". Así, la institución que toma cuerpo social y “crea” un estrato con intereses propios es el estado como tal que, al decir de Lewin, se ha convertido, contra la voluntad de los funcionarios en cuestión, en un auténtico sostén social del poder” (pág. 27).
Esta casta burocrática hará propia la “teoría” del socialismo en un solo país, acorde a su pasividad y conformismo. Trotsky escribirá que “En todas las grandes luchas políticas se puede descubrir en definitiva la cuestión del bistec. A las perspectivas de la ‘revolución permanente’ la burocracia oponía la del bienestar personal y el confort” (citado en Jean-Jacques Marie. Pág. 321-322)

Una lógica no lineal de la construcción socialista

Desde el inicio del proceso de burocratización, Trotsky señalará la necesidad de contrapesar los mecanismos que aceleraban el crecimiento de las tendencias burguesas, una vez establecida la NEP. Como primera medida sostendrá la necesidad de fortalecer socialmente a la clase trabajadora. En abril del 23’ afirmará que “la clase obrera puede mantener y fortalecer su rol dirigente, no mediante el aparato del estado o el ejército, sino por medio de la industria que da origen al proletariado”. Pero planteará que uno de los peligros para el naciente estado soviético es tratar de “sobrepasar el desarrollo económico” por medio de “medidas administrativas” burocráticas.   
Lejos de una visión que apuntase a un desarrollo unilateral de las fuerzas productivas, para Trotsky era evidente la necesidad de fomentar un crecimiento sostenido que no amenazara la alianza entre el proletariado y el campesinado, verdadera base política y social del estado soviético. En El Nuevo curso afirmaba que “El problema que, desde el punto de vista económico, tiene una gran importancia (decisiva en algunos países como el nuestro pero muy diferente según el caso) es saber en qué medida el proletariado en el poder logrará conciliar las exigencias de la construcción del socialismo con la economía campesina”.
La lógica de un desarrollo lineal y sin contradicciones será la que lleve adelante la burocracia soviética, tanto su ala derecha encarnada en Bujarin como el centro de Stalin. Primero, permitiendo el desarrollo, sin trabas, de las tendencias burguesas nacidas de la NEP, lo que concluiría en la huelga del trigo 1927. Luego pasando, sin ningún tipo de mediación, a la expropiación casi completa en el campo. Estos giros fueron expresiones de lo que Trotsky, en 1928, definió como “una concepción mecánica de la economía del período de transición, en tanto que economía de contradicciones en tránsito de desaparecer” (Qué es la smytchka).
La fórmula del desarrollo lineal del socialismo, por fuera de las contradicciones sociales internas y del proceso de la revolución mundial fue la del estalinismo, que se transformaría en una carrera (burocrática) por el mayor desarrollo posible a partir del momento de la Colectivización forzosa. Frente a ésta Trotsky escribirá en el prólogo a La Revolución Permanente que La industrialización es el resorte propulsor de toda la cultura moderna, y, por ello, la única base concebible del socialismo (…) No obstante, el desarrollo asequible se ve limitado por el nivel material y cultural del país, por las relaciones recíprocas entre la ciudad y el campo y por las necesidades inaplazables de las masas, las cuales sólo hasta un cierto límite, pueden sacrificar su día de hoy en aras del de mañana. El ritmo máximo, es decir, el mejor, el más ventajoso, es no sólo el que imprime un rápido desarrollo a la industria y a la colectivización en un momento dado, sino el que garantiza asimismo la consistencia necesaria del régimen social de la dictadura proletaria, lo cual quiere decir, ante todo, el robustecimiento de la alianza de los obreros y campesinos, preparando de este modo la posibilidad de triunfos ulteriores” (resaltado propio).
El intento de encerrarse en la edificación de una sociedad socialista nacional aislada "dentro de un plazo histórico rapidísimo" era la posición de la burocracia soviética. Es decir, lejos de un fetiche del desarrollo acelerado de las fuerzas productivas (como se afirma en esta entrevista a Ariel Petruccelli) hay, en la visión de Trotsky, una concepción dialéctica del desarrollo económico de la URSS que tiene por objetivo central asegurar la consistencia de la alianza obrero-campesina. Sólo de esta forma, era posible que la URSS fuera una firme trinchera en la pelea por el avance de la revolución internacional.
Como afirma aquí, acerca de la “teoría” del socialismo en un solo país, “el peligro político de la nueva teoría esta en el juicio comparativo erróneo sobre las dos palancas del socialismo mundial: la de nuestras realizaciones económicas y la de la revolución proletaria mundial. Sin que ésta triunfe no construiremos el socialismo (…) La palanca de la construcción económica tiene una importancia enorme. Si la dirección comete faltas, la dictadura del proletariado se debilita (…) Pero la solución del proceso fundamental de la Historia, suspendido entre el mundo del socialismo y el del capitalismo, depende de la segunda palanca, es decir, de la revolución proletaria internacional. La enorme importancia de la Unión Soviética consiste en que constituye la base en que se apoya la revolución mundial y no en que, independientemente de ella, será capaz de construir el socialismo”.

Los límites internacionales de las batallas de Trotsky

Desde ese punto de vista, las batallas de Trotsky y los oposicionistas estaban relativamente subordinadas a resultados externos a las mismas. Las derrotas de la Oposición de Izquierda en el ‘23 y de la Oposición Conjunta en el ‘27 son, en gran parte, consecuencia de los fracasos de la revolución socialista en Alemania y en China. Esto permite el declive de las aspiraciones revolucionarias de las masas y fortalece las posiciones de la burocracia al interior de la URSS. Trotsky en Mi Vida, luego de la masacre de Shanghai, afirmará que Por el partido atravesó una oleada de indignación. La oposición volvía a levantar cabeza (…) Había muchos camaradas jóvenes que creían que aquel descalabro tan evidente de la política de Stalin no tenía más remedio que llevar al triunfo a la oposición (…) hube de echar muchos jarros de agua fría por las febriles cabezas de mis amigos jóvenes y de algunos que ya no lo eran. Hice todo género de esfuerzos por demostrarles que la oposición no podía incorporarse sobre la derrota de la revolución china, que la confirmación de nuestros pronósticos nos valdría, acaso, mil, cinco mil, diez mil afiliados nuevos, pero que para millones de gentes lo importante y lo decisivo no eran los pronósticos, sino el hecho de que el proletariado chino hubiese salido derrotado. Que después del descalabro de la revolución alemana en el año 23, después de la derrota con que se había liquidado la huelga general inglesa del ‘26, este nuevo revés experimentado en China no haría más que confirmar a las masas en su desengaño respecto a la revolución internacional. Y que precisamente este desengaño era la fuente psicológica de donde manaba la política stalinista del reformismo nacional”.
Como es ampliamente conocido, esas derrotas no fueron el resultado objetivo de la “relación de fuerzas” sino el producto de una política timorata en el primer caso y de abierta conciliación de clase con la burguesía, en el segundo. Pero, de conjunto, las derrotas alimentaban la fortaleza de la burocracia estalinista que era, al mismo tiempo, la que impulsaba una política desastrosa en la dirección de la Internacional Comunista. Este círculo sólo podía quebrarse con el triunfo de una revolución y la misma sólo podía ser el resultado de la combinación de la acción de masas con un programa político correcto. Esa fue la apuesta estratégica de Trotsky durante este período, sacando las lecciones revolucionarias de las batallas en curso, tanto al interior de la URSS como en el terreno internacional. Como señala en Mi Vida, a pesar de saber que se encaminaban hacia la derrota, preparaban el camino para futuras batallas.

La impostergable necesidad de la preparación estratégica

Hace unos años habíamos escrito, con el amigo Jonatan Ros, una polémica contra Eduardo Sartelli que, en un arrebato de pragmatismo, reivindicaba la “eficiencia” revolucionaria, igualando a Mao, el Che, Fidel Castro, los dirigentes vietnamitas, Lenin y Trotsky. Lo hacía sin poner en discusión las estrategias que guiaron esas intervenciones. Lo que los unía era el “éxito” en la conquista del poder. Bajo ese parámetro, se podía reivindicar el Trotsky de la toma del Palacio de Invierno pero no al que luchó, casi en soledad, contra la degeneración burocrática de la URSS en los 30’. En un debate con ribetes comunes, hace pocos meses Paula Schaller discutió en este post con Agustín Santella, acerca del voluntarismo que, en su opinión, implicó la fundación de la IV internacional en 1938.
Esta división entre los momentos de triunfos revolucionarios y los momentos de retrocesos implica dejar de lado las tareas preparatorias para los grandes combates. León Trotsky escribía, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, que “Si la relación de fuerzas desfavorable le impide mantener las posiciones conquistadas, por lo menos debe aferrarse a sus posiciones ideológicas, porque éstas expresan las costosas experiencias del pasado”. Precisamente la batalla dada en los años 20’ contra la política de la fracción dirigente en la URSS permite extraer lecciones programáticas y estratégicas para el futuro.
Hoy nos encontramos aún lejos de verdaderas revoluciones sociales. La excepción es el contradictorio proceso de Egipto. Pero rescatar el pensamiento de Trotsky, su método de abordaje de los grandes problemas de la realidad, su concepción estratégica, entre otras cuestiones, permite prepararse para esas batallas por venir.


[1] Para ilustrar este atraso es útil algo que señala Jean-Jacques Marie en Trotsky, revolucionario sin fronteras, acerca de los límites del gobierno soviético para confiscar de las joyas de la Iglesia en función de paliar el hambre existente. En abril del 22’ dirá Trotsky “el intento de confiscar los objetos de valor sin una prolongada preparación política y organizativa ha sufrido una derrota, aún en Petrogrado (...) frente a mi ventana hay una iglesia. De cada diez individuos que pasan por la calle (contando a todo el mundo, incluidos los niños), al menos siete, sino ocho se santiguan al pasar junto a ella. Y entre transeúntes hay muchos soldados rojos, muchos jóvenes” (pág. 263). A casi 5 años de conquistado el poder, la Iglesia Ortodoxa era capaz de movilizar a miles de personas en todo el país, para enfrentar la confiscación de sus objetos de valor.