jueves, 30 de mayo de 2013

La Córdoba de las Sotanas y el "baño de reconciliación"




Juan Pablo Aguilar
Militante del CeProDH

En las últimas semanas el régimen provincial cordobés da cuenta de ciertos fenómenos políticos que dejan ver de forma marcada un abierto y firme giro a la derecha del gobierno delasotista (si, aún más a la derecha). Entre ellos podemos nombrar haciendo un rápido recuento: Represión a los trabajadores de la TAMSE, represión en Cuesta Blanca y el paraje Piedra Blanca a luchadores sociales y persecución a sus abogados, el lanzamiento de un espacio político con el PJ disidente (muy bien analizado en el Post anterior), el fallo de la cámara III de apelaciones en lo civil y comercial cancelando la guía de abortos no punibles en la provincia y los dichos del Gobernador sobre "negociar las penas" con los genocidas enjuiciados. Analicemos más en profundidad estos dos últimos hechos por ser los más recientes:

Las Sotanas se asoman

En los últimos días la Cámara III de apelaciones en lo civil y comercial de la provincia dictó un fallo dando lugar a una acción de amparo presentada por el Portal de Belén, y suspendió la guía de abortos no punibles de la provincia, (la cual vale la aclaración ya era de por sí más conservadora que la guía a nivel nacional). Señalamos varias cosas al respecto: antes de entrar en el fallo en sí mismo, hay que analizar a qué se debe que haya sido dictado y una de las respuestas se encuentra detrás del escritorio donde se dictó la sentencia: uno de los camaristas y principal fundamentador del fallo es GUILLERMO E. BARRERA BUTELER quien además es, hoy en día, Vice-Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, bajo la gestión conservadora del Yanzismo encabezada actualmente por Marcela Aspell.
El camarista Barrera Buteler pertenece a la "Academia del Plata", que en su sitio web deja claro a qué intereses responde enunciando qué características deben tener sus miembros: "Se trata de incorporar a la Academia del Plata a aquellos intelectuales católicos que a juicio de sus pares, se han destacado en su vida profesional y en su participación en instituciones católicas, o han contribuido a través de su palabra o escritos a la defensa y difusión del pensamiento católico". Toda una declaración de principios que lejos de quedar en el "fuero interno" de este camarista se expresa en el fallo dictado, el que si bien no apela a elementos netamente religiosos hace una interpretación de los "valores" y "principios" que la constitución Cordobesa contiene, "sospechosamente" coincidentes con los argumentos del clero, para justificar este nefasto fallo que está por detrás de lo dictado por la Corte Suprema en el ya limitado fallo de "A. L. s/ medida autosatisfactiva" (que se limita a analizar los abortos no punibles existentes en el ordenamiento penal, sin avanzar ni pronunciarse sobre la profundización de los derechos de las mujeres a decidir, y pretendiendo zanjar sólo la cuestión referida a los embarazos en caso de violación). En el fallo, apelando a las garantías y derechos reconocidos por la Constitución Provincial, la Cámara deliberadamente hace pesar aquellas partes del texto que más le convienen para sostener su postura clerical y anti-abortista, incluso minimizando pronunciamientos internacionales sobre este derecho y la necesidad de su legalización para dar respuesta a la problemática de mujeres muertas por abortos clandestinos y buscando antecedentes nefastos como un pronunciamiento de la Corte Suprema mexicana citado en el fallo que expresamente dice “ni la dignidad ni ninguno de los derechos de la mujer se ve afectado por la protección de la vida a partir de la concepción, ya que de ninguno de esos derechos puede derivarse una libertad entendida como capacidad para decidir si desea o no interrumpir un embarazo, esto es, el derecho de abortar(...)”. Cita que literalmente establece que los derechos de la mujer deben ser limitados y tienen una suerte de supeditación a su "rol biológico de ser madre", algo que es totalmente retrógrado y repudiable.
Este fallo no sólo significa un retroceso en un avance mínimo logrado si no que responde también a un avance y envalentonamiento de sectores ligados a la Iglesia luego del clima pro-papal que levantaron los políticos de los partidos patronales (en primer lugar CFK, que por más progre que intente posar está unida a Bergoglio en su cruzada antiabortista).  En Córdoba, en los días posteriores a la elección de Bergoglio como Papa, el gobernador dijo en relación a las acusaciones que lo vinculaban con la dictadura militar: "El Colegio San Miguel (donde Bergoglio fue rector) estuvo siempre a favor de la vida de los que estaban con peligro de perderla y de los que estaban presos. Parece que algunos tienen el resentimiento en el ADN y no les permite disfrutar como todo argentino de buena voluntad de esta alegría”.
Lo que para el gobernador peronista es "una alegría", para los sectores populares se traduce en una carga por la creciente  influencia de la Iglesia católica sobre las políticas de Estado, intentando imponer sus valores conservadores. Y hasta se rumorea, en una marcada obsecuencia a estos aires religiosos, que el espacio político compartido entre De La Sota, Lavagna, De Narváez y Moyano llevaría a un Obispo a la elección del consejo de la Magistratura. Cuidado que de tanto chuparlos los cirios se gastan.

El "Baño de reconciliación"y los derechos humanos

Días después el gobernador De la Sota en una entrevista en Canal 26, donde entre otros temas se habló sobre su virtual candidatura presidencial en 2015 (algo que depende de los resultados de las legislativas de este año), declaró que una política acertada sería negociar la reducción de penas con los genocidas de la última dictadura en un intento de "dejar de mirar por el espejo retrovisor y avanzar" aclarando, acto seguido, que veía necesario "un baño de reconciliación" para el país. 
Quienes militamos por el enjuiciamiento de todos los responsables del genocidio perpetuado por las Fuerzas Armadas con apoyo de la clase dominante durante el periodo de 1976 y 1983 encontramos totalmente insultantes estas declaraciones y una burla cínica a la lucha por el esclarecimiento de los crímenes cometidos por los genocidas contra la clase obrera y el pueblo pobre. Esta cínica reedición de la teoría de los dos demonios, además de expresar las ideas de quien fuera histórico militante de la derecha peronista, hoy por hoy es un claro intento de atraer a los sectores de la clase media y alta disidentes con el Kirchnerismo por derecha. Pero mientras tanto Cristina, bastante alejada ya de aquella reivindicación de la militancia setentista que ensayó en los primeros tiempos del kirchnerismo, hoy busca a como de lugar recomponer la legitimidad de las fuerzas represivas. Al día siguiente de las declaraciones de De La Sota Cristina remarcaba la solidaridad y el trabajo conjunto que había realizado Gendarmería en la "distribución de ayuda" en la zona de las inundaciones de La Plata, cuando la verdadera ayuda provino de la solidaridad prestada por los estudiantes y los sectores obreros a los damnificados por ese claro crimen social,  intentando lavar de alguna forma la cara las fuerzas represivas, grandes beneficiarios de esta "década ganada" en la que vieron incrementado su presupuesto en un 1100% según la misma Cristina declaró en la apertura de las sesiones legislativas de este año.
Pero la provocación del Gobernador no se quedó allí, sino que además de pedir el “baño de reconciliación” (qué metáfora!!) señaló que Córdoba está comprometida con los derechos humanos y que no se debe perseguir ni considerar enemigo a quien piensa distinto. Le faltó decir "en Córdoba somos derechos y humanos", como la nefasta campaña publicitaria de la dictadura.
Pero claro, seguramente se está refiriendo a sus amigos de las multinacionales, con los que siempre tuvo muy buenas migas, porque se se refiere a los obreros, está claro que estos no gozan precisamente de ninguna libertad. Si no que le pregunte a los 19 trabajadores despedidos en la fábrica Volkswagen de la provincia que fueron echados de forma totalmente discriminatoria por ser fiscales, activistas o cercanos a la Lista 2, lista antiburocrática y opositora al SMATA encabezado por quien hoy es Ministro de Trabajo de la Provincia Omar Dragún. Obreros que hoy, en el mismo aniversario del Cordobazo, fueron brutalmente golpeados por una patota de la burocracia del SMATA, aliada de De La Sota, cuando fueron con sus familias a repartir volantes para contar su situación al resto de los trabajadores metalmecánicos. 
Si eso no es persecución a quien piensa distinto ¿Qué es? Una vez más De La Sota demuestra su cinismo y caradurez característicos, junto a su abierto e histórico anti obrerismo. 

Los derechos del pueblo no se negocian. Se defienden!

Más que nunca se ve necesaria la perspectiva, en esta Córdoba cada vez más a la derecha, de levantar e impulsar con toda la fuerza un organismo de Derechos Humanos independiente de los partidos políticos patronales que verdaderamente defienda los derechos de los trabajadores y sea una herramienta para su organización. ¿Por qué independiente? Por que ninguno de los partidos políticos patronales defiende los derechos del pueblo pobre y trabajador. Tampoco el Kirchnerismo cordobés que, por mucho que en la Córdoba reaccionaria intente ensayar un perfil democrático para ganar votos contra el delasotismo, es incapaz de ir hasta el final con cualquier demanda democrática: mientras los sectores K empezaron a denunciar la desaparición de Facundo Rivera Alegre (recién a su 4to mes de desaparición!!), a nivel nacional silenciaban completamente la desaparición de otro joven,  Luciano Arruga, a manos de la nefasta bonaerense; mientras los principales referentes K de la provincia se "escandalizaron" frente a las declaraciones de De La Sota sobre la reducción de penas a los genocidas, nada dijeron ante el Proyecto X de espionaje ilegal a los luchadores, ni cuando Cristina afirmó cínicamente  en el acto de La Plata que "Nadie puede desaparecer hoy en Argentina", justamente dicho en la ciudad de Jorge Julio Lopez desaparecido hace ya 7 años. A ningún funcionario K le incomodaron sus dichos el 25 de mayo en el acto de Plaza de Mayo afirmó que "Somos el gobierno que no reprime a un solo argentino", nada menos que con Gildo Insfran en primera fila, responsable directo de los múltiples asesinatos a  la  comunidad Qom en Formosa. Ninguno se sintió levemente perturbado por esa afirmación en el país de los 4.000 procesados por luchar, y los 22 asesinados en protestas sociales, a manos incuso de la burocracia asesina aliada del gobierno.
En esta provincia cada vez más reaccionaria, donde no hay ni siquiera libertad sindical, queremos poner en pie una gran corriente de abogados laboralistas que pongan su profesión al servicio de las causas de los trabajadores, aportando una herramienta legal y política que estos puedan usar en su defensa cuando lo necesiten. Queremos relanzar el CeProDH con el desafío de aportar a la organización de los trabajadores, porque sólo con su organización y  movilización, en alianza con el movimiento estudiantil, podrán conquistar todos sus derechos.

sábado, 25 de mayo de 2013

Aquí están, estos son, los soldados del patrón


Leonardo Nesta y Javier Musso

El pasado 7 de mayo, se presentó en sociedad el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (PECT). Lejos de mostrarse como la molécula de un nuevo laborismo de los ‘40 o incluso un PT a la brasilera, el PCET moyanista salió al ruedo con más características de colateral burocrática del peronismo disidente, que de engendro político al servicio de la casta sindical. Aun así, tanto el acto de lanzamiento, como el hecho en sí, quizás un nuevo momento en la ruptura de la CGT con el gobierno, contienen elementos para ser analizados y respondidos desde la izquierda revolucionaria.
Lo queremos analizar porque dentro del proceso de recomposición subjetiva que recorre al movimiento obrero de distintos países del mundo, con su expresión en argentina, en el inicio de ruptura de amplias franjas de trabajadores con el gobierno k, Moyano es una "versión" distorsionada de este proceso. A su vez, dentro de este fenómeno político extendido en Latinoamérica, queremos aportar para el análisis, una comparación con el proceso que se está desarrollando en Bolivia sobre todo de ruptura de la clase obrera con el gobierno de Evo, y donde, con una dinámica opuesta se está desarrollando la fundación de un Instrumento Político de los Trabajadores.

Camperas blancas, camperas negras, y Juan Domingo en tu corazón.

Desde aquel recordado acto en River, donde Moyano lanzo la consigna "un obrero a la Rosada" como forma digerible de decir un “burócrata al poder”, al cual  Cristina respondió, con un inicio de hostilidades, en el 2011 "no hay lugar en las listas para morochos", la pelea de Moyano con el gobierno tomo el carácter de un divorcio político. Dicha disputa se desarrolló atravesada por la crisis de sucesión k, su agotamiento como modelo y en el marco de un proceso, el genuino, de un sector de la clase obrera que puja por mantener las conquistas adquiridas durante los años de desvío K. Esto tuvo expresiones de masas en el paro de camionero, que puso al día la centralidad de la clase obrera desabasteciendo parcialmente la capital y, con el parazo del 20N donde sectores de masas del proletariado mostraron la disposición a pelear por sus reivindicaciones contra el gobierno.
En este marco, el lanzamiento del PCET da por cerrada, al menos mientras dura la coyuntura electoral, una etapa inicial de enfrentamiento donde el aspecto reivindicativo del Impuesto al salario levantado por la burocracia moyanista,  que entusiasmo a más de uno, era el eje. La política ahora es de desvío abierto y circunscrito al peronismo, donde el cálculo electoral y las movidas “por arriba”, darán el contenido a la contienda. La soledad de Micheli,  y el acto del 1º de mayo en la alianza con de la Sota, Lavagna, de Narváez muestran que la dinámica sigue este curso.
Efectivamente en esta primer etapa, entusiasmados por la capacidad de daño del sindicato camionero, muchos analistas comenzaron a tratar a Moyano como “la esperanza negra de la argentina blanca”  y se dedicaron a especular con la génesis que llevaría, o no, al camionero al sillón de la Rosada. El propio acto en sí, llamado en una fecha patria para la liturgia peronista, como el escenario, con un fuerte componente de cuero y gamuza y el conjunto de los oradores (Laburu, Schmidt, Facundito y Plaini) e invitados (Lavagna, de Narváez y Buzzi, entre otros), demostraban que se trataba de un acto político de la burocracia más rancia, con un alto contenido doctrinario.
La fundación de este partido tiene como premisa ser la base de maniobras para aportarle una estructura al peronismo disidente. Lejos está de alguna formulación cercana a un  PT de Lula, en sus inicios un partido obrero-burgués, ni tampoco del laborismo de Cipriano Reyes,  en principio, por su composición esencialmente de burócratas de todo tipo, a pesar del componente camionero, como así también  por la ausencia de un programa y estatutos claros. El PCET de Moyano no clasifica ni siquiera como partido obrero burgués. Sólo cabe catalogarlo como colateral burocrática del peronismo disidente. Una de las tres B que necesita todo proyecto peronista para funcionar en términos “normales”. De ahí la incomodidad de Schmidt cuando en su discurso planteó la extrañeza de tener que fundar un partido nuevo. Parafraseando a la propia burocracia, Moyano renuncio al PJ pero no al peronismo, por eso la continua referencia, en cada uno de los discursos, al general, al movimiento obrero y a la militancia política, combina la intención, por un lado, de aportarle una estructura militante a la aún invertebrada oposición y, por el otro, de responder, desviando y conteniendo, a la politización de masas en el MO y el proceso de ruptura que mencionamos arriba. Los trabajadores y los jóvenes que son llamados a militar, a poner la política como fundamento de la vida, son convocados, en definitiva, para mantener el orden capitalista en todos sus aspectos, desde el dominio y la explotación del burgués, hasta la existencia de una casta gusana que vive de nuestra sangre, sobre la precarización, el trabajo en negro y la terrible vida del joven trabajador, nada dicen.

Con gas, sin gas, mineros en La Paz 

Así cantaban miles de mineros que se enfrentaban a la represión  con balas y gases en Bolivia. En Argentina, como en distintos países de Latinoamérica, se demuestra una experiencia del movimiento obrero con los gobiernos posneoliberales. La fundación del PCTE es una expresión distorsionada de este proceso en Argentina, pero como colateral burocrática del peronismo disidente. Radicalmente distinto es el proceso que se viene dando en Bolivia respecto al Instrumento Político de los Trabajadores impulsado desde la COB. El punto de comparación, si hubiera alguno, está en la base del proceso (la ruptura con los gobiernos posneoliberales) y no en la dinámica, que va por senderos distintos. La experiencia del movimiento obrero boliviano con el gobierno de Evo Morales es previa: la rebelión de los fabriles en el 2010, las luchas salariales en el 2011 y 2012, la lucha de los salubristas en el 2012 contra la reforma de tinte neoliberal del MAS. Sin embargo, las "jornadas de mayo" son un salto en calidad. Durante dos semanas la clase obrera estuvo en el centro de la escena con sus destacamentos de vanguardia: los mineros de Huanuni, fabriles y magisterios.

Pero esta jornada de lucha está atravesada por una importante discusión en la vanguardia obrera, que es la fundación de una herramienta política propia de la clase obrera. A diferencia del PCTE, fundado desde arriba para que los trabajadores vayan detrás de algún proyecto burgués, en el proceso de fundación del IPT se desarrollan tendencias contradictorias. Por un lado la burocracia que dirige la COB (que tiene divisiones en su interior), cuyo objetivo es fundar un PT que sea una colateral del MAS o de máxima una oposición que haga "presión" sobre el gobierno. Con un programa de independencia política pero que en los hechos era papel mojado. Al igual que en Argentina, podríamos decir que este proyecto de la burocracia de Trujillo es una expresión distorsionada del proceso de ruptura de la clase obrera con Evo que se empezó a dar desde el 2010. Pero la burocracia sindical en Bolivia mantiene una diferencia respecto a la burocracia sindical peronista en Argentina, que responde a otra "tradición" o a otra forma de estar integrada al Estado. Históricamente las distintas burocracias que dirigieron la COB no se integraron a ningún partido de gobierno (aunque sí hubo burócratas como Lechín que ocuparon cargos en el Estado). Más bien actuaron corporativamente como "partido sindical" integrados al régimen, actuando como sector de presión.
Pero la diferencia central con el proyecto del moyanismo radica en la otra tendencia que se desarrolla al interior del IPT y es que en Bolivia existe una vanguardia organizada al interior del movimiento obrero que ocupa un lugar estratégico como son los mineros de Huanuni. Esta vanguardia no pudo ser desconocida por la burocracia si tenía el objetivo de fundar un Partido de los Trabajadores desde la COB. La participación de estos sectores, junto con los magisterios, fabriles y salubristas le dan otro contenido al IPT. Un partido que puede surgir orgánicamente en la clase trabajadora. 
Estas tendencias opuestas se expresaron en la intervención en las Jornadas de Mayo y deben ser parte de las lecciones centrales de cara al II Congreso del IPT en Oruro: o se conforma un partido obrero burgués que actúe como presión al gobierno de Evo, golpeando para negociar, actuando corporativamente como "partido sindical" sin el objetivo de que los trabajadores se hagan del mando, o la vanguardia obrera que demostró en toda Bolivia una gran disposición a la lucha se impone sobre la burocracia y los sectores masistas al interior de la COB, pudiendo ser el embrión de un Partido Revolucionario en Bolivia. Esto también depende la influencia que consigamos los revolucionarios en dicho proceso.
Para ir en ese camino, tanto estas jornadas como la gran historia de lucha de clases del proletariado boliviano tienen que servir de experiencia para esta clase trabajadora que se empieza a recomponer subjetivamente desde la gran derrota de mediados de los ‘80. En primer lugar se demostró la posición estratégica de la clase obrera respecto a los "movimientos sociales", con capacidad para paralizar los principales engranajes de la economía haciéndoles perder millones a los capitalistas. Así también lo demostró el parazo del 20N en Argentina. Pero esa enorme potencia pierde profundidad si se queda en demandas reivindicativas como quiere la burocracia de la COB. El IPT se debe dotar de un programa y una estrategia que haga carne la alianza de los trabajadores con los campesinos, pobres urbanos y estudiantes, un gran límite de la dirección de la lucha y por ende de la propia dirección provisoria del IPT que en esta pelea brilló por su ausencia. 

Independencia de clase y hegemonía proletaria

El contrapunto desarrollado en este post plantea como conclusión que los procesos en curso en el MO mundial necesitan de una política revolucionaria para desarrollarse y triunfar. A distintos niveles, tanto el planteo de independencia de clase, como el de hegemonía política tienen el fundamento en el curso de la lucha de clases mismas, en otro nivel, la unidad de las filas obreras, sobre todo en Argentina, y con la juventud trabajadora (ampliaremos), juega un rol vital para organizar a los trabajadores, pero queríamos concentrarnos en estos dos primeros, para dar cuenta de, que la imperiosa necesidad de hacer política orgánica en el movimiento obrero, aunque difícil y contra la corriente, es la tarea central para todo partido que se proclame por la revolución socialista. 
En Bolivia, el Pacto militar-campesino fue la base de la dictadura de Barrientos en 1965, que posibilitó la derrota definitiva de las conquistas de la Revolución del ‘52. La vanguardia obrera estaba dotada del programa más avanzado que dio el proletariado latinoamericano, las Tesis de Pulacayo. Pero no contó con una herramienta política, un partido revolucionario, que tuviera una estrategia de ligar a los poderosos mineros con la mayoría campesina e indígena. Una política hegemónica para unir a la nación oprimida, levantando las reivindicaciones propias de cada sector y tirar abajo el gobierno del MNR imponiendo un Gobierno obrero. Que la vanguardia obrera boliviana logre imponerse sobre la burocracia de Trujillo implica desarrollar esta alianza, como uno de los puntos centrales de la estrategia revolucionaria en Bolivia.
La solidaridad que brindaron los indígenas y campesinos del TIPNIS en las Jornadas de Mayo, puede ser un embrión de esta alianza expresada en la conformación del propio IPT con espacio para estos sectores. Que distinto hubiese sido si la dirección provisoria del IPT hubiese impulsado acciones de solidaridad en el movimiento estudiantil, en sectores campesinos y originarios, llevando adelante bloqueos en toda Bolivia para que la lucha triunfe. Desarrollar esta alianza estratégica es una tarea fundamental que debe pelear la vanguardia obrera contra la dirección provisoria del IPT.
En Argentina no está descartado, hipotéticamente  que en el proceso de ruptura de sectores importantes de la clase obrera con el gobierno, puedan surgir intentos de PT por parte de la burocracia peronista, que a diferencia del PCTE de Moyano, se dé como un proceso orgánico, aunque no vemos en el horizonte esta tendencia, es necesario reflexionarla como ejercicio político  Otra posibilidad es que, pos elecciones, la relación de estas franjas del movimiento obrero con el gobierno, y junto con ello Moyano, pueda tomar una nueva dinámica beligerante, pero sin dudas que cualquiera de las opciones de la burocracia dejara afuera a un sector enorme de la clase, los precarizados, de sus reivindicaciones, y llevara a otro, los sindicalizados en blanco, tras una variante burguesa, entre las tareas inmediatas la unidad de las filas y la independencia de clase toma un rol preponderante.
Desde una perspectiva político/ideológica,  estas variantes políticas, plantean la necesidad de una clarificación político-ideológica del peronismo como una herramienta al servicio de la burguesía, por la conciliación de clases. En este sentido estaremos entregando una serie de posts, a modo de apuntes generales, donde desarrollemos a grandes rasgos, la génesis del movimiento obrero argentino que cuenta con una de las tradiciones de lucha y organización más importantes de Latinoamérica y lejos está de la caricatura que ofrece el peronismo y sus ideólogos, endilgándoles al Movimiento Obrero no ya su nacimiento ligado a la figura de Perón, sino incluso una naturaleza peronista a su conciencia. 
Por otro lado, como decía Trotsky, la clave de la organización independiente del proletariado en partido político, está en la intervención que tengan los revolucionarios en los sindicatos y el peso de esta fuerza subjetiva en ellos. Entonces, sea la variante, poco probable en esta coyuntura, de un PT surgido de la clase, u otra, más probable de desarrollo político del proceso de ruptura política con los K,  la clave para los revolucionarios es como desde hoy empezamos a desarrollar células y agrupaciones por fábricas que estén preparadas para dar esta batalla de manera orgánica. Los triunfos en Lear, Latin Grafica, la lucha dada en Pepsico, las listas opositoras en el Suteba, el FURA de Neuquén, el Sindicato Ceramista de esa provincia, la lucha por la democracia sindical en VW Córdoba y las decenas de agrupaciones de jóvenes precarizadxs que impulsamos desde el PTS son un punto de apoyo inicial, pero importante, para esta tarea de enorme envergadura que nos toca como marxistas.


Diez años de kirchnerismo. El triste devenir del intelectual K (o como justificar lo injustificable)



Eduardo Castilla

Las imprentas no han dejado de funcionar para imprimir las miles páginas que dan cuenta de estos diez años. El kirchnerismo posiblemente pasará a la posteridad como uno de los más duraderos movimientos políticos de la historia argentina. De allí que en su momento no hayan faltado quienes llegaron a elucubrar la (bastante) exagerada idea de un “Tercer movimiento histórico”. Pero el declive actual, con los escándalos de corrupción de capitalistas amigos y los límites para emparchar el llamado “modelo”, ponen de manifiesto que no será ese el devenir del movimiento nacido hace una década.
Los balances versan necesariamente sobre todo. Como dice mi amigo Fernando Rosso, se han publicado infinidad de números en los cuáles es difícil no extraviarse. Aquí se escribe un balance desde la izquierda, poniendo sobre el tapete los profundos límites en aquellos tópicos donde el gobierno quiso construir su relato. En este post, humildemente pretendemos trazar algunas líneas sobre la deriva (y la actual crisis) de los intelectuales K, que han sido (y lo siguen siendo) parte fundamental del intento de construcción del relato (o de los múltiples relatos) que contuviera, dentro de los marcos de la coalición gubernamental, a parte importante del progresismo local.

La “tragedia” del intelectual K

Si Milcíades Peña, en su más que recomendable Historia del Pueblo Argentino, apuntó a Sarmiento y Alberdi como figuras trágicas del pensamiento nacional, podríamos tal vez usar la misma figura para los intelectuales K. Peña escribió que “nada hay más iluminador sobre la naturaleza de las clases dominantes argentinas (…) que el desencuentro cada vez más acusado entre ellas y los dos hombres que dedicaron su vida a elaborar un programa de desarrollo nacional”.
Salvando las obvias distancias entre Sarmiento, Alberdi y la actual generación de intelectuales afines al gobierno nacional, podríamos decir que nada ilumina más los límites del kirchnerismo (como fracción política de la clase dominante) que la permanente “traición” a las falsas ilusiones de la intelectualidad K. Pero si Sarmiento y Alberdi murieron alejados de la oligarquía que crecía oliendo a bosta, la actual generación que encuentra una de sus expresiones en Carta Abierta, prefiere aceptar los aromas fétidos con tal de seguir respaldado el “proyecto”. Exploremos algunos tópicos que constituyen nudos del “relato”. Nudos que podríamos calificar de “gordianos”, que no han sido desatados ni lo serán bajo el kirchnerismo.

De la “pelea por la renta” a la (no) “democratización”

Allá por fines del año 2008 Ricardo Forster escribía que “en la Argentina se volvió a discutir la olvidada cuestión de la renta y de su distribución (…) se llegó a revisar el concepto mismo de riqueza”. A pesar de la derrota de la Resolución 125, la épica kirchnerista rebosaba de fuerza. Se venía de la batalla contra la oligarquía golpista. Esa misma que tantas veces había irrumpido en la historia nacional que imponer sus intereses. El kirchnerismo desafiaba a los poderes existentes.
Pero esas batallas por la “igualdad” que debían constituir el núcleo del programa democrático del kirchnerismo pronto empezaron a ser la sombra de sí mismas. Si 2008 fue un año memorable donde se discutió “la renta” extraordinaria de las patronales del campo, 2009 dejó de serlo y ya nunca más volvió al debate. Desde ese año, la renta de la “oligarquía golpista” siguió indemne.
De la batalla por la “renta” se pasó a la pelea contra la Corpo mediática. Esa expresión de “la nueva derecha” en la era de la Sociedad del Espectáculo (al decir de Forster) que anida en los grandes medios de comunicación. Fue la “épica” de la Ley de Medios contra Clarín que tuvo su Waterloo en el 7D. Allí las fuerzas mancomunadas del “modelo”, la juventud militante de La Cámpora y los movimientos sociales se estrellaron contra…una medida cautelar. Como dijimos en su momento nada pasó el 7D y no podía pasar porque la política de “luchar contra la Corpo” se reducía, simplemente, a crear una corporación mediática propia mientras se presionaba a una reestructuración administrativa a Clarín. Clarín no se “puso nervioso”. No era necesario.
Detrás de Clarín estaba la “corporación judicial”. Esa se convirtió en la nueva “batalla ideológica” en defensa de la democracia y contra las corporaciones. Pero esta batalla truncó antes de empezar. Apenas si vimos alguna que otra bala perdida. Como una derrota  auto-infligida, el gobierno pactó con la Corporación judicial garantizando que los fondos millonarios que maneja la Corte Suprema siguieran bajo su control, entre otros pequeños detalles.  
De conjunto, la “batalla por la igualdad” cedió su terreno progresivamente a una mejor negociación con las corporaciones, síntoma del “fin de ciclo K”. Martín Rodríguez en el último número de Le Monde Diplomatique, haciendo un balance del kirchnerismo, afirma que “si el campo es la oligarquía pero lo cuentan como si fueran Los Ingalls, entonces hay que ir por quienes lo cuentan: ¿Qué te pasa Clarín? Y si Clarín es el monopolio de sentido, entonces habrá que serruchar la rama que lo sostiene: el Poder Judicial en el cielo de las cautelares”. Pero “olvida” decir cuál fue el resultado de estas múltiples incursiones del gobierno. El gobierno fue y no fue por todos. Fue por todos y no fue por ninguno. Las “batallas” terminaron en nada. Hoy, la lucha contra la oligarquía sojera es un recuerdo tan del pasado como los aviones Pulqui; el 7D, la fecha de una farsa montada para salir del atolladero de fines del 2012; la “democratización de la justicia”, una ley acordada con la Corpo Judicial para no tocar nada de lo esencial.

La Igualdad en el reino de las abstracciones

Martín Rodríguez dice, en el mismo artículo, que el kirchnerismo inaugura la lógica de la “transición permanente”. Más bien podríamos afirma que, en los últimos años, en las peleas duras, hemos asistido a la “capitulación permanente”. Si, a pesar de eso, los intelectuales K siguen brindando su apoyo, esto conlleva una progresiva fuga de la materialidad. Así, las mismas nociones de igualdad y libertad que pregonan como sustento del accionar del kirchnerismo se encuentran en el reino de las abstracciones.
Diego Tatián, en el último número del Ojo Mocho, afirma que “Lo que ocupa el centro del actual litigio político e intelectual en Latinoamérica es la cuestión de la igualdad”. Pero renglón seguido nos aclara (repitiendo textualmente lo escrito en el libro Lo Impropio) que “Igualdad no es en primer lugar una más justa redistribución de bienes sino un reconocimiento más intenso y más extenso de las personas como fuerzas productivas del pensamiento (palabra en la que incluyo aquí las acciones políticas) acerca de lo justo”. De afirmaciones de esta índole es posible concluir porqué la intelectualidad que se afirma ligada al “modelo” es incapaz de plantear la perspectiva de verdaderas transformaciones que conlleven modificaciones sustanciales de la desigualdad.
Las tres millones de familias que carecen de vivienda propia en el país no estarán felices de entrar en el terreno de la “igualdad” concebida como “reconocimiento de las fuerzas productivas del pensamiento”, mientras CFK goza de la propiedad de 12 departamentos y 6 casas entre otros bienes inmuebles. Tampoco quiénes fueron brutalmente reprimidos en Ledesma y en el Parque Indoamericano sólo por ese reclamo.
El tercio de la clase trabajadora que se encuentra en situación de informalidad, después de diez años de kirchnerismo, no podrá objetar nada mientras se le brinde la oportunidad de “pensar acerca de lo justo” y tenga la “gentileza” de no quejarse ni luchar por sacarse de encima a connotados burócratas sindicales kirchneristas como Gerardo Martínez o Antonio Caló.
Los pobladores QOM del Chaco y Formosa que sufren las brutales represiones de los gobernadores kirchneristas, no dejaran de sentir los terribles límites de esta igualdad pregonada por los intelectuales afines al gobierno, mientras pelean por defender sus territorios ante el avance irrefrenable de los empresarios sojeros, verdaderos “ganadores” del modelo K.
La Igualdad (que se transformó en una fuerza política motriz en la revolución burguesa a fines del siglo XVIII) se vacía así de todo contenido para convertirse en valor etéreo. Esto no tiene nada de sorprendente si se analiza el recorrido del kirchnerismo. A pesar de un crecimiento a “tasas chinas” durante los años 2003-2008 y una recuperación importante durante 2010-2011, los elementos más profundos de atraso no lograron ser revertidos.
Luego de la crisis del 2009-2010, las “tendencias a la igualdad” que tendía a construir ideológicamente el kirchnerismo, dejaron paso al “Nunca menos”, eslogan (o “nombre” como les gusta decir a los intelectuales que aquí criticamos) que puso en evidencia un techo ya construido para el bienestar del pueblo trabajador. El Nunca menos fue el punto final de la batalla por la igualdad. Abusemos una vez más del trabajo del amigo Rosso que en este post da algunos números de la década K que evidencian la falsía del discurso intelectual kirchnerista.  

La Libertad bajo recorte

La intelectualidad kirchnerista construyó su relato de la “Libertad” en estos años bajo un doble postulado: el juzgamiento a los genocidas y la no represión de la protesta social. Estos fueron los componentes de una democracia que, como escribió Forster, recupera el conflicto y la lucha por la igualdad. Contra el “republicanismo” de la derecha opositora y sus intelectuales afines, se trata de una democracia donde “el movimiento, la subversión, la conmoción y los inesperado” son una “fuerza vital” de la misma.
Pero al igual que ocurre en el terreno de la tan mentada pelea por la Igualdad, la Libertad también se fue desdibujando y la “irrupción de lo inesperado” se transformó en un  problema de agenda permanente para el gobierno nacional. El kirchnerismo, volviendo sobre su propio discurso inicial, convirtió a la protesta social y a la acción directa de los trabajadores y demás sectores, en uno de sus blancos favoritos. Basta repasar los discursos de CFK en los últimos  años para encontrar una mención casi permanente condenando los cortes de ruta o los paros del movimiento obrero. Basta recordar aquel discurso de apertura de sesiones del Congreso donde fustigó abiertamente contra los “privilegios docentes” que no son tales. Si en su etapa de gobierno “de desvío” construyó una discursividad que hizo creer, a propios y ajenos, en la posibilidad de un gobierno que no reprimiera la protesta social, ese montaje pasa, cada día más, al baúl de los recuerdos.
Lo evidencia la creciente bonapartización del gobierno nacional, expresada a través del aumento de los mecanismos represivos. La sanción de la Ley Antiterrorista, el creciente procesamiento de luchadores populares, el espionaje de Proyecto X y los policías infiltrados en organizaciones sociales y políticas populares y de izquierda son parte del paisaje en la era K, verdaderos síntomas de la “reversión” de la “democracia con apertura”.
Pero además, y como se ha explicado aquí, el kirchnerismo siguió jugando un sutil juego de equilibrista, apoyado en los viejos poderes consagrados bajo la “democracia menemista”. Allí está la brutal evidencia del asesinato de Mariano Ferreyra, llevada a cabo por las bandas de la burocracia pedracista, no muy distinta a la burocracia que campea en la mayoría de los gremios. Ese asesinato constituyó un crimen en defensa del statu quo de las relaciones laborales impuesto bajo el neoliberalismo e inalterado bajo los casi ocho años (en ese entonces) de gobierno K. Asimismo, la persecución y la represión en las Comunidades QOM por gobernadores que son parte del “proyecto” (y las cuáles nunca fueron claramente condenadas por CFK) expresan ese entramado de relaciones políticas donde anida el poder real bajo el kirchnerismo.
Así, dentro de los enormes límites que impone, de por sí, la misma democracia capitalista, el gobierno que vino a permitir recuperar el papel “del conflicto” se corrió abiertamente hacia el control y el freno del conflicto social, hacia la persecución abierta, hacia la alianza con las burocracias sindicales que todos estos años contuvieron al movimiento obrero y sus luchas.

El “momento de cierre” y la obsecuencia hasta el final

A principios de este año, luego de los afanosos meses que siguieron a los cacerolazos y al enorme paro nacional del 20N, algunos intelectuales K afirmaban “percibimos un inquietante y riesgoso “momento de cierre”, desde el que, por ejemplo, se blanden y exigen posiciones subjetivas de “apoyo incondicional” (…) Exigencia de cierre de la cadena de articulación subjetiva que suele  ampararse en la objetividad de lo hasta aquí conseguido”.
Si en ese momento los intelectuales afines al modelo, rechazaban la exigencia del “apoyo incondicional” los meses que han transcurrido parecen haberlos convencido de lo contrario. Empezamos este post horas antes de que saliera a la luz la Carta Abierta nº13 bautizada, con toda solemnidad, como “Los Justos”. Allí, una vez más ratifican su total compromiso con el gobierno nacional, a pesar de las enormes acusaciones que se tejen en este momento sobre la figura de Néstor Kirchner. Lo que está en juego, por decirlo de alguna forma, es la figura política sobre la cual construyeron un manto mítico de abnegación y de sacrificio.
“El nombre de Kirchner vino a romper una continuidad malsana, vino a desequilibrar la marcha regular hacia la barbarie de un modelo económico-político que, desde mucho tiempo atrás, no sólo venía ejerciendo su poderío sobre la vida material de los desposeídos, sino también había logrado capturar los núcleos más profundos y decisivos de la vida cultural” escribe Forster en la página 20 de Litigio por la democracia. Su nombre “habilitó el regreso (…) de lenguajes emancipatorios extraviados entre las derrotas y los errores”.
Los golpes al nombre de Kirchner son los golpes al relato construido (y reconstruido constantemente) desde aquel 27 de octubre del 2010. El relato que garantizó que la épica, cada vez más degradada como señalamos antes, siguiera moviendo las ruedas del kirchnerismo. La Carta Abierta nº13, sin ambages, señala que ¿Vivimos en sociedades sin corrupción? Esto no es posible afirmarlo. Pero es posible decir que la corrupción más importante (…) es la que ocurre en las grandes transacciones capitalistas en materia de estructuras financieras ilegales, circulaciones clandestinas”. La afirmación es una verdadera acta de acusación contra el kirchnerismo. ¿El gobierno es corrupto? No tiene importancia, hay una corrupción mayor, la de los empresarios. Y los empresarios, que según afirmó repetidas veces CFK, “se la llevan en pala”, ¿al abrigo de qué gobierno pueden actuar de manera corrupta?  
Son preguntas que no serán respondidas. Como tampoco serán respondidas las preguntas por la igualdad material real, las preguntas por la criminalización de la protesta social, sobre la alianza con los Martínez y los Caló, sobre la coalición con los Gioja, los Insfrán y los Capitanich. La intelectualidad kirchnerista ha optado por los conceptos fuertes (Igualdad, Libertad, Justo) a costa de vaciarlos de contenido social. Ha optado por las abstracciones en su objetivo de justificar lo “realmente existente”. Ha optado por la “prudencia y la cautela como cualidades políticas” a costa de no criticar la herencia neoliberal que aún persiste, tras un década “ganada”.
El fin de ciclo kirchnerista trae nuevos actores y nuevas tareas. Si hace una década el kirchnerismo pudo imponerse y constituir una cuerda para salvar al endeble capitalismo argentino, su crisis actual abre la posibilidad de retomar ese camino que iluminaban las barricadas que ardían en Plaza de Mayo en aquellas Jornadas Revolucionarias de Diciembre del 2001. Que esas fogatas vuelvan a arder, con más fuerza y atizadas por los trabajadores y el pueblo, es una tarea impostergable. 

lunes, 20 de mayo de 2013

El “fantasma del trotskismo” y la huelga de la COB (o sobre las límites del gobierno de Evo Morales)




Eduardo Castilla

Hace más de 150 años Marx y Engels empezaban su célebre Manifiesto invocando al fantasma del comunismo que recorría Europa y asustaba desde el Zar hasta Guizot, pasando por Metternich entre otros. Hoy podría decirse que el fantasma del trotskismo asusta, una vez más, a los gobiernos que emergieron en América Latina tras la crisis del neoliberalismo. Ese fantasma y no otro, es el que invocó hoy, en su discurso en Cochabamba, el vicepresidente García Linera, cuando acusó a la dirigencia trotskista de tocar las puertas de los cuarteles “para promover golpe de Estado”. Extraña acusación viniendo del gobierno que puso en funciones en la embajada de Argentina a un militar que estuvo durante más de 30 años al servicio de la fuerza aérea, es decir que pasó por los gobiernos de Sánchez de Lozada y Carlos Mesa entre otros. Extraña afirmación viniendo de un gobierno que garantiza a las fuerzas represivas cobrar el 100% de jubilación, no así a los trabajadores.
La acusación de golpista hacia el trotskismo no es nueva ni original. En la Argentina varias veces, bajo los gobiernos de Néstor y Cristina, Aníbal Fernández, un inefable especialista en el macartismo local, se convirtió en especialista de acusar a dirigentes trotskistas de incendiar formaciones de trenes o destruir las estaciones. La demonización del trotskismo es un recurso fácil para gobiernos que tienen que enfrentar la emergencia de la bronca popular por sus enormes límites para dar solución duradera a problemas profundos que viven las masas.

Los límites del gobierno de Evo

Quedan en evidencia, como ocurre en Argentina y en Venezuela a distintos niveles, los límites económicos y sociales de los gobiernos posneoliberales. Gobiernos que emergieron para canalizar el enorme ascenso de masas de principios de este siglo y el descontento con los partidos patronales que habían implementado los planes ideados por el FMI y el capital financiero internacional.
En Argentina, el fin del “nunca menos” se expresa crecientemente en los techos a las paritarias, el “blanqueo” de dólares para los especuladores y una política de no tocar los intereses de los grandes capitalistas. En Venezuela, el gobierno de Maduro llevó adelante dos devaluaciones de la moneda desde fines del año pasado. Una parte del caudal electoral que se trasladó a Capriles es el resultado de esa política que tiene poco de socialista y mucho de burguesa.
Las movilizaciones en Bolivia están evidenciando los límites del gobierno de Evo para tocar aspectos del andamiaje estructural del país. La ley de pensiones que propone no toca el nudo del sistema implementado por Sánchez de Lozada en 1997, no modifica los miserables aportes patronales (que están en el 3%) ni la base individual del sistema. El gobierno se niega a tocar los intereses de los capitalistas. Aquí se señala que “si los patrones y el Estado aportaran al menos 6% y 2%, respectivamente, todos podrían jubilarse con el 100% de su salario”
Otro ejemplo brutal lo ponen los mismos “defensores” del “capitalismo andino-amazónico”. Como se afirma en esta nota (completamente imparcial y llena de suspicacias contra la COB y las organizaciones obreras) “en Bolivia existe un trabajo informal del 75%, según informó el propio ministro de Economía”. No está de más recordar que Evo pelea por ser electo por tercera vez en 2014. Es decir, el altísimo nivel de precarización laboral (o informalidad) no puede ser atribuido a la “herencia neoliberal”.

Un “fantasma” con cierta carnadura

Las acusaciones contra el trotskismo y sus alianzas con la derecha no son nuevas en la historia de la lucha de clases. El arsenal estalinista ha dado sobradas muestras de proveer este tipo de calumnias y acusaciones. El maoísmo (un estalinismo de segunda época) no dejó de lado este tipo de acusaciones. La “tradición” maoísta de García Linera posiblemente colaboró en las declaraciones de esta tarde.   
Pero el “fantasma del trotskismo” tiene sus raíces en la lucha independiente de clase obrera. El fantasma es la clase obrera movilizada, superando los límites que quieren imponerle gobiernos nacionalistas burgueses que, más allá de su retórica populista, defienden los intereses de clase de los capitalistas. El trotskismo es el “fantasma” de la clase obrera actuando de manera independiente de las burocracias sindicales, que hacen lo imposible por regimentar su acción o limitarla al plano de las demandas corporativas.  
Algo de ese fantasma se está viendo en las calles de Bolivia. Como se señala acá “también se está produciendo un fenómeno nuevo, que no se daba ni siquiera en la época de los levantamientos nacionales del 2000-2005, como ser la huelga y el paro de labores en las fábricas y en algunas empresas de servicios. El ejemplo lo dio Huanuni con una huelga que está afectando a la COMIBOL (Corporación Minera de Bolivia), además de ser un poderoso ejemplo para el resto de los trabajadores del país”. La enorme huelga de la COB tiene entre su vanguardia a los mineros como se señalamos acá y a los integrantes del Magisterio que hoy lunes, se movilizaron a pesar de la política de la dirección de la COB de intentar negociar sin acciones.
Por su parte, Evo convocó a las movilizaciones de sus bases de campesinos  y pueblos originarios. Movilizaciones que esta tarde llenaron las plazas de Cochabamba y La Paz entre otras ciudades, poniendo de manifiesto una política gubernamental de utilizar a las organizaciones campesinas contra las acciones obreras. El pretendido “golpismo” que enarbola la dirección del MAS es una maniobra para impedir el desarrollo de la lucha obrera y para no tocar las ganancias de las grandes empresas. La consecuencia de la negativa a tocar el interés de los capitalistas es una política potencialmente fratricida, de peleas entre sectores oprimidos y explotados como los campesinos y los trabajadores, como se vio hace pocos días en Potosí.
Quiénes acusan el pretendido “golpismo” de la COB se niegan a ver que es precisamente esta negativa a tocar los intereses de la clase capitalista lo que abre el camino al desarrollo de sectores que puedan atacar abiertamente la movilización social y las medidas de lucha. La misma declaración del paro como ilegal, que realizó el gobierno el fin de semana, abre las puertas a despidos de trabajadores por parte de los capitalistas.
Precisamente sólo una salida desde el programa del trotskismo, que rompa abiertamente las ataduras del país al capital, tanto extranjero como nacional, podrá poner el conjunto de los recursos de la nación en función de dar salida a los problemas profundos de las masas obreras y populares. Si el “fantasma” del trotskismo logra hacerse plenamente carne, en una organización revolucionaria que sea capaz de pelear por la conquista del poder y la revolución socialista, será posible retomar y finalizar las tareas abiertas por la Revolución del 52’, la de liquidar el capitalismo de conjunto y poner de pie un verdadero gobierno de los trabajadores, el pueblo pobre, los campesinos y los pueblos originarios. 

sábado, 18 de mayo de 2013

El genocida que no se arrepintió. Apuntes sobre la muerte de Videla



Eduardo Castilla

Seguramente muchos la sentimos, como la sintió el amigo Turco, pero casi ninguno lo dijo. La hipocresía ganó nuevamente los medios y al conjunto de la casta política. En ese marco, no faltaron quienes intentaron igualar a Videla con los Kirchner como lo hizo la insufrible Laura Alonso, exponente de raza del gorilaje local.
Tampoco quienes quisieron hacer de Videla el “emergente de la época” como si las sociedades fueran un bloque sólido completamente homogéneo. La “cultura autoritaria” de Lanata parece ser el patrimonio de los millones de argentinos, como si no hubiera habido una brutal actividad de persecución, secuestro, torturas y asesinato. Videla no fue un asesino suelto y en eso tiene razón. Pero fue la cara visible de un proceso de genocidio contra una franja de la sociedad. La figura de genocidio remite necesariamente a un plan premeditado, a un accionar consciente, a la planificación de la desaparición de un sector de la población. No hay “cultura autoritaria”, hay instituciones que cumplen la función de normativizar la sociedad en función de los intereses de una minoría. Hay dominación de clase y normalización de clase.    

El genocidio fue de clase. La franja social que fue perseguida, torturada y desaparecida estuvo integrada en su mayor parte por la clase trabajadora y el pueblo pobre. No fue un grupo étnico sino un grupo social. El genocidio buscó liquidar  a una clase obrera que, con sus métodos de lucha, empezaba a poner en cuestión el conjunto de dominio de la clase capitalista. Una clase que había sorteado la dictadura de la llamada Revolución Argentina, que empezaba a superar ese escollo político-ideológico que era (y es) el peronismo, que amenazaba la propiedad privada capitalista con cada toma de fábrica.
Precisamente por eso no se puede dejar de nombrar el protagonismo de clase de los capitalistas. Si hubo un genocidio, hubo un plan para llevarlo adelante. Quiénes escriben y cronican hoy sobre la muerte de Videla, omiten mencionar que muchos centros clandestinos de detención funcionaron dentro de empresas. “Olvidan” mencionar al empresariado argentino como motor de ese genocidio. El plan económico de Martínez de Hoz es la mejor expresión de ese carácter de clase.  La estructura social y económica “heredada” de la dictadura se mantuvo y profundizó durante el menemismo para no alterarse sustancialmente bajo la Argentina kirchnerista. Néstor ordenó descolgar los cuadros, pero dejó intacto el dominio del gran capital imperialista sobre el país que los rostros de aquellos cuadros pusieron en escena.

Nunca se arrepintió. Videla encarnó, a su manera, el “carácter urgente” del golpe militar, la situación sin alternativas, su “necesariedad” para la clase dominante. Al igual que Menéndez, siguió justificando el Golpe hasta último momento de su vida. ¿Cuál es la lógica del no-arrepentimiento? ¿Se puede negar que, desde el punto de vista de la clase capitalista, fuera la única salida posible? El Golpe militar tenía una misión de carácter fundamental para la clase dominante: el aniquilamiento de una generación que amenazaba barrer con la sociedad.
“Estaba en juego la república; había que evitar que la Argentina fuera otra Cuba” afirmó el genocida hoy muerto ¿Qué significaba otra Cuba? El triunfo de esa revolución social que latía en las masas en su conjunto y sobre todo en la clase obrera. Si, como dice el torturador muerto, la guerrilla ya había sido derrotada a inicios del 76’, el golpe debía tener otro objetivo: derrotar a una clase poderosa que, enfrentando crecientemente al peronismo en el poder, desafiaba el orden burgués. Esa misión sólo podía cumplirse con un salto represivo brutal que se expresó en el Genocidio. Durante estos años, Videla actuó “preservando la memoria histórica” de las fuerzas represivas acerca de su verdadero rol, de su papel de garante, como “envoltura amarga”, del capital. Precisamente por eso no se arrepintió. Las fuerzas armadas, desde su punto vista, jugaron el papel que debían jugar: la defensa del orden social burgués.

¿Videla fue un traidor como dice Sarlo? Sí y no. Desde un punto de vista “institucional” evidentemente quebró la confianza otorgada por el gobierno de Isabel. Desde el punto de vista de sus intereses de clase no. El recurso a Videla fue la “solución final” de una clase social que no podía frenar el ascenso en curso de la lucha de clases. Precisamente porque no fue un traidor a su clase es que puede afirmar, como lo hace acá, “durante cinco años hice prácticamente todo lo que quise. Nadie me impidió gobernar”. Fue el garante del inicio de una transición en el capitalismo argentino. Transición que, en primer lugar, implicaba salvar a ese mismo sistema capitalista del peligro del “sucio trapo rojo”.

murió como debía morir, donde debía morir y en una época cuya mera existencia hizo todo lo posible por impedir” escribe Mario Wainfield. ¿Ésta es la época que Videla pretendía impedir? Categóricamente no. Videla salvó a la Argentina capitalista, salvó su dominación de clase. Hay una operación ideológica en la afirmación. Videla no se oponía a la democracia burguesa. “Había una finalidad, que era lograr la paz sin la que hoy no habría una república, salvar un país que estaba siendo agredido por el terrorismo subversivo” le dice a Ceferino Reato. La “república” para Videla, era la defensa de la propiedad privada capitalista, la continuidad de un dominio social y político que se veía amenazado por las masas insurgentes, la continuidad de un orden “occidental y cristiano” donde instituciones como la Iglesia y las Fuerzas Armadas fueran pilares fundamentales.
En la Argentina kirchnerista esos pilares siguen intactos. Las fuerzas armadas y policiales, más allá de la condena a algunos pocos genocidas, siguen infestadas de represores que actuaron bajo las órdenes del gobierno militar entre 1976-1983. Son las mismas fuerzas represivas que están tras los miles de casos de gatillo fácil, redes de trata y desaparición de personas. Escribimos esto cuando se cumple un mes más de la desaparición de Jorge Julio López. Desaparecido en esta democracia por declarar en contra de sus torturadores. Esa es la confirmación más terrible y más palpable de que una parte central del aparato represivo sigue intacto.
Si las fuerzas represivas siguen intactas, la Iglesia no ha corrido peor suerte. En la Argentina kirchnerista, la reaccionaria institución que tanto reivindicó Videla se sigue oponiendo al derecho al aborto libre, legal y seguro siendo cómplice de esta forma de las cientos de muertes de mujeres por llevarlos a cabo en condiciones de precariedad. Mientras, CFK se abraza con Bergoglio.

Videla murió en la cárcel. Mientras aún miles de genocidas gozan de impunidad o encontraron la muerte sin ser juzgados, quedando completamente impunes. Los empresarios que dieron el golpe sólo fueron juzgados en cuenta gotas. Martínez de Hoz encontró la muerte impune. Luis Bruschtein escribe hoy que “La muerte de Videla generó alivio. Tal vez en muchos sí. En muchos otros, miles de sensaciones encontradas.
Pero no existe el “alivio estratégico” en el marco de una sociedad donde anidan las mismas contradicciones que llevaron al ascenso revolucionario de los setenta y al golpe militar que le puso un freno. No puede haber alivio mientras la clase dominante tenga en sus manos el poder de un enorme aparato de represión con cientos de miles de cañones apuntando sobre la sien de la clase trabajadora y el pueblo pobre. La muerte de Videla no hace cesar las batallas en curso. La lucha por la cárcel a todos los genocidas y sus cómplices sigue siendo una tarea estratégica.