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martes, 25 de julio de 2017

Carrió, los ataques contra la izquierda y la batalla de PepsiCo (más Apuntes)


A modo de apuntes rápidos, hay que caer en la cuenta de lo que significó el brutal ataque del régimen contra la izquierda en los últimos días por la negativa a avalar la truchísima maniobra de intentar excluir a De Vido de la Cámara de Diputados. Quien requiera argumentos sobre el tema los puede buscar en La Izquierda Diario.

Los ataques incluyen desde las notas de Clarín y La Nación (domingo y lunes), pasando por Intratables y pseudo-periodistas como Levinas y Guillermo Lobo. Hoy fueron los ataques de una Carrió cínica que se quedó callada una semana cuando se conoció el acuerdo del Correo Argentino. Si le sumamos las redes sociales, todo es una especie de combo anti-zurdo muy fuerte.

Me da la impresión de que no se puede separar este ataque de lo que significó PepsiCo como hecho en la lucha de clases y en la política nacional. Es decir, como hecho que marcó un relativo hito en la lucha de clases de los últimos meses (años) y generó una sacudida política nacional. Ahí se mostró que realmente se puede hacer “resistencia con aguante” ante el ataque de patronales y gobiernos.

Ese peso de la izquierda en la escena nacional es un problema no solo en términos electorales. 

Aunque también lo es. Bajar su peso, golpearla, bien puede ser parte de las necesidades del régimen en su conjunto. Máxime cuando actúa en el marco de un kirchnerismo muy derechizado (haciendo Unidad Ciudadana) y de la traición de la burocracia sindical.

Pegar a la izquierda con De Vido puede no ser sólo parte de una maniobra para cambiar la agenda de la crisis social y económica en curso a discutir la corrupción kirchnerista. También puede ser parte de una política destinada a intentar debilitar y hacer retroceder el peso de esa izquierda, en el marco de una economía en estancamiento, con una situación social que empeora y con una burocracia sindical atada al poder político por su pasividad.

La afirmación tiene un grado no menor de especulación. Pero es una pregunta que uno debería poder hacerse. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Córdoba: un presupuesto funcional a los grandes empresarios


Eduardo Castilla
Las audiencias abiertas que se realizaron la semana pasada estuvieron plagadas de reclamos de distintos sectores corporativos. Desde la cámara que agrupa a las PYMES hasta un representante de la Asociación de Concesionarios de la República Argentina pasaron por la audiencia para, en la enorme mayoría de los casos, rechazar el proyecto. Analizamos en esta nota[i] algunas cuestiones de este presupuesto. Cuestiones que llevarán a su rechazo por parte de la banca del Frente de Izquierda.

Un proyecto continuista

El proyecto garantiza la continuidad de grandes beneficios para los grandes empresarios de la ciudad y el campo. Al mismo tiempo, mantiene un presupuesto limitado para la salud y la educación además de garantizar el trabajo precario en la provincia.
El Proyecto de presupuesto parte de la base de un esquema tributario completamente regresivo. Como se consigna en la presentación del presupuesto los ingresos impositivos propios están recostados sobre el Impuesto a los ingresos brutos que aporta el 80,36% del total. Un tributo completamente regresivo en tanto se aplica de manera homogénea y termina recayendo sobre los consumidores.
Dentro del esquema general, el Impuesto inmobiliario, que afecta la propiedad, sólo aportará el 6,55% del total. Como lo denuncian organizaciones sociales, economistas y el conjunto de la oposición, los valores sobre los que se calcula el inmobiliario rural se hallan completamente desactualizados. La demostración de que se trata de un proyecto en función de los intereses de estos sectores lo muestra el hecho de que el gobierno presenta el aumento en ese rubro (32%) como un acuerdo con los sectores empresarios. Es decir, los intereses de las patronales del campo no serán afectados como sí lo serán los de millones que deben pagar el inmobiliario urbano, que aumentará en un 37%. De conjunto el proyecto consagra una estructura tributaria completamente regresiva.

Grandes ganancias, grandes beneficios

La política tributaria provincial beneficia además a las grandes multinacionales, entre ellas a las automotrices. La provincia deja de percibir por desgravaciones de ingresos brutos, regímenes de promoción y otros ítems la suma de $1.053.645.523, una cifra que podría destinarse por ejemplo a aumentar 16% el presupuesto de salud.
En este rubro hay que anotar los beneficios por exención en el pago del impuesto sobre los Ingresos Brutos y el inmobiliario a las grandes patronales como Fiat, VW o Renault. Esos regímenes especiales están consagrados en acuerdos específicos con esas empresas. Así, en Córdoba el pueblo trabajador es el que, con sus impuestos, sostiene la rentabilidad de los grandes empresarios de la ciudad y el campo. Una demostración más de para quienes gobierna el PJ

El gasto viene en color azul

Analizar el esquema de gastos excede el límite de esta nota. Consignemos algunos de los principales ítems, que dan cuenta de la orientación general del gobierno de De la Sota.
La partida destinadas Seguridad interior será de $6.525.520.000, superando las correspondientes a Salud (6.187.830.000), Promoción y asistencia social ($1.257.576.000), Enseñanza media y técnica ($6.215.373.000), Inicial y primaria ($4.676.575.000) entre otras. La única partida que supera el gasto en Seguridad interior es la de Administración de la educación ($9.369.318.000).
Este énfasis en la seguridad va de la mano con la incorporación de más de 1600 agentes policiales y del Servicio penitenciario. Esto sucede al mismo tiempo que no se consigna ningún aumento de personal en el sector de Salud y que los que se señalan para el área de Educación suenan irrisorios en relación a los objetivos planteados. De llevarse a cabo los mismos, solo puede conducir a un mayor precarización laboral del empelo docente.
Como queda claro, el eje de la política de gestión del gobierno está dado por mantener los limitados presupuestos de salud, educación, vivienda y fortalecer a las mismas fuerzas policiales que, en lo que va del 2014, asesinaron a 9 jóvenes por gatillo fácil. Las mismas fuerzas represivas dirigidas con prepotencia por Julio César Suárez, quien está imputado por amenazas y coacción contra un periodista. El proyecto de presupuesto 2015 se puede resumir en ajuste tributario sobre el pueblo trabajador, beneficios para las grandes patronales y más policía para garantizar la llamada “paz social”.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Las “corpos” que vos matasteis gozan de buena salud (editorial de editoriales en La Izquierda Diario)

Las “Corpos” más vivas que nunca. Una batalla contra la justicia que carece de épica. Una casta política que lucha entre sí mientras sigue viviendo como empresarios. Bergoglio, Verbitsky y un debate en la izquierda kirchnerista que no cesa. Un nuevo silencio: el debate sobre la situación de las personas trans.

 

Sebastián Quijano


La batalla judicial
A esta altura de la década “ganada” resulta necesario hacer una contabilidad más fina. A pesar de la sumatoria de discursos contra las corporaciones, éstas mantienen su poder. La Corpo judicial copa el escenario político. El enemigo de turno es el juez Bonadío. Pero el ataque va más allá (completo acá)

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Sábado 13/9. Asamblea abierta del PTS junto a Nicolás del Caño, diputado nacional y a trabajadores de Donelley bajo control obrero



Pongamos de pie una izquierda de los trabajadores y la juventud combativa



Los trabajadores y la juventud de Córdoba tienen ante sí el importante desafío de avanzar en su organización para enfrentar la Córdoba reaccionaria de los De la Sota y Mestre. Desde el PTS nos proponemos aportar nuestro esfuerzo a esa tarea, como lo hacemos en todo el país. Cómo avanzar en poner de pie una izquierda de los trabajadores, la juventud combativa y las mujeres que pelean por sus derechos será parte de los debates que, junto con todos ustedes, queremos hacer este sábado 13/9, en la Asamblea Abierta que haremos junto a Nicolás del Caño, diputado nacional del PTS en el FIT, en Lavalleja 851.   

Porque en Córdoba y en todo el país, la clase trabajadora viene de protagonizar un importante paro contra el gobierno a pesar de todos los intentos de impedir que se expresara la bronca que hay. Bronca contra la inflación que se come nuestro salario, contra los despidos y las suspensiones que sufrimos permanentemente para que las patronales sigan ganando como antes.
Esa bronca se vio en la fuerte movilización que recorrió las calles de Córdoba el jueves 28 de agosto. Ese día fueron al paro las grandes alimenticias como Lía y Arcor de Colonia Caroya; los trabajadores del transporte interurbano de pasajeros que impidieron que miles pudieran llegar a Córdoba para sus tareas habituales; los trabajadores de Luz y Fuerza, Camioneros y Municipales, que luego marcharon por el centro de la ciudad. En SMATA, la Lista 2 de VW, opositora a Dragún, impulsó asambleas y los trabajadores votaron una manifestación frente a la planta contra el impuesto al salario. Allí estuvieron también los trabajadores despedidos que pelean por su reincorporación desde inicios del 2013. Un verdadero ejemplo de lucha.
En el acto del 28/8, un sector de la burocracia sindical ensayó un discurso combativo: contra las patronales y los gobiernos, contra las suspensiones y los despidos. Pero este discurso es para las cámaras de televisión. Lo hacen porque todos sus jefes políticos -PJ, UCR, Juez, el kirchnerismo y el macrismo- sólo se preocupan por el armado de las listas electorales hacia el 2015. Por eso los dirigentes hacen discursos combativos, para responder ante el creciente descontento obrero.
Desde la izquierda tenemos la tarea de transformar esa bronca en organización. La bandera de la lucha contra las suspensiones y los despidos es fundamental para poner en pie agrupaciones antiburocráticas en el movimiento obrero, agrupaciones que puedan luchar por la recuperación de los cuerpos de delegados y las comisiones internas, que se propongan pelear por recuperar los sindicatos para ponerlos al servicio de la clase trabajadora, no de esos dirigentes millonarios como los Dragún, Pihen, Monserrat, Daniele y otros que después terminan trabajando en función de los partidos patronales. Como encarar esta importante pelea es parte del debate que realizaremos  en la asamblea de éste sábado.

Contra el Gatillo Fácil y la represión a la juventud

En Córdoba crece el odio contra la brutalidad policial. Por casos de Gatillo Fácil 7 jóvenes fueron asesinados en el 2014. La prepotencia de la cana en los barrios es brutal. Hacen lo que quieren con los jóvenes y sus familias: los persiguen, los detienen, les roban. Tienen el apoyo del Jefe policial Suárez que defiende a los policías asesinos en cada caso. Como eso no le alcanza sale a amenazar a los periodistas que lo acusan como ocurrió con Dante Leguizamón.
Este miércoles 10/9. Los familiares de las víctimas convocaron a una movilización. Ese debe ser el primer paso de un movimiento permanente que enfrente la represión policial contra la juventud. Hace falta organizar a la juventud en las universidades, las escuelas secundarias y los barrios pobres para pararle la mano a la policía de De la Sota. En la asamblea discutiremos como convertir la lucha por terminar con el Gatillo Fácil y por la cárcel a los responsables en una bandera de toda la juventud de Córdoba. 

Basta de violencia hacia las mujeres

Córdoba se supera año a año, su propio “récord” de femicidios. Estos se suceden porque, como demostró la Justicia provincial en el caso de Elsa Cano, y Silvana Córdoba, es completamente machista. Así lo vemos cuando prohíbe, a pedido de la Iglesia, nuestro elemental derecho al aborto no punible. El estado provincial, no se queda atrás: pretende resolver los casos de violencia hacia las mujeres con botones antipánico que “policializan” la vida de las mujeres; como si no estuviéramos al tanto de que la Policía, otra institución patriarcal, es la principal implicada en las mafiosas redes de trata que desaparecieron a Yamila Cuello y otras cientas de mujeres en Córdoba. Este trío: Justicia, Policía y Gobierno, son los principales responsables de la violencia que pesa, en todas estas formas, sobre la vida de cientos mujeres. La defensa de nuestros derechos no vendrá de sus manos. Necesitamos organizar Comisiones de mujeres en cada lugar de trabajo y estudio como lo hicieron las compañeras de la fábrica gráfica Donelley, bajo control de los trabajadores.
A menos de un mes del Encuentro Nacional de Mujeres en Salta, en la Asamblea del PTS queremos debatir cómo organizar una gran delegación de las compañeras de Pan y Rosas para participar. Ese tiene que ser un primer e importante paso para que cientos de mujeres nos organicemos en Córdoba para luchar por sus derechos contra los gobiernos, las patronales y la influencia oscurantista de la Iglesia. 

 Todos con los trabajadores de Donnelley y Lear. Basta de represión e infiltrados en la protesta social

Los trabajadores de Donnelley y de Lear son un ejemplo de cómo responder a los ataques de las patronales. En Donnelley demostraron que no hay porqué resignarse a los cierres de empresas, que éstas pueden seguir funcionado bajo el control de sus trabajadores. Ya llevan un mes demostrándolo y Facundo "Ácido" Gómez y Alejandra Cortellcubi, obrero y ella integrante de la Comisión de Mujeres, ambos de Donelley, estarán aquí para contarnos su pelea.
Los obreros y obreras de Lear sostienen, desde hace más de 100 días, una lucha durísima contra la patronal buitre norteamericana, la mafiosa burocracia sindical del SMATA y los gobiernos nacional y de Scioli. Cada semana han sufrido una brutal represión de la policía y la Gendarmería.
Esa represión implica el uso de provocaciones como la del Gendarme Karancho que se tiró arriba de un auto para inventar una causa contra los manifestantes. O la infiltración de civil del coronel retirado Galeano, dado de baja y reincorporado por Berni para reprimir la protesta de los trabajadores.
Nicolás del Caño, diputado nacional del PTS en el FIT ha estado desde el principio de estas luchas junto a los trabajadores. Las bancas conquistadas por el PTS están al servicio de apoyar estas luchas, por ejemplo, donando cientos de miles de pesos a cada fondo de lucha, participando en las movilizaciones y sufriendo incluso la represión, como se vio hace pocos días cuando a Nicolás le tiraron gas pimienta directamente a los ojos. Es por estar junto a los trabajadores que luchan que Sergio Berni ataca permanentemente a nuestros compañeros diputados.

En la Asamblea del PTS queremos debatir cómo fortalecer esta perspectiva. En pocos días lanzaremos el primer diario digital de la izquierda en la Argentina –laizquierdadiario.com -  para tallar en los grandes debates nacionales y provinciales con una voz propia de los trabajadores, las mujeres y la juventud.  Queremos debatir las posibilidades de una izquierda que utilice la campaña electoral del 2015 y los lugares que conquiste en la Legislatura o el Congreso Nacional para fortalecer éstas; para denunciar la represión y la impunidad y para dar pasos en poner de pie una verdadera fuerza política y social que pueda impedir que la crisis la paguen los trabajadores, luchando por una salida de fondo, un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre, que dé solución real a todos los problemas que sufre hoy el pueblo trabajador.
Desde el PTS te invitamos a participar de este debate. Contaremos con la presencia de trabajadores y trabajadoras metalúrgicos y de las automotrices, de la salud, docentes, estudiantes universitarios, secundarios y terciarios. Esperamos también contar con tu presencia. Sábado 13 de setiembre, a partir de las 17hs. ACV Córdoba (Lavalleja 851) 
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miércoles, 13 de agosto de 2014

Macartismo, represión y fin de ciclo (o sobre el nerviosismo kirchnerista)



Eduardo Castilla

El conflicto entre el gobierno y las patronales del campo dejó en la historia reciente –historia que se superará a sí misma- algunas frases célebres. Entre ellas estaba aquella pregunta que hacía referencia al “nerviosismo” de cierta corporación mediática.
A pesar del crecimiento el gobierno en los índices de popularidad, como resultado de la épica “anti-buitres”, podría hacerse la misma pregunta a algunos funcionarios que se desencajan antes las preguntas y debates que la izquierda trotskista presenta en el Congreso o ante los reclamos y las acciones de sectores combativos de la clase trabajadora, en defensa de sus puestos de trabajo. 

Un intento de “bonapartismo” senil

La batalla contra los holdouts que, finalizado diciembre, seguramente se convertirá en un nuevo acuerdo antinacional que profundizará el endeudamiento, sirvió a los fines de la recuperación de la imagen presidencial y dio bases a una revitalización parcial del gobierno.
Desde esa fortaleza el gobierno intenta recrear su política de confrontar con todos los sectores sociales, ubicándose en defensa de “todos los argentinos”. De allí se entienden las duras discusiones con la UIA, la continuidad de una política que denuncia a Griesa y al mismo EEUU -expresada en la denuncia en La Haya-, la dureza frente al reclamo del impuesto a las Ganancias que hace –o hacía para ser más precisos- la CGT Balcarce y, sobre todo, la dureza contra la vanguardia obrera y la izquierda trotskista, contra la que se ha lanzado una campaña macartista.
Pero esta fortaleza es relativa y está mediada por las limitaciones propias del agotamiento de un ciclo político. Agotamiento que responde al fin de las variables que lo hicieron posible durante poco más de una década. Que, en la coyuntura, el gobierno haya ocupado el centro de la escena política, no soluciona los problemas estructurales que son los límites al resurgir del “modelo”. 

El país buitre y sus consecuencias

A lo largo de la década que pasó, el peso del capital extranjero en la economía nacional lejos estuvo de revertirse. Argentina siguió siendo un país dominado por las patronales de EEUU y europeas.  Esta fracción del capital continuó así con un enorme peso en grandes decisiones políticas y económicas.
Esta es la explicación estructural a la forma en que han actuado la autopartista Lear y la gráfica Donnelley, ambas de origen norteamericano, dejando en la calle a cientos de trabajadores. Bien por despidos, en complot abierto con el SMATA, bien con un cierre absolutamente ilegal, ambas patronales han dejado en claro que sus intereses económicos se hallan por encima de la legislación nacional.  
Esto peso de las grandes multinacionales extranjeras constituye un talón de Aquiles de cualquier gobierno de un país semicolonial. Los intereses de esas multinacionales se rigen a escala global o por sus cotizaciones en la Bolsa de Nueva York. La soberanía  o la estabilidad política del gobierno local son un valor de undécimo orden para las mismas. Menos valor aún tiene entonces la vida de los trabajadores y sus familias.
El gobierno kirchnerista -como lo evidencia la represión constante a los trabajadores y trabajadoras de Lear- lejos está de recurrir a la misma épica de la que hace gala contra los buitres financieros. Frente a las patronales norteamericanas que despiden, el cipayismo menemista vuelve a emerger. 

Desempleo y “caos social”

El problema del crecimiento del desempleo es ya un factor político-social de primer orden. Desde los datos brindados por el mismo gobierno, pasando por analistas y consultores de todo tipo, hasta la misma Iglesia, todos confirman el crecimiento del desempleo.
Como bien se señaló aquí, la conflictividad social emerge a la luz del crecimiento de despidos y las suspensiones. La respuesta de sectores de la clase trabajadora es un cuestionamiento a la “libertad” que tienen las patronales de prescindir de la fuerza de trabajo obrera cuando las ganancias “no cierran”. Este mecanismo, presente en el corazón del capitalismo desde sus inicios, es lo que ponen en cuestión las acciones de resistencia de sectores de trabajadores como ocurre en Lear, Donnelley, Emfer y otras luchas.
El verdadero “caos social” no es el que Capitanich denuncia atacando a la izquierda, sino el que se produce como resultante del crecimiento de despidos, suspensiones, pobreza y crisis social. No hay “agitadores” sino condiciones sociales que implican resistencia obrera. En este sentido, se podía decir que el verdadero propugnador del “caos” ha sido el gobierno que, lejos de dar solución a las demandas obreras y populares, permite el accionar impune de las patronales.
Aquí, en el crecimiento de desempleo, radica uno de los principales topes ante los que se encuentra la recuperación política del gobierno. Si la desocupación sigue aumentando, el relato contra los buitres dejará de surtir efecto y abrirá paso a un nuevo y mayor cuestionamiento en su contra. 

El mundo según Berni

Ayer Capitanich volvió a reiterar los ataques contra la izquierda. El peronismo facho emerge en la escena nacional como parte de las “soluciones” que el gobierno tiene para ofrecer ante los reclamos de la clase trabajadora.
En el universo político la figura del Secretario de Seguridad Berni viene siendo central. Es la cara visible de la verdadera política frente al “reclamo social”. Política que no es más el endurecimiento constante de la represión a las luchas obreras, como pudo verse la semana pasada en la Panamericana, cuando usando gas pimienta y destrozando la puerta de un auto, Gendarmería se llevo detenida, entre otros, a Victoria Moyano Artigas, nieta recuperada y militante del PTS. A menos de 48 horas de la aparición de Guido Carlotto, la verdadera cara del gobierno nacional volvía a asomar a través de la represión estatal.
Es en ese marco que tiene que entenderse la nueva avanzada del gobierno nacional con la Ley Antipiquetes, con la que se propondrá, a tono con la oposición patronal, ponerles límites a las acciones de la clase trabajadora y los sectores populares que se encuentran respondiendo frente a la crisis.

Donnelley, Lear y una perspectiva para la clase obrera

El escenario nacional está marcado así por la unidad creciente entre tres fuerzas: las grandes patronales, el gobierno nacional y la burocracia sindical peronista. Unidad no absoluta ni completa, pero que comparte el objetivo estratégico de liquidar la influencia que, al interior de la clase trabajadora, ha venido conquistando el Frente de Izquierda y, en particular, el PTS.
Los ataques de Capitanich, Berni y Pignanelli demuestran que la verdadera oposición política y sindical al gobierno y las patronales está protagonizada por la izquierda trotskista, referenciada en la independencia política de la clase trabajadora, una concepción opuesta por el vértice al peronismo y a las diversas lógicas políticas que, dentro de la misma izquierda, apostaron a la colaboración con el mismo en diversos momentos de la historia (maoístas y stalinistas).
Esa fusión entre los sectores combativos de la clase trabajadora y la izquierda trotskista es lo que se halla en la base de la actual resistencia a los ataques en curso. Es lo que permite además que las luchas sindicales se eleven a un plano político, en el que las mismas sirven como ejemplo para el conjunto de la clase trabajadora.
La conquista de la opinión pública mediante campañas para hacer conocido el conflicto, la utilización de diversos métodos de lucha, combinando las acciones en las calles con la utilización de recursos legales -como los fallos judiciales- permitieron a los trabajadores de Lear sortear no sólo un ataque feroz, resistir las constantes represiones de Gendarmería y la Bonaerense, sino además haber avanzando en imponerle la burocracia y el gobierno la reincorporación parcial de trabajadores y el retorno de los delegados a la planta.
Ayer martes, la puesta en producción de la gráfica Donnelley, a pesar de la ausencia de la patronal, es un ejemplo de cómo los trabajadores son los únicos verdaderamente interesados en la continuidad de las fuentes de trabajo. Esta acción, al mismo tiempo, permitió empezar a mostrar el carácter parasitario de la patronal. Los obreros hicieron producir la empresa sin necesidad de gerentes. Los verdaderos productores demostraron que la fábrica funciona gracias a ellos. Frente a los cierres patronales, que pueden ser un factor en la crisis por venir, la acción obrera muestra una salida opuesta a quedar en la calle desocupado.
A fines de la década del 90’ la crisis capitalista golpeó brutalmente sobre la clase trabajadora y el pueblo. La década menemista –en la que los Kirchner, Capitanich y muchos integrantes del actual gobierno fueron oficialistas- dejó un tendal de desocupación y pobreza.
La clase trabajadora venía de sufrir enormes golpes y, debido a ello, fue incapaz de una respuesta que le permitiera frenar esos ataques. Las conducciones sindicales burocráticas fueron parte de los engranajes que aplastaron la capacidad de resistencia obrera.
Hoy, en el fin de ciclo kirchnerista, y cuando la crisis avanza sobre el país, la fusión entre la izquierda trotskista y sectores combativos del movimiento obrero es una realidad. Una realidad que, al mismo tiempo  que permite evitar que suspensiones y despidos pasen sin ningún obstáculo, pone en cuestión abiertamente el carácter del gobierno y sus recursos discursivos de tinte progresista, así como el control totalitario de los gremios por parte de la burocracia sindical peronista.
Precisamente por eso, las luchas de Lear y Donnelley marcan una perspectiva para el conjunto de la clase trabajadora. Frente al país de las patronales, sus cómplices como Pignanelli o Caló y sus políticos serviles, la posibilidad de evitar nuevas catástrofes para el pueblo trabajador recae en la lucha, la organización y la extensión de la unidad de la clase trabajadora. 


martes, 8 de julio de 2014

La lucha de Lear y la indeclinable debacle del kirchnerismo (notas breves sobre una gran jornada de lucha)




Eduardo Castilla
La gran jornada de lucha nacional que impulsaron los trabajadores de Lear, junto al Encuentro Sindical Combativo y la izquierda trotskista tuvo hoy una gran victoria política al poner en el centro de la escena nacional esta enorme lucha que vienen llevando adelante los trabajadores y trabajadoras de esa empresa.
Para cientos de miles (o quizás millones) de personas, la lucha de Lear se convirtió en la noticia del día. Primero gracias a los piquetes que, a las 7 de la mañana, ya mostraban una gran acción en diversas partes del país. Segundo, como resultado de la represión brutal que desató la Gendarmería en la Panamericana y la resistencia de los trabajadores, las trabajadoras y sus familias.
Este triunfo político no es menor en esta pelea. Del otro lado del cuadrilátero está esa “Santa Alianza” que los trabajadores han tenido que enfrentar durante décadas en la historia de sus luchas. Esa alianza del poder político, la burocracia sindical y las patronales en defensa de los intereses económicos de éstas últimas. Es decir, en defensa de su rentabilidad que tiene, como variable de ajuste, el salario y la vida de la familia obrera.
Esa alianza tropezó hoy con una piedra de tamaño no menor. Los trabajadores y trabajadores de Lear, junto a sus familias, a sectores de otras organizaciones de trabajadores -como las Comisiones Internas de Kraft Donnelley entre otras- y la izquierda clasista dieron un gran ejemplo de unidad en las calles resistiendo, además, la represión. Frente a la inacción que evidencian las conducciones sindicales ante las suspensiones y despidos, que la lucha de Lear adquiera conocimiento nacional, es un elemento que aporta al proceso de recomposición de la subjetividad de la clase trabajadora.
En la etapa final del kirchnerismo, la retórica a favor de los trabajadores va siendo carcomida por todas partes. Por un lado, el impuesto al salario avanza sobre amplios sectores de mayores ingresos. Por el otro, la funcionalidad a las multinacionales imperialistas como Lear o Gestamp significa garantizar los despidos. Así, el ProCreAUTO y las diversas medidas que lo acompañan, se vuelven parte de un armado cosmético casi sin efecto. El “modelo” hace agua por los cuatro costados. 

El estado kirchnerista: una variante del estado menemista

Marx acuño aquella famosa definición del gobierno del estado moderno como “comité de asuntos comunes de la burguesía”. Engels, algunos años más tarde, la complementó al afirmar que se trataba de una “banda de hombres armados al servicio del capital”. Ayer y hoy los conceptos salieron de los libros, bajaron a la vida y cruzaron por Panamericana y la General Paz.
Allí, la banda de “hombres armados” reprimió brutalmente a los trabajadores de EMFER y TATSA. Allí, hoy martes, esa misma fuerza se desató contra los trabajadores y trabajadoras de Lear que, sin embargo, resistieron junto a los compañeros de otras empresas y los estudiantes. Lejos de un paseo, las fuerzas represivas tuvieron que remarla.
Pero esta represión está lejos de haber pasado sin ningún costo político para el gobierno. Si la designación de Milani y el primer intento de ley Antipiquetes habían significado una crisis con franjas de los sectores progresistas dentro de la coalición gobernante, una represión desatada sobre familias obreras, en un contexto de defensa de los puestos de trabajo, parece abrir una crisis en sectores que responden políticamente al gobierno nacional dentro del movimiento obrero.
Así, en cuestión de pocas horas se conocieron los rechazos a la represión de la conducción del sindicato del Subte, de UTE (docentes) y de ATE, ambos de Capital. Todos ellos sectores identificados con el kirchnerismo. Estas condenas no son un dato menor, sino que expresan las contradicciones profundas de un sector sindical que, frente a la derechización de la vieja centroizquierda, optó por apostar al único “progresismo posible”. En esa apuesta no desestimó aceptar cuestiones que -como se conoce en la jerga política- equivalen a la ingesta de sapos. La sapofagia tuvo sus hitos en el Proyecto X o en la designación de Milani, entre otras cuestiones.
Pero reprimir a trabajadores que piden por sus puestos de trabajo tiene un costo adicional.  Implica dejar de lado la última bandera política de este gobierno y pasarse, sin escalas, a la defensa de los intereses empresariales. Durante estos días, el Ministerio de Trabajo de la Nación actuó avalando todas y cada una de las medidas ilegales de la empresa, como el hecho brutal de impedir la entrada de la Comisión Interna a la empresa. Pero el pasaje a la represión abierta entraña un salto cualitativo. En ese salto emergen estas brechas.
Que ésta es la melodía del futuro en el tratamiento del llamado “conflicto social” –un eufemismo para no hablar de lucha de clases- lo confirma la continuidad represiva durante dos jornadas hacia conflictos obreros.
La negociación con los fondos buitres, que está en el centro de la agenda gubernamental, requiere un mayor disciplinamiento social. Las garantías de “seguridad jurídica” y “sustentabilidad” para invertir no las confiere sólo la voluntad de pago sino la certeza del control político de las clases oprimidas y explotadas. A mayor sumisión a los dictados del capital extranjero -aunque se adorne con un discurso anti-neoliberal-corresponde necesariamente mayor represión interna. Allí está la experiencia menemista, de la que CFK fue parte activa, para tomar como referencia.

Macartismo “nac&pop”

La coalición política que vino ejerciendo el poder del estado en la década pasada prosigue su disolución. Nada lo muestra mejor que la polaridad entre las posiciones de las conducciones sindicales señaladas antes y las declaraciones extasiadas de Berni contra los trabajadores y los diputados del FIT.
Una vez más, el ex carapintada salió a pedir mando dura y Ley Antipiquetes. Como una suerte de campana que redobla sin parar, volvió a defender a los “pobres ciudadanos” que “van a trabajar”. Como si los trabajadores y trabajadoras de Lear no estuvieran peleando precisamente por esa demanda, la de volver a trabajar. Un cinismo propio de un represor.
El ataque a los diputados de izquierda –casi un tic en el Secretario de Seguridad- expresa los límites políticos del kirchnerismo para lidiar con el desarrollo político de la izquierda y su relación creciente con franjas de la clase trabajadora. Crecimiento que es proporcional a la debacle de cualquier aspecto progresista en el gobierno. Los llamados a una especie de remake de “hacer tronar el escarmiento” contra los diputados de la izquierda evidencian la imposibilidad objetiva de oponer una salida distinta a la crisis política y social en curso que no sea el hostigamiento represivo.  
Pero la acción de hoy volvió a mostrar –como en el paro nacional del 10A- una fuerza que supera a la izquierda trotskista, la única con alguna relación con franjas combativas del movimiento obrero. Esa fuerza es la de una amplia vanguardia de la clase trabajadora que se concentra en diversos lugares y que ha venido haciendo una gimnasia en la lucha de clases en los últimos años contra la burocracia sindical, contra las patronales  y, también, como se vio en el corte de Panamericana del 10A, contra las fuerzas represivas. Esa amplia vanguardia es la que está en la base del “desafío” al unicato sindical, no en la simple ampliación del espacio político por la derechización del kirchnerismo.
La jornada de lucha en apoyo a los trabajadores de Lear ha sido un pequeño gran test. En la Panamericana hoy se probó el temple de mujeres y hombres en el enfrentamiento a la represión policial y en las movilizaciones posteriores por su liberación. Ese temple pasó la prueba y es parte de, si se nos permite el concepto, el capital acumulado para futuras y mayores batallas. Batallas que son parte de esa guerra mucho mayor que es la lucha de clases. Esa lucha de clases que, como dijeron Marx y Engels ha sido y es, el motor de la historia.