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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Córdoba: un presupuesto funcional a los grandes empresarios


Eduardo Castilla
Las audiencias abiertas que se realizaron la semana pasada estuvieron plagadas de reclamos de distintos sectores corporativos. Desde la cámara que agrupa a las PYMES hasta un representante de la Asociación de Concesionarios de la República Argentina pasaron por la audiencia para, en la enorme mayoría de los casos, rechazar el proyecto. Analizamos en esta nota[i] algunas cuestiones de este presupuesto. Cuestiones que llevarán a su rechazo por parte de la banca del Frente de Izquierda.

Un proyecto continuista

El proyecto garantiza la continuidad de grandes beneficios para los grandes empresarios de la ciudad y el campo. Al mismo tiempo, mantiene un presupuesto limitado para la salud y la educación además de garantizar el trabajo precario en la provincia.
El Proyecto de presupuesto parte de la base de un esquema tributario completamente regresivo. Como se consigna en la presentación del presupuesto los ingresos impositivos propios están recostados sobre el Impuesto a los ingresos brutos que aporta el 80,36% del total. Un tributo completamente regresivo en tanto se aplica de manera homogénea y termina recayendo sobre los consumidores.
Dentro del esquema general, el Impuesto inmobiliario, que afecta la propiedad, sólo aportará el 6,55% del total. Como lo denuncian organizaciones sociales, economistas y el conjunto de la oposición, los valores sobre los que se calcula el inmobiliario rural se hallan completamente desactualizados. La demostración de que se trata de un proyecto en función de los intereses de estos sectores lo muestra el hecho de que el gobierno presenta el aumento en ese rubro (32%) como un acuerdo con los sectores empresarios. Es decir, los intereses de las patronales del campo no serán afectados como sí lo serán los de millones que deben pagar el inmobiliario urbano, que aumentará en un 37%. De conjunto el proyecto consagra una estructura tributaria completamente regresiva.

Grandes ganancias, grandes beneficios

La política tributaria provincial beneficia además a las grandes multinacionales, entre ellas a las automotrices. La provincia deja de percibir por desgravaciones de ingresos brutos, regímenes de promoción y otros ítems la suma de $1.053.645.523, una cifra que podría destinarse por ejemplo a aumentar 16% el presupuesto de salud.
En este rubro hay que anotar los beneficios por exención en el pago del impuesto sobre los Ingresos Brutos y el inmobiliario a las grandes patronales como Fiat, VW o Renault. Esos regímenes especiales están consagrados en acuerdos específicos con esas empresas. Así, en Córdoba el pueblo trabajador es el que, con sus impuestos, sostiene la rentabilidad de los grandes empresarios de la ciudad y el campo. Una demostración más de para quienes gobierna el PJ

El gasto viene en color azul

Analizar el esquema de gastos excede el límite de esta nota. Consignemos algunos de los principales ítems, que dan cuenta de la orientación general del gobierno de De la Sota.
La partida destinadas Seguridad interior será de $6.525.520.000, superando las correspondientes a Salud (6.187.830.000), Promoción y asistencia social ($1.257.576.000), Enseñanza media y técnica ($6.215.373.000), Inicial y primaria ($4.676.575.000) entre otras. La única partida que supera el gasto en Seguridad interior es la de Administración de la educación ($9.369.318.000).
Este énfasis en la seguridad va de la mano con la incorporación de más de 1600 agentes policiales y del Servicio penitenciario. Esto sucede al mismo tiempo que no se consigna ningún aumento de personal en el sector de Salud y que los que se señalan para el área de Educación suenan irrisorios en relación a los objetivos planteados. De llevarse a cabo los mismos, solo puede conducir a un mayor precarización laboral del empelo docente.
Como queda claro, el eje de la política de gestión del gobierno está dado por mantener los limitados presupuestos de salud, educación, vivienda y fortalecer a las mismas fuerzas policiales que, en lo que va del 2014, asesinaron a 9 jóvenes por gatillo fácil. Las mismas fuerzas represivas dirigidas con prepotencia por Julio César Suárez, quien está imputado por amenazas y coacción contra un periodista. El proyecto de presupuesto 2015 se puede resumir en ajuste tributario sobre el pueblo trabajador, beneficios para las grandes patronales y más policía para garantizar la llamada “paz social”.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Negociando en retirada (editorial de editoriales publicado en La Izquierda Diario este domingo)

A partir de este domingo La Izquierda Diario se propone analizar críticamente los editoriales de los principales diarios del país. Es en ellas donde pueden encontrarse definiciones políticas centrales que seguirán jugando un papel a lo largo de la semana que se inicia. Es allí donde se condensan ideas y temáticas que dan fundamento a la construcción del poder político de las distintas tendencias o fracciones de la clase dominante. Si los medios oficialistas fueron –y siguen siendo- fundamentales a la hora de “construir el relato” kirchnerista, no menos esencial es el papel de los medios de comunicación opositores y sus principales periodistas a la hora de respaldar los intereses de sectores empresariales o opuestos al gobierno.



Sebastián Tudino y Eduardo Castilla

“Francisco es Bergoglio”
 
El diario que fundara Mitre, en la pluma de Morales Solá, y el principal diario oficialista, bajo la firma de Horacio Verbitsky, coinciden en hacer centro de sus editoriales en la reunión que mantuvieron Cristina Fernández y el papa Francisco ayer sábado.
Aunque Morales Solá trata de marcar los límites de la reunión, centrando las preocupaciones vaticanas en la gobernabilidad argentina, lo cierto es que, para la estrategia oficial de fortalecer discursivamente su negociación con los fondos buitres, la reunión juega a favor.
En el caso de la editorial de Verbitsky esta ventaja para el gobierno nacional lo lleva a soslayar el pasado -no tan pasado- de Francisco (que sigue siendo Bergoglio) haciendo un relato progresista de la Iglesia, algo que dista mucho de la realidad y su historia de apoyo a genocidas.
El discurso papal contra el “sistema financiero” mundial –un apoyo más bien timorato-, no solo expresa conveniencia para el gobierno sino que también es parte de la estrategia vaticana para acercar la iglesia a sus fieles y avanzar en la imposición de su propia agenda cultural al interior del país. La reunión de ayer, tendrá sus costos. La agenda cultural e igualitaria de la que supo ufanarse el gobierno, sufre y sufrirá nuevos embates.
Lo cierto es que la estrategia gubernamental pretende fortalecer sus posiciones negociadoras en lo que queda de tiempo hasta que el 1º de enero de 2015 cuando caiga la cláusula RUFO. Allí se verá si los buitres, que hoy son el centro de los ataques oficiales, pasan a ser nuevamente “bonistas respetables” o si, por el contario, como sostiene Julio Blanck en Clarín, prima una línea política que implique más y mayor confrontación.
Seguramente, la sobrecarga épica del relato oficial encontrará en esa fecha una nueva frustración, superior aún al reconocido carácter de “pagadores seriales”, que ya reivindicara la presidenta y que se pudo apreciar en los acuerdos con el CIADI, el Club de París, REPSOL y el 92% restante de los “buitres buenos”.

Un “chavismo” a la medida de los empresarios

Otro tema ineludible en todos los análisis es la recientemente votada Ley de Abastecimiento. La normativa, vigente desde 1974 y que ningún gobierno aplicó, sufrió numerosos recortes en el tratamiento legislativo. Los mismos fueron una concesión hecha a la medida de los empresarios y de sectores de la oposición. La norma se termina convirtiendo así en un simple factor de presión sobre el empresariado, con escaso margen de efectividad en el supuesto de que voluntad política no faltase, lo cual ya es suponer demasiado.
Como declaró Nicolás del Caño, diputado nacional del PTS en el Frente de Izquierda, “la Sociedad Rural y los grandes empresarios pueden dormir tranquilos”. Del Caño votó en contra de la normativa, pero desde un lugar claramente diferenciado del conjunto de la oposición, que actuó como vocero de las grandes empresas.
Lo cierto es que el empresariado (industrial y rural) puso el grito en el cielo porque ven a un gobierno débil y en retirada, que durante una década les garantizó “levantarla en pala”. Lejos de ceder, estos ataques a un supuesto “chavismo” buscan imponer más presiones para optimizar sus ganancias. Los pedidos de devaluación que vienen teniendo carácter público son parte de esta estrategia que también implica la continuidad de suspensiones y despidos en ramas específicas como la automotriz, otrora estrella del modelo económico kirchnerista. Por si hiciera falta confirmación, Mario Wainfield, otro de los editorialistas de Página12, tiene que reconocer que no hay ningún precedente de confiscaciones hechas por el gobierno nacional.
Otro enemigo “a medida” que eligió el gobierno son los gremios opositores, en especial los conducidos por Moyano y Barrionuevo. Como justamente señala Wainfield, los dirigentes sindicales son de lo más cuestionado socialmente y quienes menos se modernizaron tras las “crisis de representatividad” que vivió el conjunto de las estructuras políticas argentinas a fines de 2001.
Lo que parece olvidar el cronista es que en la vereda del gobierno no proliferan nuevos dirigentes de pasado o presente probo. Muy por el contrario, después de apoyarse durante una década en el ahora enemigo Moyano, el gobierno se recuesta sobre el Secretario General de la UOCRA, Gerardo Martínez, colaborador con la última dictadura militar o en la UOM de Antonio Caló y Juan Belén que, hace no mucho tiempo, despotricaba contra “la zurda loca”.
Más recientemente, la “estrella” de los aliados sindicales del gobierno es el Secretario General del SMATA Ricardo Pignanelli. Este garantizó, con su espectacular inmovilismo, 14 mil suspensiones en la rama y se ha convertido en el vocero principal de los ataques a las representaciones de fábrica que no le responden y resisten los despidos y las suspensiones. El ejemplo más destacado es la empresa LEAR, donde tiene influencia política la izquierda partidaria a través del PTS.
La intención del editorialista de Página12 es golpear sobre las conducciones sindicales opositoras para desprestigiar los importantes pronunciamientos nacionales que significaron los dos paros nacionales del 2014. Pero la mano nunca podrá tapar el sol. Lo que es resistido por los periodistas afines al oficialismo es reconocer que amplios sectores de la clase trabajadora han emprendido una ruptura política lenta, pero persistente, con el gobierno que decía defender el empleo.

¿Operación Buenos Aires? (o como pelear el aparato para garantizarse la cuota de poder)

El cuarto elemento que desvela a todos los editorialistas es la aparición de Máximo Kirchner. Más allá de los análisis del discurso y las contestaciones afiebradas de la oposición republicana, lo interesante es leer en la estrategia oficial la necesidad de disputar el poder de la provincia de Buenos Aires como única vía de garantizar la supervivencia del kirchnerismo pos 2015.
La Cámpora, una agrupación “estatizada”, no tiene razón de ser sin su vinculación al estado y su administración. La “estrategia Bachellet” -que anuncian diversos analistas- de mantenerse como identidad propia ante un futuro gobierno necesariamente “a la derecha”, no puede realizarse simplemente desde el llano por gente que nunca conoció esa adversidad.
Sea con Máximo, sea con la propia Cristina, la estrategia oficialista buscará limar todo lo posible el poder de sus aliados/adversarios, como Scioli, para condicionar el armado de cada una de las listas y garantizarse el calorcito del poder desde donde preparar un retorno en 2019. Sin embargo, en un país como Argentina, atravesado por un sinfín de contradicciones externas e internas, hablar de candidaturas y retornos parece un poco apresurado.

martes, 8 de julio de 2014

La lucha de Lear y la indeclinable debacle del kirchnerismo (notas breves sobre una gran jornada de lucha)




Eduardo Castilla
La gran jornada de lucha nacional que impulsaron los trabajadores de Lear, junto al Encuentro Sindical Combativo y la izquierda trotskista tuvo hoy una gran victoria política al poner en el centro de la escena nacional esta enorme lucha que vienen llevando adelante los trabajadores y trabajadoras de esa empresa.
Para cientos de miles (o quizás millones) de personas, la lucha de Lear se convirtió en la noticia del día. Primero gracias a los piquetes que, a las 7 de la mañana, ya mostraban una gran acción en diversas partes del país. Segundo, como resultado de la represión brutal que desató la Gendarmería en la Panamericana y la resistencia de los trabajadores, las trabajadoras y sus familias.
Este triunfo político no es menor en esta pelea. Del otro lado del cuadrilátero está esa “Santa Alianza” que los trabajadores han tenido que enfrentar durante décadas en la historia de sus luchas. Esa alianza del poder político, la burocracia sindical y las patronales en defensa de los intereses económicos de éstas últimas. Es decir, en defensa de su rentabilidad que tiene, como variable de ajuste, el salario y la vida de la familia obrera.
Esa alianza tropezó hoy con una piedra de tamaño no menor. Los trabajadores y trabajadores de Lear, junto a sus familias, a sectores de otras organizaciones de trabajadores -como las Comisiones Internas de Kraft Donnelley entre otras- y la izquierda clasista dieron un gran ejemplo de unidad en las calles resistiendo, además, la represión. Frente a la inacción que evidencian las conducciones sindicales ante las suspensiones y despidos, que la lucha de Lear adquiera conocimiento nacional, es un elemento que aporta al proceso de recomposición de la subjetividad de la clase trabajadora.
En la etapa final del kirchnerismo, la retórica a favor de los trabajadores va siendo carcomida por todas partes. Por un lado, el impuesto al salario avanza sobre amplios sectores de mayores ingresos. Por el otro, la funcionalidad a las multinacionales imperialistas como Lear o Gestamp significa garantizar los despidos. Así, el ProCreAUTO y las diversas medidas que lo acompañan, se vuelven parte de un armado cosmético casi sin efecto. El “modelo” hace agua por los cuatro costados. 

El estado kirchnerista: una variante del estado menemista

Marx acuño aquella famosa definición del gobierno del estado moderno como “comité de asuntos comunes de la burguesía”. Engels, algunos años más tarde, la complementó al afirmar que se trataba de una “banda de hombres armados al servicio del capital”. Ayer y hoy los conceptos salieron de los libros, bajaron a la vida y cruzaron por Panamericana y la General Paz.
Allí, la banda de “hombres armados” reprimió brutalmente a los trabajadores de EMFER y TATSA. Allí, hoy martes, esa misma fuerza se desató contra los trabajadores y trabajadoras de Lear que, sin embargo, resistieron junto a los compañeros de otras empresas y los estudiantes. Lejos de un paseo, las fuerzas represivas tuvieron que remarla.
Pero esta represión está lejos de haber pasado sin ningún costo político para el gobierno. Si la designación de Milani y el primer intento de ley Antipiquetes habían significado una crisis con franjas de los sectores progresistas dentro de la coalición gobernante, una represión desatada sobre familias obreras, en un contexto de defensa de los puestos de trabajo, parece abrir una crisis en sectores que responden políticamente al gobierno nacional dentro del movimiento obrero.
Así, en cuestión de pocas horas se conocieron los rechazos a la represión de la conducción del sindicato del Subte, de UTE (docentes) y de ATE, ambos de Capital. Todos ellos sectores identificados con el kirchnerismo. Estas condenas no son un dato menor, sino que expresan las contradicciones profundas de un sector sindical que, frente a la derechización de la vieja centroizquierda, optó por apostar al único “progresismo posible”. En esa apuesta no desestimó aceptar cuestiones que -como se conoce en la jerga política- equivalen a la ingesta de sapos. La sapofagia tuvo sus hitos en el Proyecto X o en la designación de Milani, entre otras cuestiones.
Pero reprimir a trabajadores que piden por sus puestos de trabajo tiene un costo adicional.  Implica dejar de lado la última bandera política de este gobierno y pasarse, sin escalas, a la defensa de los intereses empresariales. Durante estos días, el Ministerio de Trabajo de la Nación actuó avalando todas y cada una de las medidas ilegales de la empresa, como el hecho brutal de impedir la entrada de la Comisión Interna a la empresa. Pero el pasaje a la represión abierta entraña un salto cualitativo. En ese salto emergen estas brechas.
Que ésta es la melodía del futuro en el tratamiento del llamado “conflicto social” –un eufemismo para no hablar de lucha de clases- lo confirma la continuidad represiva durante dos jornadas hacia conflictos obreros.
La negociación con los fondos buitres, que está en el centro de la agenda gubernamental, requiere un mayor disciplinamiento social. Las garantías de “seguridad jurídica” y “sustentabilidad” para invertir no las confiere sólo la voluntad de pago sino la certeza del control político de las clases oprimidas y explotadas. A mayor sumisión a los dictados del capital extranjero -aunque se adorne con un discurso anti-neoliberal-corresponde necesariamente mayor represión interna. Allí está la experiencia menemista, de la que CFK fue parte activa, para tomar como referencia.

Macartismo “nac&pop”

La coalición política que vino ejerciendo el poder del estado en la década pasada prosigue su disolución. Nada lo muestra mejor que la polaridad entre las posiciones de las conducciones sindicales señaladas antes y las declaraciones extasiadas de Berni contra los trabajadores y los diputados del FIT.
Una vez más, el ex carapintada salió a pedir mando dura y Ley Antipiquetes. Como una suerte de campana que redobla sin parar, volvió a defender a los “pobres ciudadanos” que “van a trabajar”. Como si los trabajadores y trabajadoras de Lear no estuvieran peleando precisamente por esa demanda, la de volver a trabajar. Un cinismo propio de un represor.
El ataque a los diputados de izquierda –casi un tic en el Secretario de Seguridad- expresa los límites políticos del kirchnerismo para lidiar con el desarrollo político de la izquierda y su relación creciente con franjas de la clase trabajadora. Crecimiento que es proporcional a la debacle de cualquier aspecto progresista en el gobierno. Los llamados a una especie de remake de “hacer tronar el escarmiento” contra los diputados de la izquierda evidencian la imposibilidad objetiva de oponer una salida distinta a la crisis política y social en curso que no sea el hostigamiento represivo.  
Pero la acción de hoy volvió a mostrar –como en el paro nacional del 10A- una fuerza que supera a la izquierda trotskista, la única con alguna relación con franjas combativas del movimiento obrero. Esa fuerza es la de una amplia vanguardia de la clase trabajadora que se concentra en diversos lugares y que ha venido haciendo una gimnasia en la lucha de clases en los últimos años contra la burocracia sindical, contra las patronales  y, también, como se vio en el corte de Panamericana del 10A, contra las fuerzas represivas. Esa amplia vanguardia es la que está en la base del “desafío” al unicato sindical, no en la simple ampliación del espacio político por la derechización del kirchnerismo.
La jornada de lucha en apoyo a los trabajadores de Lear ha sido un pequeño gran test. En la Panamericana hoy se probó el temple de mujeres y hombres en el enfrentamiento a la represión policial y en las movilizaciones posteriores por su liberación. Ese temple pasó la prueba y es parte de, si se nos permite el concepto, el capital acumulado para futuras y mayores batallas. Batallas que son parte de esa guerra mucho mayor que es la lucha de clases. Esa lucha de clases que, como dijeron Marx y Engels ha sido y es, el motor de la historia.

martes, 17 de junio de 2014

"Cordobesismo reloaded” (represión y ataque contra la izquierda)




Eduardo Castilla

La “capitulación” de De la Sota ante las fuerzas represivas en Diciembre pasado abrió un nuevo momento en la política del régimen. Sería una exageración afirmar que dio paso a un nuevo tipo de gobierno, pero es evidente que las formas bonapartistas del gobierno han tendido a acentuarse a través del creciente peso de las fuerzas policiales en la vida provincial.
Lo que se denomina “policialización” de la sociedad, mediante los Operativos Saturación -que llevan incluso a la denigración pública de decenas de jóvenes en los “corralitos”- se acompaña con la impunidad de los casos de Gatillo Fácil recientes.
El accionar represivo del pasado miércoles, cuando la policía salió a cazar gente a varias cuadras de la Legislatura, sin discriminar en absoluto a quienes detenía, es parte de esta vía libre al accionar policial. El aparato sin control de los motines de diciembre se convierte en el brazo ejecutor (ahora controlado) de la política de orden del delasotismo en acuerdo con el radicalismo mestrista.
Este “empoderamiento” de las fuerzas policiales va de la mano con el desarrollo de una creciente unidad de las fuerzas políticas burguesas en función de garantizar la “paz social” que precisan las grandes empresas para avanzar en el ajuste que quieren imponer sobre los trabajadores.
Eso y no otra cosa es lo que se vio en la votación del miércoles pasado, donde primó la unidad en apoyo a la ley que permitirá la instalación de Monsanto. En esa misma jornada, el conjunto de las fuerzas políticas que sirven a los intereses patronales descargó un ataque contra la banca de la izquierda, acusando a la legisladora Cintia Frencia de incitar a los desmanes y “escrachar” a los legisladores que iban a votar la ley de Ambiente.   

El 2015 en la mira

Este ataque derechista es parte del perfil político que De la Sota quiere desplegar hacia las elecciones del 2015. El delasotismo es parte de las corrientes políticas inscriptas en la carrera hacia las elecciones presidenciales, aunque corriendo desde muy atrás. Quizás sea eso lo que obligue a la “espectacularidad” represiva si se nos permite tal conceptualización.
Desde esa necesidad política intenta posicionarse como un sector peronista de derecha, abiertamente reacio a la protesta social como lo definió el mismo De la Sota, que afirmó que “el que corta una calle tiene que ir preso”.
Pero esta dureza en el régimen también se sostiene sobre tendencias “locales”. Una de ellas, y no precisamente la menos importante, es la creciente actividad de franjas de vanguardia de la clase obrera, que empieza a despuntar, abriendo mayores elementos de crisis en el otro pilar central del orden capitalista provincial que es la burocracia sindical.
La gran pelea de los trabajadores de Valeo y el importante paro de la UOM del 28/5, así como la enorme lucha de los trabajadores de Weatherford son ejemplos de este resurgimiento de las fuerzas obreras que cuestiona la quietud de la burocracia sindical. Sus límites materiales para encabezar la protesta obrera saltan a la vista. A pesar de las marchas y caravanas de los primeros meses del año, las conducciones sindicales son un peso muerto a la hora de enfrentar despidos y suspensiones. Más que peso muerto, son agencias de la patronal como lo evidencia el SMATA, defendiendo las suspensiones como única “opción realista” ante la crisis.
De esta forma, De la Sota empieza a compartir una agenda de preocupaciones con el gobierno nacional dada la actividad en crecimiento de sectores de la clase trabajadora por fuera de las conducciones burocráticas. 

El “peligro” está a la Izquierda (y el kirchnerismo a la derecha)

La jornada del miércoles mostró, al mismo tiempo, una política unificada del régimen contra el Frente de Izquierda, donde se conjugaron la utilización de la condena a los “desmanes” como elemento acusatorio a la banca del FIT con una fuerte campaña mediática del conjunto de los medios de comunicación, independientemente de su alineación política. El FIT, a pesar de la completa ausencia de pruebas, fue demonizado durante casi 48hs por haber sido la única voz disonante en la votación de la ley.
En el marco de la represión de esa jornada fueron detenidos tres militantes del PTS que, en una muestra más del giro a la derecha, fueron llevados a la cárcel de Bower, la prisión de máxima seguridad de la provincia donde se halla, entre otros, el genocida Menéndez. 
La movilización, la denuncia activa a pesar del cerco mediático y la acción legal de los abogados, entre ellos Leticia Celli y Sergio Castro del PTS y el CeProDH, fue lo que logró la liberación de los 26 detenidos, a pesar de la dureza del gobierno, la justicia y la policía.
La dureza del régimen tiene dos objetivos. En primer lugar, el conjunto de las alas de la burguesía intenta lograr la integración de la izquierda como fuerza política subordinada, que “no saque los pies del plato” y no se salga de los marcos del régimen burgués. Junto a eso, se propone deslegitimarla todo lo posible para impedir su crecimiento en las elecciones del 2015. En esta oscura tarea ingresó de lleno el kirchnerismo, que no dijo una sola palabra contra la represión que se desataba afuera y que, a través de los medios de comunicación que influencia, colaboró a la demonización de la izquierda. Las organizaciones de DDHH y los centros de estudiantes afines brillaron por su silencio. Sólo el viernes 13/6, cuando habían pasado 48hs de la represión, algunas figuras ligadas a la universidad, salieron a denunciar la represión.
En segundo lugar y en un plano más estratégico, esta política apunta a impedir que la conquista del FIT como fuerza política se convierta en organización de sectores de la clase trabajadora, a la luz de la crisis que empieza a emerger en la industria y donde la burocracia se encuentra garantizando la paz social. En este escenario, la izquierda puede empezar a confluir con capas de trabajadores que la ven como única opción posible frente a la parálisis de las direcciones de sus organizaciones y frente a la política del conjunto de las fuerzas patronales.
La loas a la pluralidad de voces (“es bueno que la izquierda esté en la legislatura”) se invirtieron dialécticamente en una condena a su accionar contra la “investidura de la institución”, es decir contra la casta política que legisla en función de los intereses capitalistas.
Este movimiento contra la izquierda no es puramente local, sino que expresa un giro en la situación nacional a partir de la lucha de Gestamp, donde la demonización conjunta armada por el SMATA y el gobierno nacional, parece haber sido la señal de largada para una política destinada a atacar a la izquierda. Esto es lo que explica la unidad de las fuerzas políticas burguesas tanto en Córdoba como en Mendoza, donde incluso el ataque es aún más insólito

Perspectivas y tareas

El giro del gobierno provincial, en acuerdo con la oposición patronal, no deja de tener contradicciones. A pocas horas de votada la Ley, el juecismo salió a pedir que el gobierno provincial deje sin efecto la autorización que posee Monsanto para instalarse. Mientras tanto, el gobierno provincial juega a las escondidas diciendo que todo dependerá del estudio de impacto ambiental, cuando es evidencia que la nueva normativa allana el camino para la instalación de la planta.
Estas divisiones inter-burguesas son uno de los límites al ataque conjunto contra la izquierda. Los casi 150mil votos logrados por el FIT en octubre pasado y la pelea contra el fraude que impidió asumir la banca de diputado nacional, son elementos de prestigio que también le ponen un freno a esta perspectiva “destituyente”.
Pero el principal problema que tiene hoy el conjunto del arco capitalista radica en su necesidad de respaldar el ajuste que imponen las patronales y que empieza a despertar resistencias en sectores de trabajadores. Este escenario implica la perspectiva de una mayor polarización social y política donde el accionar del régimen estará destinado a impedir las acciones y repuestas obreras al mismo tiempo que deslegitimizar a la izquierda.
La defensa de la banca del FIT así como de los sectores de trabajadores que ésta influencia se vuelve central en este escenario. Esto implica, en primer lugar, la más amplia movilización en defensa de los derechos democráticos, contra la saturación policial de la ciudad, la represión y el Gatillo Fácil. En este marco, una tarea central es la lucha por el desprocesamiento de los compañeros que fueron detenidos en la represión. Esta tarea tiene que ser tomada por el conjunto de las organizaciones y agrupamientos que defienden las libertades democráticas.
Pero al mismo tiempo se impone avanzar en la tarea estratégica de rodear de solidaridad y apoyo cada lucha obrera en la perspectiva de avanzar en la conformación de una fuerte tendencia antiburocrática y combativa al interior de la clase trabajadora, apostando a su coordinación y a la unidad activa para enfrentar los ataques en curso. Sólo avanzando en la organización de amplias franjas de la clase trabajadora en una perspectiva clasista y revolucionaria, se pueden poner en pie las fuerzas materiales reales capaces de enfrentar al delasotismo y las grandes multinacionales para las que gestiona el estado provincial. El PTS viene avanzando en ese camino, a través de la participación activa en la organización de sectores de la clase trabajadora y de una pelea constante al interior del movimiento obrero por forjar estas fracciones antiburocráticas.