lunes, 30 de junio de 2014

Una agenda común contra los trabajadores y la izquierda (apuntes sobre la semana política en Córdoba)




Eduardo Castilla
Como no podía ser de otra manera en Córdoba está lanzada la pelea electoral. Con ciertas similitudes a lo que ocurre a nivel nacional, las alianzas políticas opositoras discurren aún en estado de liquidez, pero ya prometen un “enderezamiento” hacia la derecha en el marco del mayor giro político nacional en ese camino.
El delasotismo sale a promocionar su “modelo” de represión y persecución a los sectores que se oponen a la política gubernamental. Mientras tanto van acomodando las fichas en casa y definiendo los posibles sucesores. La dupla Schiaretti-Llayllora está en gateras, aunque no se puede descartar que se termine consensuando una formula común, tendiente a unificar al conjunto del aparato peronista en un momento en que la crisis social y económica empieza a dificultar la continuidad de casi 20 años de gestión provincial peronista.
En la vereda de enfrente, oteando el descontento y el desgaste en el régimen se empieza a insinuar un armado tipo UNEN pero local, donde pesa la contradicción de agrupar a un espacio más que heterogéneo, teniendo como pequeña gran traba la ausencia de acuerdo en el conjunto de las filas radicales.
El abanderado de esta alianza “trasversal” a derecha es el mismísimo Luis Juez, que viene planteando la necesidad de un frente que reúna desde el radicalismo hasta el PRO. De ahí su acercamiento al macrismo y los avances hacia un intento de acuerdo con la UCR. Acuerdo que todavía se parece al sexo de los ángeles, es decir carece de materialidad.
El mayor lastre de este acuerdo no lo constituye el pasado de oposición encarnizada entre radicalismo y juecismo sino la actual unidad de intereses entre mestrismo y delasotismo, obligados a administrar provincia y municipalidad en un escenario de crisis social y económica. Este pacto de gobernabilidad -que no borra los roces pasados- responde a una debilidad mutua. Si el motín policial fue el talón de Aquiles de De la Sota (y parece seguirlo siendo) los casos resonantes de corrupción fueron la lanza que horadó la gestión mestrista. En ese escenario, cualquier elemento “disruptivo” huele a crisis.
El camino del kirchnerismo, acorde con su situación de declive global,  parece el más incierto de todos. Sus recorridos por el interior provincial actúan, esencialmente, como forma de medición de las figuras que compiten en la interna presidencial del FPV. Aunque haya sonado el nombre de Martín Fresneda para candidato a gobernador, el único lanzado es Acastello, con una campaña masiva de afiches donde el eslogan es “100% Gestión”. Acorde al giro derechista del gobierno nacional, no puede haber ningún tipo de mística en la campaña K.

La “agenda común” de los partidos patronales

Si algo unifica las campañas políticas y los perfiles de las fuerzas patronales, es la aceptación acrítica del conjunto de los postulados que impone el orden provincial. En la edición de este domingo, Julio Perroti de la Voz del Interior afirma que “lo que ocurre es que lo que gana el lugar de prioritario para una gestión, lo pierde para la que sigue”. Su objetivo es señalar que, en Córdoba, no se discute una agenda a futuro.
Contra lo que afirma este periodista, que no haya debates públicos no significa que no existan acuerdos estratégicos en la política provincial entre las fuerzas que responden a los intereses de los grandes empresarios. Qué otra evidencia más marcada se podría hallar que la pasividad extrema ante el tendal de suspensiones y despidos en las automotrices. Las declaraciones “de preocupación” de juecistas o radicales no impiden que esos ataques contra las condiciones de vida obreras persistan.
Este rol de garantes de las ganancias capitalista quedó más que confirmado en la negativa a votar el proyecto presentado por el FIT contra las suspensiones y los despidos. Ese rechazo se complementa además con la continuidad –avalada por todos los bloques- de los subsidios y exenciones impositivas para las grandes multinacionales. Así, a pesar de lo que afirma el periodista de La Voz, agenda común hay. El punto es que es abiertamente opuesta a los intereses populares pero favorable a los de las grandes corporaciones internacionales.
No es solo el poder económico el que está en la agenda de la unidad de los partidos patronales. La casta judicial que viene interviniendo, sin ambages, en defensa de los intereses empresariales cuenta con la venia del conjunto de esas fuerzas. Hasta la (vieja) “promesa” de la nueva política por fuera del bipartidismo (Luis Juez) se animó a defender en TV al fiscal Hairabedian contra los ataques por sus vínculos con Rafael Sosa. Dentro de esta aristocrática casta se encuentra el fiscal Caballero, que viene de imputar al delegado de Valeo Leonardo Sánchez, impidiéndole la entrada en planta, desprotegiendo a los trabajadores en momentos de despidos y suspensiones.

Disparen sobre la izquierda (una vez más)

La campaña macartista que siguió a la represión en la Legislatura cumplió una nueva semana. Cuando la calumnia juega un papel en la política (o en la lucha de clases) tiene que llevarse hasta las últimas consecuencias.
Fue así que, a pesar de que De la Sota negó haber difamado a Cintia Frencia, el pasado jueves Oscar González -actual presidente provisorio de la legislatura y ex Jefe de Gabinete provincial- se despachó contra “los encapuchados” a los que asoció, sin nombrarlo, al FIT (“esa pequeña fuerza política” que “busca un reconocimiento por los canales que la democracia establece”). En el mismo sentido fue la acusación de la legisladora Nadia Fernández. Vale la pena recordar sus orígenes en el kirchnerismo, para terminar borocotizándose en una ferviente delasotista.
Estos intentos de cargar las “responsabilidad políticas” sobre el FIT muestran lo endeble de la argumentación real con la que iniciaron  la cuestión de privilegio contra el FIT en la Legislatura. Lejos de poder probar la participación real en los hechos que se imputa, deben recurrir a esta burda maniobra.
Al mismo tiempo, la denuncia al Jefe de la policía provincial por la represión de esa jornada  pone al descubierto la unidad de un plan armado para cazar a cualquier que pudiere ser asociado a los “incidentes” y al voto negativo del FIT a la Ley provincial de Ambiente.
En este escenario, el silencio sepulcral de los sectores alguna vez llamados progresistas no deja de impactar. La ausencia de pronunciamientos claros y permanentes contra los ataques que sufre el FIT, tanto con los procesamientos por la represión como por el ataque hacia la banca, evidencian otro aspecto de esta unidad política “por arriba”. Para el kirchnerismo cordobés constituiría una especie de ruptura de la disciplina política condenar el ataque a la izquierda, cuando el gobierno nacional lo hace de manera reiterada como se vio recientemente en el conflicto de Gestamp.
En un escenario marcado por el crecimiento de suspensiones y despidos, donde todavía está por verse el efecto real de las medidas tomadas por el gobierno (acuerdo con Brasil, Plan ProCreAUTO y rebajas de algunos precios), la existencia del FIT como alternativa política al conjunto de los partidos patronales, actúa como una espina en la planta del pie para el régimen político. La posibilidad de que ese espacio político o un sector de él, confluya con los reclamos obreros que empiezan a extenderse, es la principal preocupación política de los partidos que sirven a los intereses empresariales.
La perspectiva de resistencia a las consecuencias de la crisis económica es opuesta por el vértice a la salida que se impuso a fines de los 90’ en Córdoba y todo el país, donde primó la “paz social”. 
En ese temor a que la lucha de clases pueda abrir un camino a la izquierda trotskista, contra la burocracia anquilosada de los Pihen, Dragún o Urbano, que constituye hoy un verdadero bastión del régimen político provincial; allí reside la preocupación más duradera de los partidos políticos patronales.

miércoles, 25 de junio de 2014

Marx ha vuelto...aunque a algunos no les guste




Eduardo Castilla
Dicen que Marx criticaba al comunista utópico Wilhelm Weitling cuando se quejaba de que tanto él como Federico Engels escribían sobre temas “oscuros” que a nadie interesaban. La historia reseña que, en el medio de una discusión acalorada, Marx llegó a gritarle “la ignorancia nunca ha servido para nada”.
Hoy podríamos “corregir” a Marx y decir que la ignorancia sirve, por lo menos, para revelarnos a aquellos que deberían estudiar más y escribir menos. La era digital y las redes sociales permiten posibilidades fenomenales pero, al mismo tiempo, dejan el terreno libre para que cierta gente diga cuanto quiere sin más control que el teclado.
La periodista y conductora Belén Marty (“porteña de nacimiento” y “ferviente defensora de la libertad”) en este post se "animó" a hacer una “crítica” de la importante repercusión que está teniendo Marx ha vuelto, la miniserie que Contraimagen y TvPTS están difundiendo masivamente por las redes sociales.
La ferviente defensora de la libertad no tuvo ningún dilema en repetir los lugares más comunes de la crítica al comunismo, sin tomarse ni siquiera el trabajo de investigar el origen político del PTS que es quién está detrás de esta importante producción. Repasemos algunas de sus “críticas”.

Los precios y el cálculo económico

Belén Marty nos informa que “la imposibilidad del cálculo económico del comunismo no hace otra cosa que eliminar los precios, y sin eso el sistema económico no existe”.
No sabemos qué ha leído Belén sobre el comunismo pero seguro que no leyó a Marx, Lenin o Trotsky que, en más de una ocasión, escribieron que la sociedad socialista salida de las entrañas del capitalismo no podía prescindir de los métodos de cálculo económico heredados de ese sistema. Marx lo señalaba en la crítica del Programa de Gotha y León Trotsky, además de múltiples artículos, dedicó todo un apartado de su gran libro La Revolución Traicionada a explicar los mecanismos de regulación de la producción mediante el sistema de precios y la necesidad de una moneda estable, atacando a la burocracia estalinista por la absoluta falta de previsión y la estampida inflacionaria. Muy lejos de la “eliminación” de los precios, sólo una moneda estable permitía medir la productividad del trabajo y avanzar hacia evitar el derroche de trabajo humano. En el primer estadio del socialismo, el mercado seguirá actuando como medio de revisión y control de la producción de determinadas mercancías, coexistiendo con una creciente planificación económica.
Que la burocracia estalinista haya vendido espejitos de colores y que en la Universidad Austral no enseñen la diferencia entre estalinismo y trotskismo no sirve de excusa. Siempre es mejor preguntar antes de postear. 

La planificación y la democracia soviética

Belén se pone a “imaginar a un grupo de funcionarios comunistas” decidiendo qué y cuánto se produce de patatas, chocolates o zapatos. Pero el comunismo por el que peleaban Marx, Engels, Lenin y Trotsky entre otros, está años luz alejado de cualquier forma de planificación burocrática de la economía. Eso fue el estalinismo (o sus variantes maoístas y castristas).
Lejos de eso, el comunismo y la transición hacia dicho sistema no pueden basarse más que en la democracia más amplia, en la posibilidad del conjunto de la población de tomar las decisiones que hacen a la producción y el funcionamiento de la economía. Un verdadero autogobierno de masas basado en la extensión de diversos mecanismos democráticos de decisión y control. Lenin escribió que, bajo el sistema soviético, hasta una cocinera tenía en sus manos la posibilidad de dirigir el estado (esperemos que Belén no tenga ningún prejuicio contra las cocineras).
La idea de una planificación democrática es hoy muchísimo más tangible que hace décadas. Las nuevas tecnologías, extendidas globalmente, que dan origen a las redes sociales y la existencia de altísimas velocidades de conexión de internet, permitirían hoy a millones de personas participar activamente en la toma de decisiones sobre cientos de problemas. La posibilidad real de consultar o decidir online está al alcance de la mano haciendo click para miles de personas de manera simultánea. Un escenario que, evidentemente, la periodista liberal no puede imaginar. 

 “Yo gano porque vos también ganás…”

…afirma Belén. Así funciona el capitalismo según ella nos dice y, al mismo tiempo afirma que el “comunismo fracasó”. ¿En qué planeta vive?
Cuando van 7 años de la crisis internacional nos venimos a enterar que el “acceso irrestricto a la propiedad privada” puede crear condiciones para la creación de riqueza y eso nos puede ayudar a ganar a “todos”. Esto se escribe cuando la desocupación no deja de crecer y el estancamiento económico mundial es una realidad patente, cuando la crisis social hunde a franjas amplias de la población en una situación de enorme precariedad y miseria.   
Como lo señalaba Marx, en el mismo Manifiesto Comunista, la propiedad privada capitalista se basa en privar de toda propiedad a las nueve décimas partes de la población. Lejos del “todos ganan” (una especie de “teoría del derrame” venida a menos) y como afirmó Marx, “la acumulación de la riqueza en un polo es, en consecuencia, al mismo tiempo de acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en el polo opuesto, es decir, en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital”. Los datos de la realidad social confirman la hipótesis teórica de Marx, no los deseos piadosos de Belén.

La vida no es justa (y la sociedad de clases tampoco)

Belén se queja de que la miniserie Marx ha vuelto establece una relación “injusta” entre el explotado y el explotador. Pero, lo que a la periodista liberal le parece un “cliché” es la realidad de millones de trabajadores en todo el mundo. La crisis internacional, con su secuela de desocupación y pobreza pone en evidencia que el “contrato libre” entre empleador y trabajadores encubre una relación estructuralmente desigual, donde el obrero sólo encuentra trabajo “a condición de que permita acrecentar el capital”. Esto es lo que empuja a la lucha de clases.
La enorme repercusión de Marx ha vuelto se basa precisamente en esta realidad incontrastable. El capitalismo sigue produciendo una brutal desigualdad y sigue siendo un sistema social cuyas crisis significan privaciones enormes para las masas. Significan pobreza, desocupación y las más degradantes condiciones de vida. 
Para los cientos de miles que ya han visto la miniserie es una explicación precisa (y sencilla a la vez) del porqué de esa realidad y de los medios para subvertirla. Ahí radica la razón de su éxito actual.
A pesar de los temores de los liberales y de los “argumentos” de Belén, Marx ha vuelto.

martes, 17 de junio de 2014

"Cordobesismo reloaded” (represión y ataque contra la izquierda)




Eduardo Castilla

La “capitulación” de De la Sota ante las fuerzas represivas en Diciembre pasado abrió un nuevo momento en la política del régimen. Sería una exageración afirmar que dio paso a un nuevo tipo de gobierno, pero es evidente que las formas bonapartistas del gobierno han tendido a acentuarse a través del creciente peso de las fuerzas policiales en la vida provincial.
Lo que se denomina “policialización” de la sociedad, mediante los Operativos Saturación -que llevan incluso a la denigración pública de decenas de jóvenes en los “corralitos”- se acompaña con la impunidad de los casos de Gatillo Fácil recientes.
El accionar represivo del pasado miércoles, cuando la policía salió a cazar gente a varias cuadras de la Legislatura, sin discriminar en absoluto a quienes detenía, es parte de esta vía libre al accionar policial. El aparato sin control de los motines de diciembre se convierte en el brazo ejecutor (ahora controlado) de la política de orden del delasotismo en acuerdo con el radicalismo mestrista.
Este “empoderamiento” de las fuerzas policiales va de la mano con el desarrollo de una creciente unidad de las fuerzas políticas burguesas en función de garantizar la “paz social” que precisan las grandes empresas para avanzar en el ajuste que quieren imponer sobre los trabajadores.
Eso y no otra cosa es lo que se vio en la votación del miércoles pasado, donde primó la unidad en apoyo a la ley que permitirá la instalación de Monsanto. En esa misma jornada, el conjunto de las fuerzas políticas que sirven a los intereses patronales descargó un ataque contra la banca de la izquierda, acusando a la legisladora Cintia Frencia de incitar a los desmanes y “escrachar” a los legisladores que iban a votar la ley de Ambiente.   

El 2015 en la mira

Este ataque derechista es parte del perfil político que De la Sota quiere desplegar hacia las elecciones del 2015. El delasotismo es parte de las corrientes políticas inscriptas en la carrera hacia las elecciones presidenciales, aunque corriendo desde muy atrás. Quizás sea eso lo que obligue a la “espectacularidad” represiva si se nos permite tal conceptualización.
Desde esa necesidad política intenta posicionarse como un sector peronista de derecha, abiertamente reacio a la protesta social como lo definió el mismo De la Sota, que afirmó que “el que corta una calle tiene que ir preso”.
Pero esta dureza en el régimen también se sostiene sobre tendencias “locales”. Una de ellas, y no precisamente la menos importante, es la creciente actividad de franjas de vanguardia de la clase obrera, que empieza a despuntar, abriendo mayores elementos de crisis en el otro pilar central del orden capitalista provincial que es la burocracia sindical.
La gran pelea de los trabajadores de Valeo y el importante paro de la UOM del 28/5, así como la enorme lucha de los trabajadores de Weatherford son ejemplos de este resurgimiento de las fuerzas obreras que cuestiona la quietud de la burocracia sindical. Sus límites materiales para encabezar la protesta obrera saltan a la vista. A pesar de las marchas y caravanas de los primeros meses del año, las conducciones sindicales son un peso muerto a la hora de enfrentar despidos y suspensiones. Más que peso muerto, son agencias de la patronal como lo evidencia el SMATA, defendiendo las suspensiones como única “opción realista” ante la crisis.
De esta forma, De la Sota empieza a compartir una agenda de preocupaciones con el gobierno nacional dada la actividad en crecimiento de sectores de la clase trabajadora por fuera de las conducciones burocráticas. 

El “peligro” está a la Izquierda (y el kirchnerismo a la derecha)

La jornada del miércoles mostró, al mismo tiempo, una política unificada del régimen contra el Frente de Izquierda, donde se conjugaron la utilización de la condena a los “desmanes” como elemento acusatorio a la banca del FIT con una fuerte campaña mediática del conjunto de los medios de comunicación, independientemente de su alineación política. El FIT, a pesar de la completa ausencia de pruebas, fue demonizado durante casi 48hs por haber sido la única voz disonante en la votación de la ley.
En el marco de la represión de esa jornada fueron detenidos tres militantes del PTS que, en una muestra más del giro a la derecha, fueron llevados a la cárcel de Bower, la prisión de máxima seguridad de la provincia donde se halla, entre otros, el genocida Menéndez. 
La movilización, la denuncia activa a pesar del cerco mediático y la acción legal de los abogados, entre ellos Leticia Celli y Sergio Castro del PTS y el CeProDH, fue lo que logró la liberación de los 26 detenidos, a pesar de la dureza del gobierno, la justicia y la policía.
La dureza del régimen tiene dos objetivos. En primer lugar, el conjunto de las alas de la burguesía intenta lograr la integración de la izquierda como fuerza política subordinada, que “no saque los pies del plato” y no se salga de los marcos del régimen burgués. Junto a eso, se propone deslegitimarla todo lo posible para impedir su crecimiento en las elecciones del 2015. En esta oscura tarea ingresó de lleno el kirchnerismo, que no dijo una sola palabra contra la represión que se desataba afuera y que, a través de los medios de comunicación que influencia, colaboró a la demonización de la izquierda. Las organizaciones de DDHH y los centros de estudiantes afines brillaron por su silencio. Sólo el viernes 13/6, cuando habían pasado 48hs de la represión, algunas figuras ligadas a la universidad, salieron a denunciar la represión.
En segundo lugar y en un plano más estratégico, esta política apunta a impedir que la conquista del FIT como fuerza política se convierta en organización de sectores de la clase trabajadora, a la luz de la crisis que empieza a emerger en la industria y donde la burocracia se encuentra garantizando la paz social. En este escenario, la izquierda puede empezar a confluir con capas de trabajadores que la ven como única opción posible frente a la parálisis de las direcciones de sus organizaciones y frente a la política del conjunto de las fuerzas patronales.
La loas a la pluralidad de voces (“es bueno que la izquierda esté en la legislatura”) se invirtieron dialécticamente en una condena a su accionar contra la “investidura de la institución”, es decir contra la casta política que legisla en función de los intereses capitalistas.
Este movimiento contra la izquierda no es puramente local, sino que expresa un giro en la situación nacional a partir de la lucha de Gestamp, donde la demonización conjunta armada por el SMATA y el gobierno nacional, parece haber sido la señal de largada para una política destinada a atacar a la izquierda. Esto es lo que explica la unidad de las fuerzas políticas burguesas tanto en Córdoba como en Mendoza, donde incluso el ataque es aún más insólito

Perspectivas y tareas

El giro del gobierno provincial, en acuerdo con la oposición patronal, no deja de tener contradicciones. A pocas horas de votada la Ley, el juecismo salió a pedir que el gobierno provincial deje sin efecto la autorización que posee Monsanto para instalarse. Mientras tanto, el gobierno provincial juega a las escondidas diciendo que todo dependerá del estudio de impacto ambiental, cuando es evidencia que la nueva normativa allana el camino para la instalación de la planta.
Estas divisiones inter-burguesas son uno de los límites al ataque conjunto contra la izquierda. Los casi 150mil votos logrados por el FIT en octubre pasado y la pelea contra el fraude que impidió asumir la banca de diputado nacional, son elementos de prestigio que también le ponen un freno a esta perspectiva “destituyente”.
Pero el principal problema que tiene hoy el conjunto del arco capitalista radica en su necesidad de respaldar el ajuste que imponen las patronales y que empieza a despertar resistencias en sectores de trabajadores. Este escenario implica la perspectiva de una mayor polarización social y política donde el accionar del régimen estará destinado a impedir las acciones y repuestas obreras al mismo tiempo que deslegitimizar a la izquierda.
La defensa de la banca del FIT así como de los sectores de trabajadores que ésta influencia se vuelve central en este escenario. Esto implica, en primer lugar, la más amplia movilización en defensa de los derechos democráticos, contra la saturación policial de la ciudad, la represión y el Gatillo Fácil. En este marco, una tarea central es la lucha por el desprocesamiento de los compañeros que fueron detenidos en la represión. Esta tarea tiene que ser tomada por el conjunto de las organizaciones y agrupamientos que defienden las libertades democráticas.
Pero al mismo tiempo se impone avanzar en la tarea estratégica de rodear de solidaridad y apoyo cada lucha obrera en la perspectiva de avanzar en la conformación de una fuerte tendencia antiburocrática y combativa al interior de la clase trabajadora, apostando a su coordinación y a la unidad activa para enfrentar los ataques en curso. Sólo avanzando en la organización de amplias franjas de la clase trabajadora en una perspectiva clasista y revolucionaria, se pueden poner en pie las fuerzas materiales reales capaces de enfrentar al delasotismo y las grandes multinacionales para las que gestiona el estado provincial. El PTS viene avanzando en ese camino, a través de la participación activa en la organización de sectores de la clase trabajadora y de una pelea constante al interior del movimiento obrero por forjar estas fracciones antiburocráticas.