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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Córdoba: un presupuesto funcional a los grandes empresarios


Eduardo Castilla
Las audiencias abiertas que se realizaron la semana pasada estuvieron plagadas de reclamos de distintos sectores corporativos. Desde la cámara que agrupa a las PYMES hasta un representante de la Asociación de Concesionarios de la República Argentina pasaron por la audiencia para, en la enorme mayoría de los casos, rechazar el proyecto. Analizamos en esta nota[i] algunas cuestiones de este presupuesto. Cuestiones que llevarán a su rechazo por parte de la banca del Frente de Izquierda.

Un proyecto continuista

El proyecto garantiza la continuidad de grandes beneficios para los grandes empresarios de la ciudad y el campo. Al mismo tiempo, mantiene un presupuesto limitado para la salud y la educación además de garantizar el trabajo precario en la provincia.
El Proyecto de presupuesto parte de la base de un esquema tributario completamente regresivo. Como se consigna en la presentación del presupuesto los ingresos impositivos propios están recostados sobre el Impuesto a los ingresos brutos que aporta el 80,36% del total. Un tributo completamente regresivo en tanto se aplica de manera homogénea y termina recayendo sobre los consumidores.
Dentro del esquema general, el Impuesto inmobiliario, que afecta la propiedad, sólo aportará el 6,55% del total. Como lo denuncian organizaciones sociales, economistas y el conjunto de la oposición, los valores sobre los que se calcula el inmobiliario rural se hallan completamente desactualizados. La demostración de que se trata de un proyecto en función de los intereses de estos sectores lo muestra el hecho de que el gobierno presenta el aumento en ese rubro (32%) como un acuerdo con los sectores empresarios. Es decir, los intereses de las patronales del campo no serán afectados como sí lo serán los de millones que deben pagar el inmobiliario urbano, que aumentará en un 37%. De conjunto el proyecto consagra una estructura tributaria completamente regresiva.

Grandes ganancias, grandes beneficios

La política tributaria provincial beneficia además a las grandes multinacionales, entre ellas a las automotrices. La provincia deja de percibir por desgravaciones de ingresos brutos, regímenes de promoción y otros ítems la suma de $1.053.645.523, una cifra que podría destinarse por ejemplo a aumentar 16% el presupuesto de salud.
En este rubro hay que anotar los beneficios por exención en el pago del impuesto sobre los Ingresos Brutos y el inmobiliario a las grandes patronales como Fiat, VW o Renault. Esos regímenes especiales están consagrados en acuerdos específicos con esas empresas. Así, en Córdoba el pueblo trabajador es el que, con sus impuestos, sostiene la rentabilidad de los grandes empresarios de la ciudad y el campo. Una demostración más de para quienes gobierna el PJ

El gasto viene en color azul

Analizar el esquema de gastos excede el límite de esta nota. Consignemos algunos de los principales ítems, que dan cuenta de la orientación general del gobierno de De la Sota.
La partida destinadas Seguridad interior será de $6.525.520.000, superando las correspondientes a Salud (6.187.830.000), Promoción y asistencia social ($1.257.576.000), Enseñanza media y técnica ($6.215.373.000), Inicial y primaria ($4.676.575.000) entre otras. La única partida que supera el gasto en Seguridad interior es la de Administración de la educación ($9.369.318.000).
Este énfasis en la seguridad va de la mano con la incorporación de más de 1600 agentes policiales y del Servicio penitenciario. Esto sucede al mismo tiempo que no se consigna ningún aumento de personal en el sector de Salud y que los que se señalan para el área de Educación suenan irrisorios en relación a los objetivos planteados. De llevarse a cabo los mismos, solo puede conducir a un mayor precarización laboral del empelo docente.
Como queda claro, el eje de la política de gestión del gobierno está dado por mantener los limitados presupuestos de salud, educación, vivienda y fortalecer a las mismas fuerzas policiales que, en lo que va del 2014, asesinaron a 9 jóvenes por gatillo fácil. Las mismas fuerzas represivas dirigidas con prepotencia por Julio César Suárez, quien está imputado por amenazas y coacción contra un periodista. El proyecto de presupuesto 2015 se puede resumir en ajuste tributario sobre el pueblo trabajador, beneficios para las grandes patronales y más policía para garantizar la llamada “paz social”.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Aquel diciembre cordobés. A un año de la crisis que sacudió Córdoba


 
Foto: Carlos Paul Amiune

 Eduardo Castilla

Hace un año la policía provincial se amotinaba exigiendo importantes aumentos salariales. Córdoba vivía, a partir de ese momento, una de las crisis sociales y políticas más importantes desde el fin de la dictadura. Presentamos dos artículos escritos para La Izquierda Diario sobre esta cuestión. 


Aquel diciembre cordobés: las razones del motín policial (I parte)

 Aquel diciembre cordobés: una brecha social profunda (II parte)

 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Las “corpos” que vos matasteis gozan de buena salud (editorial de editoriales en La Izquierda Diario)

Las “Corpos” más vivas que nunca. Una batalla contra la justicia que carece de épica. Una casta política que lucha entre sí mientras sigue viviendo como empresarios. Bergoglio, Verbitsky y un debate en la izquierda kirchnerista que no cesa. Un nuevo silencio: el debate sobre la situación de las personas trans.

 

Sebastián Quijano


La batalla judicial
A esta altura de la década “ganada” resulta necesario hacer una contabilidad más fina. A pesar de la sumatoria de discursos contra las corporaciones, éstas mantienen su poder. La Corpo judicial copa el escenario político. El enemigo de turno es el juez Bonadío. Pero el ataque va más allá (completo acá)

lunes, 29 de septiembre de 2014

A Dios (y a la Iglesia) pagando y con buitres negociando

 

Editorial de editoriales en La Izquierda Diario

 

Domingo 28 de septiembre de 2014 | 10:06 - Tras la visita vaticana, CFK viajó a la Asamblea de la ONU. Su discurso contra los buitres contrastó con la reunión con George Soros, magnate que "ayudaría" a la Argentina a cambio de negocios en Vaca Muerta. En nuestro país ya se sienten las consecuencias del "apoyo papal". La reforma del Código Civil: la negación de derecho al aborto, las tierras para los originarios y la impunidad para la corrupción estatal.



In nomine patris

El domingo pasado, señalábamos la necesaria devolución estatal por los apoyos franciscanos contra los fondos buitres y, en la reforma del Código Civil, poníamos el acento. En menos de tres días se desempolvó el proyecto y la celeridad oficial deja atónita a la oligarquía derechista de La Nación que pierde su agenda en manos de supuestos progresistas.
A pocos días de un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres, el Vaticano y el gobierno pretenden sancionar, cuanto antes, un Código Civil donde “la existencia de la persona humana comienza con la concepción” y así ponerle un broche eclesiástico a la negativa kirchnerista que, durante toda la década, prohibió avanzar en este derecho elemental. Fueron 5 las veces que se presentó al parlamento esta iniciativa. Todas fueron cajoneadas por el oficialismo.

 

domingo, 21 de septiembre de 2014

Negociando en retirada (editorial de editoriales publicado en La Izquierda Diario este domingo)

A partir de este domingo La Izquierda Diario se propone analizar críticamente los editoriales de los principales diarios del país. Es en ellas donde pueden encontrarse definiciones políticas centrales que seguirán jugando un papel a lo largo de la semana que se inicia. Es allí donde se condensan ideas y temáticas que dan fundamento a la construcción del poder político de las distintas tendencias o fracciones de la clase dominante. Si los medios oficialistas fueron –y siguen siendo- fundamentales a la hora de “construir el relato” kirchnerista, no menos esencial es el papel de los medios de comunicación opositores y sus principales periodistas a la hora de respaldar los intereses de sectores empresariales o opuestos al gobierno.



Sebastián Tudino y Eduardo Castilla

“Francisco es Bergoglio”
 
El diario que fundara Mitre, en la pluma de Morales Solá, y el principal diario oficialista, bajo la firma de Horacio Verbitsky, coinciden en hacer centro de sus editoriales en la reunión que mantuvieron Cristina Fernández y el papa Francisco ayer sábado.
Aunque Morales Solá trata de marcar los límites de la reunión, centrando las preocupaciones vaticanas en la gobernabilidad argentina, lo cierto es que, para la estrategia oficial de fortalecer discursivamente su negociación con los fondos buitres, la reunión juega a favor.
En el caso de la editorial de Verbitsky esta ventaja para el gobierno nacional lo lleva a soslayar el pasado -no tan pasado- de Francisco (que sigue siendo Bergoglio) haciendo un relato progresista de la Iglesia, algo que dista mucho de la realidad y su historia de apoyo a genocidas.
El discurso papal contra el “sistema financiero” mundial –un apoyo más bien timorato-, no solo expresa conveniencia para el gobierno sino que también es parte de la estrategia vaticana para acercar la iglesia a sus fieles y avanzar en la imposición de su propia agenda cultural al interior del país. La reunión de ayer, tendrá sus costos. La agenda cultural e igualitaria de la que supo ufanarse el gobierno, sufre y sufrirá nuevos embates.
Lo cierto es que la estrategia gubernamental pretende fortalecer sus posiciones negociadoras en lo que queda de tiempo hasta que el 1º de enero de 2015 cuando caiga la cláusula RUFO. Allí se verá si los buitres, que hoy son el centro de los ataques oficiales, pasan a ser nuevamente “bonistas respetables” o si, por el contario, como sostiene Julio Blanck en Clarín, prima una línea política que implique más y mayor confrontación.
Seguramente, la sobrecarga épica del relato oficial encontrará en esa fecha una nueva frustración, superior aún al reconocido carácter de “pagadores seriales”, que ya reivindicara la presidenta y que se pudo apreciar en los acuerdos con el CIADI, el Club de París, REPSOL y el 92% restante de los “buitres buenos”.

Un “chavismo” a la medida de los empresarios

Otro tema ineludible en todos los análisis es la recientemente votada Ley de Abastecimiento. La normativa, vigente desde 1974 y que ningún gobierno aplicó, sufrió numerosos recortes en el tratamiento legislativo. Los mismos fueron una concesión hecha a la medida de los empresarios y de sectores de la oposición. La norma se termina convirtiendo así en un simple factor de presión sobre el empresariado, con escaso margen de efectividad en el supuesto de que voluntad política no faltase, lo cual ya es suponer demasiado.
Como declaró Nicolás del Caño, diputado nacional del PTS en el Frente de Izquierda, “la Sociedad Rural y los grandes empresarios pueden dormir tranquilos”. Del Caño votó en contra de la normativa, pero desde un lugar claramente diferenciado del conjunto de la oposición, que actuó como vocero de las grandes empresas.
Lo cierto es que el empresariado (industrial y rural) puso el grito en el cielo porque ven a un gobierno débil y en retirada, que durante una década les garantizó “levantarla en pala”. Lejos de ceder, estos ataques a un supuesto “chavismo” buscan imponer más presiones para optimizar sus ganancias. Los pedidos de devaluación que vienen teniendo carácter público son parte de esta estrategia que también implica la continuidad de suspensiones y despidos en ramas específicas como la automotriz, otrora estrella del modelo económico kirchnerista. Por si hiciera falta confirmación, Mario Wainfield, otro de los editorialistas de Página12, tiene que reconocer que no hay ningún precedente de confiscaciones hechas por el gobierno nacional.
Otro enemigo “a medida” que eligió el gobierno son los gremios opositores, en especial los conducidos por Moyano y Barrionuevo. Como justamente señala Wainfield, los dirigentes sindicales son de lo más cuestionado socialmente y quienes menos se modernizaron tras las “crisis de representatividad” que vivió el conjunto de las estructuras políticas argentinas a fines de 2001.
Lo que parece olvidar el cronista es que en la vereda del gobierno no proliferan nuevos dirigentes de pasado o presente probo. Muy por el contrario, después de apoyarse durante una década en el ahora enemigo Moyano, el gobierno se recuesta sobre el Secretario General de la UOCRA, Gerardo Martínez, colaborador con la última dictadura militar o en la UOM de Antonio Caló y Juan Belén que, hace no mucho tiempo, despotricaba contra “la zurda loca”.
Más recientemente, la “estrella” de los aliados sindicales del gobierno es el Secretario General del SMATA Ricardo Pignanelli. Este garantizó, con su espectacular inmovilismo, 14 mil suspensiones en la rama y se ha convertido en el vocero principal de los ataques a las representaciones de fábrica que no le responden y resisten los despidos y las suspensiones. El ejemplo más destacado es la empresa LEAR, donde tiene influencia política la izquierda partidaria a través del PTS.
La intención del editorialista de Página12 es golpear sobre las conducciones sindicales opositoras para desprestigiar los importantes pronunciamientos nacionales que significaron los dos paros nacionales del 2014. Pero la mano nunca podrá tapar el sol. Lo que es resistido por los periodistas afines al oficialismo es reconocer que amplios sectores de la clase trabajadora han emprendido una ruptura política lenta, pero persistente, con el gobierno que decía defender el empleo.

¿Operación Buenos Aires? (o como pelear el aparato para garantizarse la cuota de poder)

El cuarto elemento que desvela a todos los editorialistas es la aparición de Máximo Kirchner. Más allá de los análisis del discurso y las contestaciones afiebradas de la oposición republicana, lo interesante es leer en la estrategia oficial la necesidad de disputar el poder de la provincia de Buenos Aires como única vía de garantizar la supervivencia del kirchnerismo pos 2015.
La Cámpora, una agrupación “estatizada”, no tiene razón de ser sin su vinculación al estado y su administración. La “estrategia Bachellet” -que anuncian diversos analistas- de mantenerse como identidad propia ante un futuro gobierno necesariamente “a la derecha”, no puede realizarse simplemente desde el llano por gente que nunca conoció esa adversidad.
Sea con Máximo, sea con la propia Cristina, la estrategia oficialista buscará limar todo lo posible el poder de sus aliados/adversarios, como Scioli, para condicionar el armado de cada una de las listas y garantizarse el calorcito del poder desde donde preparar un retorno en 2019. Sin embargo, en un país como Argentina, atravesado por un sinfín de contradicciones externas e internas, hablar de candidaturas y retornos parece un poco apresurado.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Macartismo, represión y fin de ciclo (o sobre el nerviosismo kirchnerista)



Eduardo Castilla

El conflicto entre el gobierno y las patronales del campo dejó en la historia reciente –historia que se superará a sí misma- algunas frases célebres. Entre ellas estaba aquella pregunta que hacía referencia al “nerviosismo” de cierta corporación mediática.
A pesar del crecimiento el gobierno en los índices de popularidad, como resultado de la épica “anti-buitres”, podría hacerse la misma pregunta a algunos funcionarios que se desencajan antes las preguntas y debates que la izquierda trotskista presenta en el Congreso o ante los reclamos y las acciones de sectores combativos de la clase trabajadora, en defensa de sus puestos de trabajo. 

Un intento de “bonapartismo” senil

La batalla contra los holdouts que, finalizado diciembre, seguramente se convertirá en un nuevo acuerdo antinacional que profundizará el endeudamiento, sirvió a los fines de la recuperación de la imagen presidencial y dio bases a una revitalización parcial del gobierno.
Desde esa fortaleza el gobierno intenta recrear su política de confrontar con todos los sectores sociales, ubicándose en defensa de “todos los argentinos”. De allí se entienden las duras discusiones con la UIA, la continuidad de una política que denuncia a Griesa y al mismo EEUU -expresada en la denuncia en La Haya-, la dureza frente al reclamo del impuesto a las Ganancias que hace –o hacía para ser más precisos- la CGT Balcarce y, sobre todo, la dureza contra la vanguardia obrera y la izquierda trotskista, contra la que se ha lanzado una campaña macartista.
Pero esta fortaleza es relativa y está mediada por las limitaciones propias del agotamiento de un ciclo político. Agotamiento que responde al fin de las variables que lo hicieron posible durante poco más de una década. Que, en la coyuntura, el gobierno haya ocupado el centro de la escena política, no soluciona los problemas estructurales que son los límites al resurgir del “modelo”. 

El país buitre y sus consecuencias

A lo largo de la década que pasó, el peso del capital extranjero en la economía nacional lejos estuvo de revertirse. Argentina siguió siendo un país dominado por las patronales de EEUU y europeas.  Esta fracción del capital continuó así con un enorme peso en grandes decisiones políticas y económicas.
Esta es la explicación estructural a la forma en que han actuado la autopartista Lear y la gráfica Donnelley, ambas de origen norteamericano, dejando en la calle a cientos de trabajadores. Bien por despidos, en complot abierto con el SMATA, bien con un cierre absolutamente ilegal, ambas patronales han dejado en claro que sus intereses económicos se hallan por encima de la legislación nacional.  
Esto peso de las grandes multinacionales extranjeras constituye un talón de Aquiles de cualquier gobierno de un país semicolonial. Los intereses de esas multinacionales se rigen a escala global o por sus cotizaciones en la Bolsa de Nueva York. La soberanía  o la estabilidad política del gobierno local son un valor de undécimo orden para las mismas. Menos valor aún tiene entonces la vida de los trabajadores y sus familias.
El gobierno kirchnerista -como lo evidencia la represión constante a los trabajadores y trabajadoras de Lear- lejos está de recurrir a la misma épica de la que hace gala contra los buitres financieros. Frente a las patronales norteamericanas que despiden, el cipayismo menemista vuelve a emerger. 

Desempleo y “caos social”

El problema del crecimiento del desempleo es ya un factor político-social de primer orden. Desde los datos brindados por el mismo gobierno, pasando por analistas y consultores de todo tipo, hasta la misma Iglesia, todos confirman el crecimiento del desempleo.
Como bien se señaló aquí, la conflictividad social emerge a la luz del crecimiento de despidos y las suspensiones. La respuesta de sectores de la clase trabajadora es un cuestionamiento a la “libertad” que tienen las patronales de prescindir de la fuerza de trabajo obrera cuando las ganancias “no cierran”. Este mecanismo, presente en el corazón del capitalismo desde sus inicios, es lo que ponen en cuestión las acciones de resistencia de sectores de trabajadores como ocurre en Lear, Donnelley, Emfer y otras luchas.
El verdadero “caos social” no es el que Capitanich denuncia atacando a la izquierda, sino el que se produce como resultante del crecimiento de despidos, suspensiones, pobreza y crisis social. No hay “agitadores” sino condiciones sociales que implican resistencia obrera. En este sentido, se podía decir que el verdadero propugnador del “caos” ha sido el gobierno que, lejos de dar solución a las demandas obreras y populares, permite el accionar impune de las patronales.
Aquí, en el crecimiento de desempleo, radica uno de los principales topes ante los que se encuentra la recuperación política del gobierno. Si la desocupación sigue aumentando, el relato contra los buitres dejará de surtir efecto y abrirá paso a un nuevo y mayor cuestionamiento en su contra. 

El mundo según Berni

Ayer Capitanich volvió a reiterar los ataques contra la izquierda. El peronismo facho emerge en la escena nacional como parte de las “soluciones” que el gobierno tiene para ofrecer ante los reclamos de la clase trabajadora.
En el universo político la figura del Secretario de Seguridad Berni viene siendo central. Es la cara visible de la verdadera política frente al “reclamo social”. Política que no es más el endurecimiento constante de la represión a las luchas obreras, como pudo verse la semana pasada en la Panamericana, cuando usando gas pimienta y destrozando la puerta de un auto, Gendarmería se llevo detenida, entre otros, a Victoria Moyano Artigas, nieta recuperada y militante del PTS. A menos de 48 horas de la aparición de Guido Carlotto, la verdadera cara del gobierno nacional volvía a asomar a través de la represión estatal.
Es en ese marco que tiene que entenderse la nueva avanzada del gobierno nacional con la Ley Antipiquetes, con la que se propondrá, a tono con la oposición patronal, ponerles límites a las acciones de la clase trabajadora y los sectores populares que se encuentran respondiendo frente a la crisis.

Donnelley, Lear y una perspectiva para la clase obrera

El escenario nacional está marcado así por la unidad creciente entre tres fuerzas: las grandes patronales, el gobierno nacional y la burocracia sindical peronista. Unidad no absoluta ni completa, pero que comparte el objetivo estratégico de liquidar la influencia que, al interior de la clase trabajadora, ha venido conquistando el Frente de Izquierda y, en particular, el PTS.
Los ataques de Capitanich, Berni y Pignanelli demuestran que la verdadera oposición política y sindical al gobierno y las patronales está protagonizada por la izquierda trotskista, referenciada en la independencia política de la clase trabajadora, una concepción opuesta por el vértice al peronismo y a las diversas lógicas políticas que, dentro de la misma izquierda, apostaron a la colaboración con el mismo en diversos momentos de la historia (maoístas y stalinistas).
Esa fusión entre los sectores combativos de la clase trabajadora y la izquierda trotskista es lo que se halla en la base de la actual resistencia a los ataques en curso. Es lo que permite además que las luchas sindicales se eleven a un plano político, en el que las mismas sirven como ejemplo para el conjunto de la clase trabajadora.
La conquista de la opinión pública mediante campañas para hacer conocido el conflicto, la utilización de diversos métodos de lucha, combinando las acciones en las calles con la utilización de recursos legales -como los fallos judiciales- permitieron a los trabajadores de Lear sortear no sólo un ataque feroz, resistir las constantes represiones de Gendarmería y la Bonaerense, sino además haber avanzando en imponerle la burocracia y el gobierno la reincorporación parcial de trabajadores y el retorno de los delegados a la planta.
Ayer martes, la puesta en producción de la gráfica Donnelley, a pesar de la ausencia de la patronal, es un ejemplo de cómo los trabajadores son los únicos verdaderamente interesados en la continuidad de las fuentes de trabajo. Esta acción, al mismo tiempo, permitió empezar a mostrar el carácter parasitario de la patronal. Los obreros hicieron producir la empresa sin necesidad de gerentes. Los verdaderos productores demostraron que la fábrica funciona gracias a ellos. Frente a los cierres patronales, que pueden ser un factor en la crisis por venir, la acción obrera muestra una salida opuesta a quedar en la calle desocupado.
A fines de la década del 90’ la crisis capitalista golpeó brutalmente sobre la clase trabajadora y el pueblo. La década menemista –en la que los Kirchner, Capitanich y muchos integrantes del actual gobierno fueron oficialistas- dejó un tendal de desocupación y pobreza.
La clase trabajadora venía de sufrir enormes golpes y, debido a ello, fue incapaz de una respuesta que le permitiera frenar esos ataques. Las conducciones sindicales burocráticas fueron parte de los engranajes que aplastaron la capacidad de resistencia obrera.
Hoy, en el fin de ciclo kirchnerista, y cuando la crisis avanza sobre el país, la fusión entre la izquierda trotskista y sectores combativos del movimiento obrero es una realidad. Una realidad que, al mismo tiempo  que permite evitar que suspensiones y despidos pasen sin ningún obstáculo, pone en cuestión abiertamente el carácter del gobierno y sus recursos discursivos de tinte progresista, así como el control totalitario de los gremios por parte de la burocracia sindical peronista.
Precisamente por eso, las luchas de Lear y Donnelley marcan una perspectiva para el conjunto de la clase trabajadora. Frente al país de las patronales, sus cómplices como Pignanelli o Caló y sus políticos serviles, la posibilidad de evitar nuevas catástrofes para el pueblo trabajador recae en la lucha, la organización y la extensión de la unidad de la clase trabajadora. 


martes, 8 de julio de 2014

La lucha de Lear y la indeclinable debacle del kirchnerismo (notas breves sobre una gran jornada de lucha)




Eduardo Castilla
La gran jornada de lucha nacional que impulsaron los trabajadores de Lear, junto al Encuentro Sindical Combativo y la izquierda trotskista tuvo hoy una gran victoria política al poner en el centro de la escena nacional esta enorme lucha que vienen llevando adelante los trabajadores y trabajadoras de esa empresa.
Para cientos de miles (o quizás millones) de personas, la lucha de Lear se convirtió en la noticia del día. Primero gracias a los piquetes que, a las 7 de la mañana, ya mostraban una gran acción en diversas partes del país. Segundo, como resultado de la represión brutal que desató la Gendarmería en la Panamericana y la resistencia de los trabajadores, las trabajadoras y sus familias.
Este triunfo político no es menor en esta pelea. Del otro lado del cuadrilátero está esa “Santa Alianza” que los trabajadores han tenido que enfrentar durante décadas en la historia de sus luchas. Esa alianza del poder político, la burocracia sindical y las patronales en defensa de los intereses económicos de éstas últimas. Es decir, en defensa de su rentabilidad que tiene, como variable de ajuste, el salario y la vida de la familia obrera.
Esa alianza tropezó hoy con una piedra de tamaño no menor. Los trabajadores y trabajadores de Lear, junto a sus familias, a sectores de otras organizaciones de trabajadores -como las Comisiones Internas de Kraft Donnelley entre otras- y la izquierda clasista dieron un gran ejemplo de unidad en las calles resistiendo, además, la represión. Frente a la inacción que evidencian las conducciones sindicales ante las suspensiones y despidos, que la lucha de Lear adquiera conocimiento nacional, es un elemento que aporta al proceso de recomposición de la subjetividad de la clase trabajadora.
En la etapa final del kirchnerismo, la retórica a favor de los trabajadores va siendo carcomida por todas partes. Por un lado, el impuesto al salario avanza sobre amplios sectores de mayores ingresos. Por el otro, la funcionalidad a las multinacionales imperialistas como Lear o Gestamp significa garantizar los despidos. Así, el ProCreAUTO y las diversas medidas que lo acompañan, se vuelven parte de un armado cosmético casi sin efecto. El “modelo” hace agua por los cuatro costados. 

El estado kirchnerista: una variante del estado menemista

Marx acuño aquella famosa definición del gobierno del estado moderno como “comité de asuntos comunes de la burguesía”. Engels, algunos años más tarde, la complementó al afirmar que se trataba de una “banda de hombres armados al servicio del capital”. Ayer y hoy los conceptos salieron de los libros, bajaron a la vida y cruzaron por Panamericana y la General Paz.
Allí, la banda de “hombres armados” reprimió brutalmente a los trabajadores de EMFER y TATSA. Allí, hoy martes, esa misma fuerza se desató contra los trabajadores y trabajadoras de Lear que, sin embargo, resistieron junto a los compañeros de otras empresas y los estudiantes. Lejos de un paseo, las fuerzas represivas tuvieron que remarla.
Pero esta represión está lejos de haber pasado sin ningún costo político para el gobierno. Si la designación de Milani y el primer intento de ley Antipiquetes habían significado una crisis con franjas de los sectores progresistas dentro de la coalición gobernante, una represión desatada sobre familias obreras, en un contexto de defensa de los puestos de trabajo, parece abrir una crisis en sectores que responden políticamente al gobierno nacional dentro del movimiento obrero.
Así, en cuestión de pocas horas se conocieron los rechazos a la represión de la conducción del sindicato del Subte, de UTE (docentes) y de ATE, ambos de Capital. Todos ellos sectores identificados con el kirchnerismo. Estas condenas no son un dato menor, sino que expresan las contradicciones profundas de un sector sindical que, frente a la derechización de la vieja centroizquierda, optó por apostar al único “progresismo posible”. En esa apuesta no desestimó aceptar cuestiones que -como se conoce en la jerga política- equivalen a la ingesta de sapos. La sapofagia tuvo sus hitos en el Proyecto X o en la designación de Milani, entre otras cuestiones.
Pero reprimir a trabajadores que piden por sus puestos de trabajo tiene un costo adicional.  Implica dejar de lado la última bandera política de este gobierno y pasarse, sin escalas, a la defensa de los intereses empresariales. Durante estos días, el Ministerio de Trabajo de la Nación actuó avalando todas y cada una de las medidas ilegales de la empresa, como el hecho brutal de impedir la entrada de la Comisión Interna a la empresa. Pero el pasaje a la represión abierta entraña un salto cualitativo. En ese salto emergen estas brechas.
Que ésta es la melodía del futuro en el tratamiento del llamado “conflicto social” –un eufemismo para no hablar de lucha de clases- lo confirma la continuidad represiva durante dos jornadas hacia conflictos obreros.
La negociación con los fondos buitres, que está en el centro de la agenda gubernamental, requiere un mayor disciplinamiento social. Las garantías de “seguridad jurídica” y “sustentabilidad” para invertir no las confiere sólo la voluntad de pago sino la certeza del control político de las clases oprimidas y explotadas. A mayor sumisión a los dictados del capital extranjero -aunque se adorne con un discurso anti-neoliberal-corresponde necesariamente mayor represión interna. Allí está la experiencia menemista, de la que CFK fue parte activa, para tomar como referencia.

Macartismo “nac&pop”

La coalición política que vino ejerciendo el poder del estado en la década pasada prosigue su disolución. Nada lo muestra mejor que la polaridad entre las posiciones de las conducciones sindicales señaladas antes y las declaraciones extasiadas de Berni contra los trabajadores y los diputados del FIT.
Una vez más, el ex carapintada salió a pedir mando dura y Ley Antipiquetes. Como una suerte de campana que redobla sin parar, volvió a defender a los “pobres ciudadanos” que “van a trabajar”. Como si los trabajadores y trabajadoras de Lear no estuvieran peleando precisamente por esa demanda, la de volver a trabajar. Un cinismo propio de un represor.
El ataque a los diputados de izquierda –casi un tic en el Secretario de Seguridad- expresa los límites políticos del kirchnerismo para lidiar con el desarrollo político de la izquierda y su relación creciente con franjas de la clase trabajadora. Crecimiento que es proporcional a la debacle de cualquier aspecto progresista en el gobierno. Los llamados a una especie de remake de “hacer tronar el escarmiento” contra los diputados de la izquierda evidencian la imposibilidad objetiva de oponer una salida distinta a la crisis política y social en curso que no sea el hostigamiento represivo.  
Pero la acción de hoy volvió a mostrar –como en el paro nacional del 10A- una fuerza que supera a la izquierda trotskista, la única con alguna relación con franjas combativas del movimiento obrero. Esa fuerza es la de una amplia vanguardia de la clase trabajadora que se concentra en diversos lugares y que ha venido haciendo una gimnasia en la lucha de clases en los últimos años contra la burocracia sindical, contra las patronales  y, también, como se vio en el corte de Panamericana del 10A, contra las fuerzas represivas. Esa amplia vanguardia es la que está en la base del “desafío” al unicato sindical, no en la simple ampliación del espacio político por la derechización del kirchnerismo.
La jornada de lucha en apoyo a los trabajadores de Lear ha sido un pequeño gran test. En la Panamericana hoy se probó el temple de mujeres y hombres en el enfrentamiento a la represión policial y en las movilizaciones posteriores por su liberación. Ese temple pasó la prueba y es parte de, si se nos permite el concepto, el capital acumulado para futuras y mayores batallas. Batallas que son parte de esa guerra mucho mayor que es la lucha de clases. Esa lucha de clases que, como dijeron Marx y Engels ha sido y es, el motor de la historia.