miércoles, 25 de junio de 2014

Marx ha vuelto...aunque a algunos no les guste




Eduardo Castilla
Dicen que Marx criticaba al comunista utópico Wilhelm Weitling cuando se quejaba de que tanto él como Federico Engels escribían sobre temas “oscuros” que a nadie interesaban. La historia reseña que, en el medio de una discusión acalorada, Marx llegó a gritarle “la ignorancia nunca ha servido para nada”.
Hoy podríamos “corregir” a Marx y decir que la ignorancia sirve, por lo menos, para revelarnos a aquellos que deberían estudiar más y escribir menos. La era digital y las redes sociales permiten posibilidades fenomenales pero, al mismo tiempo, dejan el terreno libre para que cierta gente diga cuanto quiere sin más control que el teclado.
La periodista y conductora Belén Marty (“porteña de nacimiento” y “ferviente defensora de la libertad”) en este post se "animó" a hacer una “crítica” de la importante repercusión que está teniendo Marx ha vuelto, la miniserie que Contraimagen y TvPTS están difundiendo masivamente por las redes sociales.
La ferviente defensora de la libertad no tuvo ningún dilema en repetir los lugares más comunes de la crítica al comunismo, sin tomarse ni siquiera el trabajo de investigar el origen político del PTS que es quién está detrás de esta importante producción. Repasemos algunas de sus “críticas”.

Los precios y el cálculo económico

Belén Marty nos informa que “la imposibilidad del cálculo económico del comunismo no hace otra cosa que eliminar los precios, y sin eso el sistema económico no existe”.
No sabemos qué ha leído Belén sobre el comunismo pero seguro que no leyó a Marx, Lenin o Trotsky que, en más de una ocasión, escribieron que la sociedad socialista salida de las entrañas del capitalismo no podía prescindir de los métodos de cálculo económico heredados de ese sistema. Marx lo señalaba en la crítica del Programa de Gotha y León Trotsky, además de múltiples artículos, dedicó todo un apartado de su gran libro La Revolución Traicionada a explicar los mecanismos de regulación de la producción mediante el sistema de precios y la necesidad de una moneda estable, atacando a la burocracia estalinista por la absoluta falta de previsión y la estampida inflacionaria. Muy lejos de la “eliminación” de los precios, sólo una moneda estable permitía medir la productividad del trabajo y avanzar hacia evitar el derroche de trabajo humano. En el primer estadio del socialismo, el mercado seguirá actuando como medio de revisión y control de la producción de determinadas mercancías, coexistiendo con una creciente planificación económica.
Que la burocracia estalinista haya vendido espejitos de colores y que en la Universidad Austral no enseñen la diferencia entre estalinismo y trotskismo no sirve de excusa. Siempre es mejor preguntar antes de postear. 

La planificación y la democracia soviética

Belén se pone a “imaginar a un grupo de funcionarios comunistas” decidiendo qué y cuánto se produce de patatas, chocolates o zapatos. Pero el comunismo por el que peleaban Marx, Engels, Lenin y Trotsky entre otros, está años luz alejado de cualquier forma de planificación burocrática de la economía. Eso fue el estalinismo (o sus variantes maoístas y castristas).
Lejos de eso, el comunismo y la transición hacia dicho sistema no pueden basarse más que en la democracia más amplia, en la posibilidad del conjunto de la población de tomar las decisiones que hacen a la producción y el funcionamiento de la economía. Un verdadero autogobierno de masas basado en la extensión de diversos mecanismos democráticos de decisión y control. Lenin escribió que, bajo el sistema soviético, hasta una cocinera tenía en sus manos la posibilidad de dirigir el estado (esperemos que Belén no tenga ningún prejuicio contra las cocineras).
La idea de una planificación democrática es hoy muchísimo más tangible que hace décadas. Las nuevas tecnologías, extendidas globalmente, que dan origen a las redes sociales y la existencia de altísimas velocidades de conexión de internet, permitirían hoy a millones de personas participar activamente en la toma de decisiones sobre cientos de problemas. La posibilidad real de consultar o decidir online está al alcance de la mano haciendo click para miles de personas de manera simultánea. Un escenario que, evidentemente, la periodista liberal no puede imaginar. 

 “Yo gano porque vos también ganás…”

…afirma Belén. Así funciona el capitalismo según ella nos dice y, al mismo tiempo afirma que el “comunismo fracasó”. ¿En qué planeta vive?
Cuando van 7 años de la crisis internacional nos venimos a enterar que el “acceso irrestricto a la propiedad privada” puede crear condiciones para la creación de riqueza y eso nos puede ayudar a ganar a “todos”. Esto se escribe cuando la desocupación no deja de crecer y el estancamiento económico mundial es una realidad patente, cuando la crisis social hunde a franjas amplias de la población en una situación de enorme precariedad y miseria.   
Como lo señalaba Marx, en el mismo Manifiesto Comunista, la propiedad privada capitalista se basa en privar de toda propiedad a las nueve décimas partes de la población. Lejos del “todos ganan” (una especie de “teoría del derrame” venida a menos) y como afirmó Marx, “la acumulación de la riqueza en un polo es, en consecuencia, al mismo tiempo de acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en el polo opuesto, es decir, en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital”. Los datos de la realidad social confirman la hipótesis teórica de Marx, no los deseos piadosos de Belén.

La vida no es justa (y la sociedad de clases tampoco)

Belén se queja de que la miniserie Marx ha vuelto establece una relación “injusta” entre el explotado y el explotador. Pero, lo que a la periodista liberal le parece un “cliché” es la realidad de millones de trabajadores en todo el mundo. La crisis internacional, con su secuela de desocupación y pobreza pone en evidencia que el “contrato libre” entre empleador y trabajadores encubre una relación estructuralmente desigual, donde el obrero sólo encuentra trabajo “a condición de que permita acrecentar el capital”. Esto es lo que empuja a la lucha de clases.
La enorme repercusión de Marx ha vuelto se basa precisamente en esta realidad incontrastable. El capitalismo sigue produciendo una brutal desigualdad y sigue siendo un sistema social cuyas crisis significan privaciones enormes para las masas. Significan pobreza, desocupación y las más degradantes condiciones de vida. 
Para los cientos de miles que ya han visto la miniserie es una explicación precisa (y sencilla a la vez) del porqué de esa realidad y de los medios para subvertirla. Ahí radica la razón de su éxito actual.
A pesar de los temores de los liberales y de los “argumentos” de Belén, Marx ha vuelto.

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