Eduardo Castilla
La gran ventaja de la democracia es
que construye ideológicamente la posibilidad
de hacer participar a las masas en la elección de sus gobernantes. La definición
de la “envoltura más dulce del capital” (Lenin) busca evidenciar esa ventaja, en
tanto sistema más estable para la dominación de la clase
capitalista. “La omnipotencia de la “riqueza” es más segura en las repúblicas democráticas, porque no depende de la
mala envoltura política del capitalismo (…) cimenta su poder de un modo tan
seguro, que ningún cambio de
personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la republica
democrática burguesa, hace vacilar ese poder” escribía Lenin en El Estado y la Revolución.
Pero, como intentamos señalar
hace unos días, eso es lo que (en parte) está siendo cuestionado en Córdoba, al
calor del fraude que se comete contra el Frente de Izquierda. La envoltura más
dulce tiende a agriarse parcialmente. El fraude está poniendo, ante los ojos de
franjas de masas, esa cuestión sobre el tapete. No se trata, evidentemente, de una
ruptura con el mecanismo del
sufragio, pero contiene (aún embrionariamente y sólo en franjas de las masas) elementos de escisión con el régimen del bipartidismo.
La exigencia masiva se que se abran las urnas tiene una enorme repercusión
mediática como se evidencia acá,
entre otros ejemplos importantes. El periodismo cordobés (incluso figuras
claramente reaccionarias) exige la apertura de las urnas como forma de otorgar
efectivamente “transparencia” y frenar la erosión a la legitimidad del mecanismo
electoral que se está produciendo. Este conjunto de actores, sin desearlo, inclina
la “opinión pública” hacia la izquierda, hacia un mayor desprestigio de las
formas institucionales de la política.
Una justicia de clase
El fallo
de la Junta electoral de Córdoba pone en evidencia la estrecha relación entre
el aparato de los grandes partidos patronales y el conjunto de la casta
política que legaliza (al costo de deslegitimar)
la elección del 27/10. Las urnas no serán abiertas a pesar del cuestionamiento
que la misma justicia electoral hizo el día de la elección cuando, Resolución
17 mediante, declaró válidos los votos nulos.
Los jueces que votaron a favor de que las urnas no sean abiertas tienen un
frondoso historial de actuación en tanto funcionarios de la clase capitalista. Demás
está decir que no son la excepción sino la norma que la da continuidad a la
casta judicial, que el gobierno K tanto demonizó para terminar pactando con
ella. El mismo Luis Rueda, que votó a favor de abrir las urnas, tiene en su
haber varias acusaciones por su rol en la última dictadura.
Pero repasemos los “pergaminos”
de quiénes votaron en contra de abrir las urnas. Carlos Francisco García
Allocco, como se afirma acá,
“debe su designación
como Juez de Instrucción en Marcos Juárez al "proceso militar" de los
años 1976-1982 y seguramente "juró por el estatuto militar" de
entonces”. Además, Allocco está denunciando como empresario sojero,
cargo incompatible con su rol en el poder judicial. Sus estrechos vínculos con
el delasotismo se evidencian, entre otras cosas, en su matrimonio con Norma
Bermejo, quien llegó a ser senadora nacional por Unión por Córdoba durante
algunos meses.
Ricardo Bustos Fierro no tiene nada que
envidiarle. Entre sus antecedentes más conocidos, figura haber avalado que
Menem pudiera ser re-reelecto en 1999 (lo que luego naufragaría) entre otras “perlas”
(ver acá).
Bustos Fierro, que no fue juez entre 1984 y 1993, volvió a los estrados de la
mano de Menen y Angeloz. Toda una confirmación de sus vinculaciones con el
bipartidismo peronista-radical.
Como se ha señalado
en otras ocasiones, la justicia no es ajena al conjunto de la casta política. Incluso
es uno de sus sectores más reaccionarios y conservadores, en tanto baluarte
estable del régimen. Si legisladores e integrantes del ejecutivo cambian cada 4
o 6 años, los jueces permanecen. Su rol de “pilar firme” del orden burgués, no
elegidos por el voto popular, les confiere una relativa autonomía. Esto no
implica que no sean alcanzados por las internas de la clase dominante, pero,
tendencialmente, expresan mayor continuidad. Lo evidencian los cientos de
jueces que aún se mantienen desde la época la dictadura militar.
Entre la legitimidad y la necesidad de la organización
Hace pocos días escribimos que este reclamo, “en primer lugar le otorga una
enorme visibilidad y legitimidad a la izquierda”. Esa afirmación puede verse
corroborada con creces en los últimos días. El fallo dividido de la Junta
Electoral abrió una situación donde el reclamo de apertura de las urnas parece alcanzar
una gigantesca simpatía social. Esa tendencia, que preexistía al fallo, es la
explicación última del voto de Rueda. Posiblemente, en la historia de Córdoba, nunca
un reclamo planteando por la izquierda dura, tuvo el nivel de legitimidad
social con la que cuenta el pedido de abrir las urnas.
Luego del fallo de la Junta Electoral, la pregunta por la forma de derrotar el fraude no para de
resonar. Frente a un aparato unificado contra la izquierda y los trabajadores,
la fuerza real para derrotar este engaño está en las grandes concentraciones
obreras y estudiantiles. Si las decenas de miles de trabajadores de las
diversas industrias o servicios de la provincia (o incluso sólo de la capital) paralizaran
sus tareas exigiendo la apertura de las urnas, la historia empezaría a cambiar.
Lo mismo acontecería si algunas decenas de miles de estudiantes universitarios (de
los más de 130mil que estudian en la UNC) y secundarios, tomaran las calles y
las plazas de la ciudad bajo la misma consigna. Esa enorme fuerza social podría
golpear al conjunto del régimen e imponer una nueva relación de fuerzas.
Si ese escenario no es hoy realizable, no se trata de una imposibilidad
sociológica o un “problema de conciencia”. Por el contrario, como lo evidencia
la votación al FIT en Córdoba capital, donde se obtuvieron 100mil votos, el apoyo
es enorme. En grandes concentraciones obreras como VW, el porcentaje de
votantes al FIT supera largamente el 30%. Entre los estudiantes de la UNC,
fueron también miles los que depositaron la boleta de la izquierda. Esa simpatía
podría transformarse, gradualmente, en movilización activa.
Pero el verdadero escollo, la verdadera traba, reside en las burocracias
que dirigen al movimiento obrero y el movimiento estudiantil. Burocracias conservadoras
que “trasladan” el bipartidismo al interior de esas organizaciones. Precisamente
por ello, la izquierda que se reivindica clasista y antiburocrática debe
aprovechar a su favor la enorme simpatía lograda para conquistar “posiciones
estratégicas” al interior de esos sectores de masas. Ahí radica la posibilidad
de hacer emerger una fuerza capaz de derrotar al régimen del bipartidismo de
las multinacionales e imponer nuevas relaciones de fuerzas que permitan avanzar
a contrapelo de las conquistas que la clase capitalista impuso en estas
décadas, como la enorme división de las filas obreras, la precarización laboral
y los contratos basura. Esa perspectiva estratégica puede permitir aprovechar
la pelea actual contra el fraude como una tarea preparatoria para los grandes
combates de clase que, tarde o temprano, viviremos.
hay elementos que hay que plantear. Partiendo que las burocracias conservadoras son el verdadero escollo, la pregunta es: por que no hay procesos obreros o estudiantiles importantes, que vallan erosionando a dichas direcciones?
ResponderEliminaruna situacion economica, donde todavia no hay importantes sintomas de crisis en las masas (la inflacion se mantiene como una amenaza importante), lleva a la pasividad de grandes masas de trabajadores y estudiantes, en un pais donde "se huele" la crisis, como el ejemplo de suspensiones masivas y despidos hormigas cotidanos, en la industria automotriz cordobesa, pero todavia no pega en la economia de la familia obrera, menos aun, en la clase media (que abarca a sectores obreros altos, como los de la industria automotriz)
Pero tambien, por otro lado, hoy podria haber mas peleas, como las que llevamos adelante, los compañeros de vw cordoba, con el PTS inserto en el principal nucleo de activistas de la lista 2, si hubiera existido, en las distintas organizaciones que conforman el FIT, junto al PTS, el interes estrategico de insertarse en la masa trabajadora, tarea que necesita de grandes dosis de paciencia, Pero su seduccion por crecimientos rapidos (movimiento piquetero en principio del 2003, gestion de centros de estudiantes, en la Universidad de Bs As, electoralismo, donde los votos crecen, las figuras mediaticas crecen, pero las organizaciones politicas de izquierda, y en especial el PO, no aumenta su influencia politco.sindical, (en cordoba se da la contradiccion de una figura politica de gran magnitud y de izquierda, como Liliana Olivero, que es dirigente de un pequeño grupo politico, que tiene casi nula insercion en las organizaciones de masas, y no puede superar la cantidad de 100 personas, movilizadas en la calle).
La alta votacion al FIT, tiene que servir para resolver esta contradiccion, peleando para que sea una herramienta de organizacion de trabajadores y estudiantes de izquierda, pero siendo concientes, que depende del PTS y de la fortaleza que adquiera, la construccion de grupos de obreros y estudiantes, que capitalicen las futuras luchas, contra la carestia de la vida, la perdida del empleo,el trabajo precario, o la defensa de la universidad y la educacion.