sábado, 9 de noviembre de 2013

Nubes grises sobre los poderes de Córdoba


Joaquín Ramírez
Son muchas las voces que hoy se escuchan en los medios de comunicación expresando algo que corre por abajo, se instaló en la opinión pública la legitimidad del reclamo del FIT de "que se abran las urnas". Desde periodistas con una tradición derechista a prueba de balas como Gustavo Tobi, hasta analistas de La Voz del Interior, afirman que la salida a esta situación es la que viene reclamando la izquierda. Resaltan que no es por el FIT sino que es "por la democracia". Sobre las falacias en el discurso de defensa de esta democracia y sus límites podemos leer este post. Aquí nos referiremos a algunos elementos que hacen a una coyuntura muy particular que se vive por estos días en Córdoba, a esos nubarrones que se ciernen sobre la cabeza de muchos dirigentes locales. Nos referiremos a una visión coyuntural, para una visión sobre las relaciones de fuerzas en el gobierno de DLS, aquí intentamos aportar en ese sentido. 
Primero hay que señalar que Tomás Méndez y su programa ADN viene asestándole certeros golpes bajos al régimen político que han llevado a una progresiva disminución de las ilusiones, sino fantasías, presidencialistas de DLS. Poniendo al desnudo el manejo que el poder hace del narcotráfico donde la primera institución herida fue nada menos que el brazo represivo del Estado. La estructura criminal que funciona con engranajes de todo tipo y tamaño distribuida estratégicamente por los barrios de la ciudad contando con punteros, narcos y policías asociados, cuando no son los mismos. Esta estructura de poder, como no podía ser de otra manera, incluye a los políticos.
De la narcopolicía pasamos a la narcopolítica y ahora ADN se mete con la Justicia Federal. Queriendo o sin darse cuenta Méndez corrió un velo que demuestra los lazos del poder territorial. Desde barrio Maldonado hasta el Cementerio San Vicente. Desde Liliana Juncos al "Turco" Abugauch. Del PJ a la UCR. Por solo dar un ejemplo, la cara de piedra de Aguad no puede utilizar la hipócrita mueca de orgullo diciendo que están limpios, el segundo de Mestre, el que parece guardaespaldas, siempre a su lado, Cossar, apareció de pronto también manchado por el narcotráfico. 
Hacemos esta reseña, que es solo una referencia a vuelo de pájaro de la investigación de Méndez y su equipo, para detallar en que momento estalla el escandaloso fraude electoral, cuyo repudio, va ganando terreno velozmente, como una ola, en la opinión pública expresado en los principales micrófonos y plumas de Córdoba. Los detalles del fraude están muy bien explicados aquí y no redundaremos. Lo que cabe afirmar es que la exposición de los mecanismos del fraude se demostró irrebatible. El FIT, con buena puntería, ahora está llamando a todos los partidos a que se sumen a la apelación a la Justicia electoral para exigir la apertura de las urnas apelando la decisión de la Junta Electoral, se demostrará así, afirma, que partido avala el fraude y que partido lo rechaza poniendo así en aprietos a un régimen de partidos que solo está esperando, nervioso, que pase el temporal político. 
El cuadro que se configura en este momento nos muestra un régimen asediado por el narcoescándalo que ahora empieza a hacer agua en uno de los principales ejes de esta democracia, nada menos que el voto. De pronto cientos de miles de cordobeses empiezan a desconfiar de la policía, de los principales aparatos políticos de la provincia y hasta del respeto por su voluntad en el único acto de decisión del que gozan, las elecciones. No queremos anunciar catástrofes ni derrumbes apurados de regímenes. Lo que nos llama a escribir estas líneas es analizar o más bien aportar a visibilizar las graves lesiones que está sufriendo el régimen de dominio cordobés por estos días. 
En otras oportunidades nos hemos referido a las características de la concentración de poderes en Córdoba. La impunidad total de las empresas en la relación con los trabajadores que no acatan ni resoluciones judiciales cuando van a favor del empleado como en VW, más recientemente en Renault y antes en Iveco por poner ejemplos claves. DLS desde su primer gobierno viene bregando por una Córdoba con "buen clima de negocios" lo que no es más que negociados que incluyen subsidios, impunidad empresarial, y "paz social". Córdoba tiene aceitados mecanismos para ajustar las cuerdas de su democracia maniatada. Estos mecanismos cuentan con los personajes del poder político como garantes. Los principales aparatos políticos son en extremo conservadores en aspectos políticos, económicos, culturales y hasta sanitarios completando la estructura de poder. La Justicia de Córdoba es parte de este entramado con múltiples lazos con el poder político, lazos familiares muchas veces. 
En este marco reaccionario va de suyo que entre un diputado para la UCR y otro para la izquierda en disputa, el régimen en este caso encarnado en una Junta Electoral con emblemas del conservadurismo como Bustos Fierro y García Alloco, actuarán según su naturaleza, consagrando al primero, aunque para ello tengan que convalidar el fraude electoral de sus pares de la centenaria UCR. Rueda, un personaje reaccionario acusado de complicidad con la patota de Luciano Benjamín Menéndez, huele algo de la masividad de la demanda de “abran las urnas” y se abre haciendo que el fallo salga con una disidencia.
Es así que la estructura política de Córdoba se encuentra en un momento difícil que no significa que no se recompondrá, pero lo que asegura es que estas lastimaduras son tan grandes que dejan cicatrices. Marcas que no se borran de la memoria colectiva con un simple cambio de tema en el noticiero. Por el momento este desgaste que no se ha detenido al momento de escribir estas líneas. Se puede expresar de muchas formas. Nuestro interés es abrir una reflexión para encontrar los puntos de falla del "orden cordobés", como handicap para la única forma de tirarlo abajo que es con la lucha de clases. Podemos aventurar que será difícil para el régimen acudir nuevamente a un fraude sin que esto signifique un mayor repudio de masas que desate finalmente movilización a diferencia del pasivo apoyo que recibe el FIT hoy. Estratégicamente podemos decir que el sistema de poderes reaccionarios está deslegitimándose a cada paso y que eso es caldo de cultivo para que una fuerza política antisistémica como el FIT se haga de un auditorio y un arco de simpatizantes mayor al que tenía antes de este grotesco fraude. Este desgaste es además un hándicap para que la izquierda dura crezca entre los trabajadores que sienten bronca ante episodios como este fraude. Queremos agregar que el estado de ánimo anti fraude puede también ser un handicap estratégico para que los trabajadores puedan enfrentar con mayor fortaleza y apoyo los fraudes y persecuciones que las burocracias sindicales organizan junto a las empresas contra la organización de los trabajadores. Estos poderes reales fundamentales del "orden" de la provincia merecen un análisis más profundo que trasciende estas líneas de coyuntura. 

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