Eduardo Castilla
Fetichismo de la forma salarial. Como definimos en el anterior post hay, claramente, una fetichización de la forma salarial por parte de amplios sectores de la izquierda,
incluidos nuestros aliados en el FIT, como IS y PO. Esto es lo que lleva a
buscar los medios de tener una política “práctica” e “inmediata” hacia los
reclamos policiales. Pero, como afirmaba Rosa Luxemburgo, la búsqueda de
resultados “prácticos inmediatos” suele llevar a abandonar el camino de la
teoría marxista.
Es evidente
que la extensión de la venta de la fuerza de trabajo en todo el mundo, incluso a
sectores amplios de las clases medias, define la preeminencia de la forma
salarial globalmente. Pero la acumulación capitalista se basó, en diversos
momentos de la historia, en otras formas. Por citar sólo un ejemplo, la
esclavitud jugó un rol central en el capitalismo basado en la producción de algodón,
en el sur de EEUU, antes de la guerra de Secesión.
La forma
salarial define un aspecto de la
conformación de la clase trabajadora. Abstraerla y absolutizarla (como hace
mecánicamente parte de la izquierda) conlleva a un absurdo. Siguiendo ese criterio,
deberían apoyar el aumento salarial de cualquier sector, por ejemplo los
aumentos que se dan diputados, senadores o demás integrantes de la casta
política, o el aumento de premios que
reciben los Ceos que dirigen las grandes multinacionales. Esto es un ejemplo
llevado al absurdo, pero la abstracción de un elemento dentro de la esfera
económica, liquida la complejidad de las relaciones sociales que hacen al
funcionamiento del capitalismo: la forma
salarial encubre (o recubre) una función represiva en el caso de la policía o
las fuerzas armadas. En el caso de un Ceo, la forma salarial encubre o
contiene una función de mando del capital. La izquierda, bajo una lógica sindicalista,
termina simplificando la realidad.
Coerción y consenso. Hemos leído en las redes sociales que si el policía es el encargado de
sostener la dominación por medio de la represión, entonces el maestro es el
responsable de hacerlo por medio de la ideología. Ergo, si no apoyamos el
reclamo salarial de la policía, no deberíamos apoyar el reclamo salarial
docente. Dialéctica, chau gracias.
La complejidad
del estado capitalista está dada por la conjunción de elementos que hacen a la
constitución de un orden social. Si la dominación adquiere también formas
consensuales e ideológicas, es porque no puede ejercerse por la simple vía
represiva. Asimismo, la educación tal como la conocemos hoy, es a la vez una
necesidad para la clase dominante y una conquista para las masas explotadas que
dieron grandes luchas por la gratuidad de la misma.
El estado
capitalista es, a la vez, una enorme maquinaria burocrática puesta al servicio
de la dominación capitalista (su comité de “asuntos comunes”) y el órgano de
represión de la clase dominante sobre el conjunto de las masas pobres. El funcionamiento
de la sociedad impone una serie de necesidades a la clase capitalista que hacen
a la provisión o gestión de servicios de carácter público. “Además del aparato
de “opresión” por excelencia -el Ejército regular, la Policía y la burocracia- el Estado moderno tiene un
aparato que está íntimamente vinculado con los bancos y los consorcios, un aparato
que realiza, si vale la expresión, un vasto de trabajo de contabilidad y
registro. Este aparato no puede ni debe ser destruido. Lo que hay que hacer es
arrancarlo del control de los capitalistas” (Lenin, Tomo II, 274).
Es Lenin
quien resalta la dualidad de las funciones del estado capitalista moderno. Dualidad
entre función “puramente opresiva” y el aparato de registro y control pero del
que constituye parte el sistema educativo en la actualidad (ver acá).
La labor
revolucionaria supone la destrucción (o el debilitamiento constante) de la
función represiva. No así de la función educativa. La lucha por demandas
educativas puede incluso ser una trinchera para el desarrollo de la lucha de
clases abierta, como ha ocurrido en la historia en más de una ocasión. Al mismo
tiempo, los docentes, con sus peleas, han ocupado en muchas ocasiones el rol de
articuladores de diversos sectores oprimidos y explotados.
Si aceptamos
el formalismo (docente=policía) que proponen algunos militantes de izquierda,
deberíamos plantear entonces el absurdo de la disolución del sistema educativo.
Como esto liquidaría el funcionamiento de las fotocopiadoras de la FUBA,
estamos seguros que no escucharemos semejante propuesta.
Cadena de mando. La izquierda ha venido insistiendo en que levantar una política hacia
las fuerzas represivas permite avanzar en la ruptura de la cadena de mando. Ya
hemos discutido este argumento, junto a Paula Schaller, aquí
y aquí.
La ruptura de la cadena de mando no tiene un carácter progresivo por sí misma.
Pero ahora
se pretende contraponer la disolución de las fuerzas represivas a la ruptura de
la cadena de mando. Según la izquierda sindicalista, no existen condiciones
para lo primero, pero sí para lo segundo. Lamentamos informarles que no existen
condiciones para ninguna de las dos cosas de manera inmediata.
Precisamente
porque sin la acción revolucionaria de la clase obrera o de las masas,
cualquier ruptura de la cadena de mando no puede ser más que parcial y reaccionaria,
como de hecho se evidenció en los motines de este mes o en el levantamiento de
gendarmes y prefectos del 2012. Una ruptura abierta de la cadena de mando tiene
que estar asociada a la posibilidad real de tumbar el orden existente. Si no,
cada motín policial, inevitablemente termina con un retorno a la “normalidad”
de su función represiva.
Adelantaremos
nuestra respuesta al (más que probable) “argumento” de que lo mismo ocurre en
el caso de las huelgas, donde los trabajadores salen a luchar por reclamos
parciales y luego retornan a la rutina del trabajo.
Para la
clase trabajadora, cada huelga es una escuela de guerra, que “enseña a los
obreros a comprender cuál es la fuerza de los patrones y la de los obreros:
enseña a pensar, no sólo en su patrón ni en sus camaradas más próximos, sino en
todos los patrones, en toda la clase capitalista y en toda la clase obrera (…)
abre los ojos, no sólo en lo que se refiere a los capitalistas sino también en
lo que respecta al gobierno y a las leyes” (Lenin, Tomo I, p.65-66). Por el
contrario, cada motín policial “triunfante”
fortalece la autonomía de una corporación al servicio de la represión estatal.
Cierre. Como queda
claro, en su afán de “tener política” hacia las fuerzas armadas, gran parte de
la izquierda termina abandonando algunos postulados básicos del marxismo. Ya vimos
en el pasado como la necesidad de intervenir de manera “práctica” en la
realidad, llevaba a vastos sectores a apoyar las demandas de las patronales del
campo.
Ahora escuchamos
nuevamente la cantinela del “sectarismo” ante los fenómenos reales. Preferimos,
como afirmaba
Trotsky, “conservar las
posiciones ideológicas”, cuestión que “ante los ojos de los mentecatos” aparece
como sectarismo.
El “realismo” de cierta izquierda termina mezclando botas con
mamelucos y balas con tuercas. Por suerte, amplias capas de los trabajadores y
la juventud de los barrios pobres, saben perfectamente que es la policía. Sólo
una izquierda bastante ajena a la lucha de clases real y a la vida de las masas
obreras, puede opinar que, para los trabajadores, la policía es un aliado
potencial.
muy muy bueno! toma puntos clave de la discusión y queda bien claro, no es un capricho ni ceguera...son nuestras ideas de izquierda!!! conservar las posiciones ideológicas no es sectarismo!...sobre todo si se trata, para una izquierda cada vez más visible (por lo tanto llamada a asumir mayores responsabilidades), de no inventar escenarios IMposibles!! "Por suerte, amplias capas de los trabajadores y la juventud de los barrios pobres, saben perfectamente que es la policía." ...en este punto solo agregaría que, si la izquierda quiere intervenir realmente en este proceso de quiebre del "consenso" en torno a las funciones represivas del Estado (incluida la denuncia d todo el sistema del gran delito organizado que lo financia), mejor que empiece a socializar extendidamente la crítica al Estado capitalista, que es compleja, y mejor que comprendamos todos los mecanismos de la explotación y como ésta solo sostiene por la fuerza! "la familia policial", suponiendo que asumiera una conciencia hermanada con la clase obrera y el pueblo pobre, de todas formas no podrá canalizar sus demandas democráticas a través de la institucion policial, al menos en estos tiempos de "paz social" garantizada por la actuación de mafias poderosísimas y la débil capacidad, por ahora, de las organizaciones obreras y populares para hacer frente hoy a semejante poder.
ResponderEliminarY eso de comparar la función represiva con el trabajo de los docentes, in-cre-í-ble! me gusto el chiste sobre el 'desmantelamiento del sistema educativo' "Como esto liquidaría el funcionamiento de las fotocopiadoras de la FUBA, estamos seguros que no escucharemos semejante propuesta." jaja