miércoles, 7 de noviembre de 2012

Apuntes sobre el triunfo de Obama. Bases, contradicciones y algo sobre las perspectivas



Eduardo Castilla

Hace pocas horas terminó la incertidumbre que reinaba en la principal potencia del mundo. Muchos dicen respirar aliviados. Entre ellos se encuentran la mayoría de los países de la UE y China que consideran favorable la victoria del ala moderada dentro de la burguesía imperialista de EEUU, frente al ala más declaradamente “americanista”, aunque en el fondo, como bien se ilustra acá, haya pocas diferencias entre ambas.
En el interior del gran país del norte millones de latinos festejan que no ganó el multimillonario al cual el 47% de los estadounidenses no le importan. El huracán Sandy pasó hace apenas una semana y, según muchos analistas, ayudó al triunfo de Obama. Pero no todo es alegría. El 7,5% de desocupación actual puede volver a elevarse y golpear a millones. El problema de la vivienda sigue siendo una crisis social profunda.  A pesar del triunfo, la luz al final del túnel, más que la esperanza, es la locomotora de la crisis internacional que sigue avanzando sobre la tierra donde Obama acaba de ser reelegido. Acá algunos apuntes sobre la elección y las perspectivas abiertas.

Rommey, el enemigo de los latinos y los pobres

Un elemento central en el triunfo de Obama estuvo dado por el voto de latinos y jóvenes. Como dice este diario español “Romney venció anoche por 18 puntos entre los blancos y entre los jubilados. Pero perdió por goleada entre los jóvenes y entre las minorías, que se engancharon a la política con Obama hace cuatro años y que esta vez volvieron a votar por él. El resultado confirma que los republicanos se enfrentan a una trampa demográfica de la que tienen que liberarse cuanto antes si no quieren permanecer varios años apartados del poder. Ningún conservador logrará llegar a la Casa Blanca si no suaviza la retórica contra los hispanos”
El voto hispano se inclinó masivamente hacia el candidato demócrata. Según algunas encuestas, entre el 71 y el 75% de los votos de ese origen fueron a Obama y entre los jóvenes de entre 18 y 29 años, esa votación fue la mayor. Y este es un dato central porque Se calcula que 12,2 millones de hispanos podrían haber acudido a las urnas el martes, según datos de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados con sede en Washington, lo que representa un aumento del 26% en comparación con los 9,7 millones que lo hicieron en las elecciones presidenciales de 2008” (ver acá). Ese voto latino tuvo importancia fundamental en estados como Ohio que estaban en el centro de la disputa. Avanzó recortando incluso las distancias en feudos tradicionalmente republicanos como en la comunidad cubana del sur de Florida”.
A esto hay que agregar, por lo menos, tres razones más. Por un lado El Huracán Sandy ayudó a Obama de otra manera. Le permitió mostrar su capacidad para liderar en crisis de una manera muy contundente y puso en evidencia su capacidad para trabajar con criterio bipartidista. Según una encuesta a boca de urnas, 15% dijo que ello fue un factor en su decisión de votar por Obama”. La actitud de “líder nacional” durante el huracán le permitió a Obama lograr la felicitación del gobernador del estado de New York, un republicano que había sido terriblemente crítico en los meses previos.
Por otro lado, Rommey era realmente un mal candidato. Tanto por su origen social como por las brutalidades que evidenció a lo largo de la campaña, le permitió a Obama mostrarlo como el candidato rico al que no le importa la población y sus problemas. El ejemplo paradigmático de esto se mostró cuando fue filmado en secreto y apareció despreciando al 47% que no pagaba impuestos a la renta.
El tercer elemento es el peso de la “herencia recibida”. La cronista de Clarín en EEUU apunta sobre Obama Durante su presidencia, tres millones de estadounidenses más quedaron sin trabajo. El déficit presupuestario aumentó 4.000 millones de dólares. El dólar como moneda de reserva en el mundo fue cuestionado. La pobreza y la desigualdad fueron en aumento” y al mismo tiempo señala que “Una encuesta de la agencia AP indicó ayer que el 60% de los norteamericanos culpa a George Bush por los problemas económicos que padecen”.
Millones se hicieron eco del pedido de “esperanza” de Obama y de continuidad para terminar lo que no había podido hacer. El enorme fracaso de la presidencia Bush, tanto a nivel nacional como mundial, tuvo un peso importante a la hora de darle otra oportunidad a Obama. Como sostiene el columnista de NYT, Thomas Friedman “La mayoría parecía estar diciendo a Obama: "No lo entendí muy bien la primera vez, pero vamos a darle una segunda oportunidad." Se trata entonces de un voto “Esperanza y cambio: Part 2” señala el periodista.

“Precipicio fiscal” y crisis políticas anunciadas

El triunfo presidencial no alteró el esquema de poder anterior, ya que los republicanos mantuvieron el control de la cámara baja. Esto quiere decir que el presidente demócrata está obligado a negociar en el futuro para llevar adelante su gestión, que no precisamente es un camino de rosas.
Según se señala acá y acá, lo que se asoma en el futuro inmediato es impedir el “precipicio fiscal”, es decir la negociación para evitar llevar adelante o moderar los duros recortes por 600.000 millones de dólares que implica el final de la prórroga de exenciones fiscales para la mayoría de estadounidenses. Ese programa fue el resultado de un compromiso inestable entre demócratas y republicanos, en un congreso controlado por los segundos.  
Precisamente, este sigue siendo uno de los talones de Aquiles de la administración Obama, lo que implica un límite enorme a las “esperanzas” reseñadas por Friedman. Si bien, desde las elecciones del 2008 Obama perdió sólo dos estados (Indiana y Carolina del Norte), como señala el NYTSu margen en el Colegio Electoral fue más fuerte, pero incluso si gana Florida, que se mantuvo muy reñida, será el primer presidente desde Franklin D. Roosevelt en ganar un segundo mandato con un menor número de votos electorales que su primera elección, lo que sugiere la estrechamiento de su coalición”. El mismo diario cita el jefe de la bancada republicana, quién afirmó que "El pueblo estadounidense reelegido el presidente y ha reelegido nuestra mayoría en la Cámara" (…) Si hay un mandato, es un mandato para las dos partes a encontrar un terreno común y tomar medidas en conjunto para ayudar a nuestra economía a crecer y crear empleo".
Este “empate” en el régimen político es que el plantea que están abiertas todas las tendencias a una mayor lucha entre ambos partidos a futuro, lo que implica crisis políticas como la que vimos en estos años. Obama, en su discurso post triunfo, ha querido mostrarse por sobre los partidos, llamando al trabajo en común para solucionar el problema fiscal y el conjunto de los problemas de las masas. Está obligado a hacerlo. Así lo afirma el Financial Times Obama hará un nuevo esfuerzo bipartidista para atraer a un Partido Republicano que le causó mucho daño en su primer mandato. En la parte superior de su lista figuran la reducción del déficit y la reforma fiscal- ambos temas diseñados para atraer a una inclinación más pragmática al Partido Republicano”.

Polarización social y fenómenos en los extremos

Pero la tendencia al esfuerzo bipartidista, que tiene su raíz en la división política y en la necesidad de avanzar en la crisis fiscal, tiene su límite en la profunda polarización política y social, que es la que se ha expresado en el voto. En la nota que reseñamos más arriba de Friedman se encuentra un elemento central de la misma. El analista señala que “El Partido Republicano ha perdido dos elecciones presidenciales consecutivas porque obligó a su candidato a correrse tan lejos a la derecha para pasar las primarias, dominado por su base ultraconservadora, que luego no pudo acercarse lo suficiente al centro para avanzar en la elección nacional (…) tienen que tener su propia reforma. La centro-derecha tiene que aclarar las cosas con la extrema-derecha, o va a ser un partido de minoría durante mucho tiempo”.
Otro ejemplo de estos problemas de Rommey, se señala aquí: su peor adversario no fue el presidente sino el fuego amigo de un partido republicano escorado en unas posiciones demasiado conservadoras en asuntos como los anticonceptivos, el aborto o la inmigración. Tampoco fueron una ayuda para el candidato las posiciones maximalistas del Tea Party en asuntos fiscales, que le obligaron a trazar un programa incoherente que proponía el imposible de reducir el déficit sin subir los impuestos ni rebajar el gasto militar”.
Aquí se ha señalado que En Estados Unidos, la polarización política y la crisis del bipartidismo se expresó primero por derecha en la emergencia del Tea Party y luego por izquierda en el surgimiento del movimiento Occupy Wall Street que (…) puso de relieve con su consigna del “99% contra el 1%” un cierto avance ideológico con respecto a su antecesor más inmediato, el movimiento “no global”, al ubicar en el centro del conflicto el enfrentamiento a los ricos, aunque sin que esto signifique haber adoptado una perspectiva claramente anticapitalista, y muchos terminen votando por Obama como mal menor”.
Seguramente una parte importante de esta subjetividad ha sido un componente del voto a Obama. Precisamente aquí radica otra contradicción. El voto al “mal menor” frente a Rommey, está cruzado por la necesidad del mismo estado norteamericano de poner límites a los problemas fiscales, ante la crisis capitalista en curso, lo que implica profundizar los recortes a las prestaciones sociales. Los ritmos y la profundidad de los mismos seguramente estarán determinados por el nivel de tensión y los choques entre ambos partidos. Esta parece ser la tarea central a enfrentar, con todas las contradicciones antes señaladas. En este marco, las “esperanzas” pueden tender a desvanecerse más o menos pronto, dando lugar a nuevos fenómenos políticos de todo tipo. 


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