martes, 23 de agosto de 2011

Apuntes sobre la situación política y la oposición al gobierno nacional

Si todo se mantiene tal como hasta hoy, el gobierno que surja de las elecciones nacionales del 23 de octubre tendrá asegurada una base social muy amplia. Dentro de esa amplitud se ubicarán importantes sectores conservadores ya que el gobierno logró atraer el voto conformista de grandes franjas de las clases medias urbanas y rurales. 

Esto configurará un gobierno que tendrá el sustento social conservador como para atacar a sectores de trabajadores y la juventud que salgan a luchar dando respuesta a la crisis internacional y sus consecuencias cuando ésta se desate sobre el país. El ajuste de la economía argentina está dictado por las presiones de la crisis internacional y los límites que empiezan a asomar en el crecimiento argentino. Es decir que, por diversas vías y con tiempos que tendremos que ir viendo cómo se desarrollan, la necesidad de avanzar en limitar las conquistas de las masas es una tarea no menor hacia el futuro.

En este escenario, nos “atrevemos” a hacer un paralelismo o comparación con el escenario del segundo gobierno de Menem, tomando semejanzas y diferencias.

El ayer

El segundo gobierno de Menen contó también con un amplio aval que iba desde franjas de las clases medias altas a un amplio apoyo entre las masas pobres y sectores importantes de los trabajadores. Menem accedió a su segundo mandato con un caudal de votos del 49,94%, superando por casi 20 puntos a Bordón, incluso ganando en la mayoría de los distritos provinciales importantes. La UCR hizo una elección mala con el 17% de los votos. En cierto sentido, igual que ahora, la oposición sufrió una paliza.

Cuando el gobierno de Menem, sostenido en ese enorme caudal de votos, quiso avanzar sobre las conquistas de las masas, empezando por la educación pública (Ley de Educación Superior) y siguiendo por la relación con el movimiento obrero (Flexibilización Laboral) encontró una importante oposición en las calles.

Esta oposición en las calles que implicó tres paros nacionales, cortes de ruta, levantamientos locales con piquetes en Jujuy, Neuquén y Salta, el desarrollo de una resistencia obrera en algunos sectores avanzados y masivas luchas del movimiento estudiantil en 1995 y 1999, logró ser canalizada por una oposición de centroizquierda que estaba fuera del partido peronista. Esa oposición tuvo su pata social/sindical en el frente CTA/MTA (con la inestimable colaboración de la CCC) y logró aportar para que los votos del 97 y 99 fueran a la Alianza del Frepaso y la UCR. Este fue un canal de contención a la creciente movilización social que se venía desarrollando a nivel nacional. Si bien esto no logró frenar el estallido de masas de diciembre del 2001, fue un factor que impidió el desarrollo de las tendencias más radicales, como las que se habían expresado en los piquetes de Jujuy del 97 o en la gran lucha del SiTramF del 96’.

El hoy

Como decíamos al principio, si todo sigue igual, en octubre habrá un gobierno fuerte. Al día de hoy, el “cristinismo”, que ha venido girando a la derecha, tiene por delante la necesidad de “normalizar” el país. Es decir de instaurar una serie de mecanismos políticos y económicos que garanticen la clara dominación de las fracciones capitalistas, así como el funcionamiento de sus negocios sin distorsiones, amenazas o conflictos. No es que las patronales hayan tenido problemas en acumular ganancias en estos años bajo los gobiernos K. Pero el discurso disruptivo (mucho de discurso, algo de disruptivo) de los primeros años del kirchnerismo y durante el conflicto con las patronales del campo, generaba un “ruido” que, a los oídos del gran capital, no asegura completamente sus ingresos.

La “normalización” implica una serie de tareas que incluyen garantizar cuentas públicas en orden para afrontar la crisis internacional y los pagos de la deuda. Al mismo tiempo, limitar la protesta social y, en particular, la protesta sindical. Para este objetivo CFK viene actuando desde hace tiempo, con discursos sobre ponerle “freno a la protesta social” así como distanciándose de la burocracia sindical de Moyano como una forma de ponerle límites al movimiento obrero y sus reivindicaciones. Obviamente que un gran ejemplo de esta oposición a la acción directa han sido los avales K a los asesinatos en Formosa y en Jujuy, así como la represión a los docentes de Santa Cruz en Capital Federal.

Este giro a la derecha del gobierno nacional, si bien le fue restando base social de izquierda, no implicó una ruptura clara con amplios sectores de las franjas progresistas, sino que Cristina mantuvo esos votos. Pero la amplia mayoría de los votos recibidos, están lejos de ser una carta en blanco, por lo que las medidas que el gobierno se vea obligado a tomar para enfrentar la crisis y garantizar los negocios capitalistas, van a chocar con las expectativas de amplias franjas de las masas trabajadoras.

Hoy, a diferencia del segundo gobierno de Menem, no existe una oposición de centroizquierda fuerte por fuera del gobierno nacional y es difícil que las elecciones de octubre sirvan para darle un empujón a su reconstitución. Por más que Binner saque un porcentaje de votos más altos que los de este 14 de agosto y quede instalado como el mejor opositor (o el opositor menos golpeado podríamos decir), el armado de una oposición política social como la que ayudó a la conformación de la Alianza es hoy mucho más complicado por algunas de las siguientes cuestiones:

a. La inexistencia de la CTA que pasó a mejor vida luego de las elecciones generales del año pasado. Por más que los gremios que la integraron sigan existiendo, su peso como central alternativa, de carácter político, es inexistente

b. El moyanismo se halla dentro del gobierno. El rol del MTA en los años 90 de opositor en las calles al neoliberalismo se diluyó. Esto no quiere decir que sea imposible su ruptura con el gobierno y el paso a la oposición, pero lo hará con crisis, con una figura como Moyano que ya tiene un desgaste importante y que está cuestionada por un importante abanico dentro de la burocracia sindical. El tiempo de oficialismo con los K no pasó en vano.

c. Por otro lado, como dijimos acá la centroizquierda de Binner es realmente mucho más de derecha y propatronal que las que existieron hasta el momento en el país, como fue Proyecto Sur o el Frepaso. Su capacidad de acción en las calles es prácticamente nula. Más bien se trata de un agrupamiento republicano, con base en Santa Fe, pero sin posiciones sólidas entre las masas ni extensión nacional.

A la izquierda del kirchnerismo está…la izquierda

Esto crea una situación donde, en los hechos, la única oposición que por el momento parece perfilarse a la izquierda del gobierno nacional, está representada en las fuerzas que integramos el Frente de Izquierda. La izquierda en estos años ha tenido peso social en sectores de vanguardia del movimiento obrero y del movimiento estudiantil. La conformación del FIT y el muy buen resultado de las elecciones primarias le dieron un espaldarazo en el terreno superestructural. La crisis de las fuerzas patronales opositoras y este resultado se combinan para dejar a la izquierda ubicada como una fuerza de oposición que, de desarrollarse acciones de respuesta a la crisis, pueda avanzar en confluir con sectores amplios de los trabajadores y la juventud.

Esta situación pone incómoda a la “izquierda kirchnerista”. Las recientes elecciones mostraron que “el peligro de la derecha” sencillamente no existe. Intentar acomodar la realidad y hacer creer que los votos que el FPV obtuvo masivamente en el campo o entre los votantes de Del Sel o De la Sota, expresaron una adhesión a lo que ellos denominan “el modelo” es un intento utópico de maquillar la realidad. El kirchnerismo de izquierda está obligado a intentar este maquillaje para sostener la, cada vez más bastardeada, idea de un “modelo” distinto.

Si en los años 70’ Montoneros, bajo la misma lógica, intentó sostener a como diera lugar la imagen de Perón construyendo el “socialismo nacional”, a pesar de las 3A, la Ley de Prescindibilidad, la reforma del Código Penal y demás; hoy este intento se repite como farsa al pretender sostener la imagen “progresista” de un gobierno que se abraza con Insfrán después del asesinato de los QOM y avala a Barrionuevo después de los asesinatos en Ledesma.

Precisamente son los medios ligados a la izquierda K los que viene intentando golpear sobre el Frente de Izquierda (algo a lo que lamentablemente ayudan nuestros aliados del PO). Tanto los ataques desde la revista Barcelona, como la comparación con el conjunto de la oposición burguesa en el diario Página 12 o la crítica en 678 apuntan a intentar derribar al verdadero fantasma que los corre por izquierda.

La preocupación de los kirchneristas tiene sustento, pero es preciso seguir dando pasos en el camino de la construcción de una izquierda de los trabajadores, verdaderamente enraizada en los principales lugares de trabajo, en las grandes fábricas y empresas de servicios, con capacidad real de afectar y atacar la producción y la ganancia capitalista. Sólo avanzando en ese camino es posible que la izquierda que ha dado pasos importantes en la escena política nacional en estas elecciones (y que puede seguirlos dando en octubre), sea una verdadera alternativa cuando la crisis internacional empuje a las patronales al ataque sobre las condiciones de vida de las masas.

Desde el PTS venimos dando esa pelea desde hace años. Como se expresó el pasado domingo 14, una parte de esos compañeros y compañeras que comparten las luchas cotidianas en los lugares de trabajo contra las patronales y la burocracia sindical, dio un paso más y militó por el Frente de Izquierda. La actividad de cientos de compañeros y compañeras trabajadoras expresa tendencias en el movimiento obrero que son la base para avanzar en construir una verdadera izquierda de los trabajadores.

Al mismo tiempo es preciso dar pasos concretos en poner de pie fracciones militantes en el movimiento estudiantil que puedan actuar como aliados fundamentales en cada “escuela de guerra” que sea vea obligada a llevar adelante la clase obrera. En esa tarea seguimos empeñados luego de este importante paso que fueron las elecciones del 14 de agosto.


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