viernes, 24 de agosto de 2012

Represión en Córdoba: política burocrática y relación de fuerzas



Por Eduardo Castilla

Las fotos de Córdoba volvieron a recorrer el país. La imagen de una provincia “que se incendia” cruzó por medios oficialistas y opositores. Los primeros interesados en mostrar al flamante candidato opositor al kirchnerismo desatando una feroz represión, los segundos mostrando una provincia en crisis por culpa de un gobierno nacional que no envía los fondos adeudados.
Como sea, una nueva expresión de la crisis fiscal que acompaña a la pelea nación-provincias, volvió a hacer emerger la lucha de los trabajadores, como ya había ocurrido en Santa Cruz, Capital y Buenos Aires entre otros lugares.
Pero las imágenes no dan cuenta de todo lo que ocurre tras las cámaras. La política transcurre por dos andariveles, por un lado en las disputas políticas entre las conducciones gremiales afines a los gobiernos, y por otro por las necesidades de un régimen que tiene que ponerle límites a las luchas sindicales en un marco de creciente desaceleración económica.

Entre la alineación y la tensión

El ajuste de De la Sota lanzó a los gremios estatales a la lucha, con paros y dos importantes movilizaciones, donde marcharon 5mil y 10mil trabajadores aproximadamente, mostrando disposición a pelear. Las conducciones sindicales estatales, como definimos acá, son parte del mecanismo de control del régimen sobre las masas y, al mismo tiempo, tienen sus propias alineaciones políticas ligadas al delasotismo y al kirchnerismo.
El gobierno provincial logró unificarlas con su ataque a la Caja de Jubilaciones, incluyendo al mismo Pihen, diputado del PJ provincial que tuvo que elegir entre no votar el ajuste que imponía su jefe político y su “deber” como dirigente sindical. Al mismo tiempo, la política del gobierno nacional de exigir la armonización del régimen de jubilaciones, en su lucha contra los “privilegios” también obligó a los dirigentes afines a cruzarse con el kirchnerismo. De conjunto, la pelea entre gobierno nacional y provincial, que comparten un programa de ataque hacia los trabajadores, obligó a los dirigentes sindicales a estar “a la izquierda” de donde hubieran querido, mostrando distancia de ambos bandos y llamando a las movilizaciones.
En este marco las distintas alineaciones políticas de los gremios jugaron un papel en los choques de hoy, centralmente de los que responden al kirchnerismo que aportaron a mostrar una provincia en crisis. Todo esto no hace más que demostrar una vez más la necesidad de pelear por independizar a los sindicatos de los gobiernos de turno y de todo partido patronal.

¿Y el ministro?

Pero detrás de la represión se esconden algunos problemas políticos centrales que el régimen debe enfrentar para cambiar una relación de fuerzas que no está basada en triunfos sobre las masas trabajadoras. Como señalamos hace un tiempo el derechismo gubernamental “a diferencia del delasotismo del primero gobierno, no se sostiene sobre derrotas de las masas, sino sobre el conservadurismo social que impusieron años de crecimiento económico que están llegando a su fin”. Desde ese punto de vista, la acción de hoy, la represión posterior y el paro de este viernes, son nuevos golpes a la política del ministro-sindicalista Dragún como garante de que las luchas sindicales no rompieran la “paz social”. Precisamente el gran ausente en todas estas discusiones es el ministro de trabajo.
Aún De la Sota no está en guerra con los sindicatos, pero va calibrando los cañones y empieza a golpear para cambiar la relación de fuerzas con el movimiento obrero, que como ya señalamos, no está basada en triunfos claros sobre las masas en la lucha de clases. Precisamente esto sólo se puede cambiar mediante una serie sucesiva de golpes sobre los trabajadores que vayan inclinando la relación de fuerzas en su contra. Si como señala Trotsky“no es posible esquivar las dificultades fundamentales por medio de una maniobra” (Pág. 174), la artimaña de hacer votar el ajuste a cualquier hora de la noche, luego de engaños, no puede evitar los choques en las calles contra una clase trabajadora no derrotada. De ahí que, con tiempos que habrá que precisar, el escenario es de mayor confrontación.
Así, la política real tiende a ser cada vez de menos “pacto social” y de mayor enfrentamiento. Esto responde por un lado a los problemas de la Caja (de Jubilaciones y del conjunto del estado), pero también a la necesidad de establecer una relación de fuerzas que ponga mayores límites a la clase obrera al luchar. Hace pocos días, paraba una línea entera de la UTA por 36 horas mostrando que, en Córdoba, los gremios "hacen lo que quieren" y no hay ministro de trabajo que lo impida ni diálogo con el gobierno que lo evite.

Una pelea por una política independiente

Como se señala acá la represión policial vino como anillo al dedo a la política de una burocracia que pretende desmontar esta lucha contra el ajuste, enfriando las medidas de fuerza y llamando a acciones por gremio. Si bien este viernes están convocadas acciones de repudio a la represión, sólo tres sindicatos paran y el resto hace asambleas de 3 horas. Una clara muestra de que se mantiene una división por arriba para impedir que los trabajadores puedan encontrarse en las calles y unir fuerzas. Al mismo tiempo, el llamado a un paro para condenar la represión se hace desligado de cualquier plan de lucha que implique enfrentar el ajuste hasta derrotarlo.
En este marco, el alineamiento político de las conducciones burocráticas es un enorme obstáculo para una pelea que derrote el ajuste. Precisamente por eso la urgencia de darle organización a las tendencias que surgen entre los mismos trabajadores hace necesaria una política como la que venimos señalando de Plenario de delegados de base de todos los gremios, mandatados en asambleas, para imponer una conducción distinta a esta lucha.
Sólo una política independiente de los sectores patronales y sus aliados entre la burocracia puede aportar a desarrollar una amplio fracción clasista entre los trabajadores estatales que prepare una alternativa real a los dirigentes actuales ante las luchas que la crisis internacional y los ataques del gobierno impondrán en el futuro.

1 comentario:

  1. Muy bueno. Se ve que las fuerzas para enfrentar el ajuste delasotista estan. Las burocracias sindicales han maniobrado para descomprimir y sacar la lucha de las calles. DBR

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