Llamó la atención que los funcionarios-sindicalistas de De La Sota dieran apoyo a Hugo Moyano la semana pasada. La cuestión es que, en medio de una pulseada nacional, el jefe de la CGT recibió en la sede central de Azopardo en Buenos Aires el apoyo de José Pihen, por la CGT “unificada” de Córdoba, legislador provincial delasotista, y del mismísimo Omar Dragún, Ministro de Trabajo provincial y secretario general (con licencia) del SMATA regional.
“Sobre el hombro de De la Sota, disparen sobre Cristina”, parece ser la táctica de Moyano en la provincia, buscando una alianza más
amplia que la limitada a sus leales seguidores, en pos de garantizarse la reelección
en la CGT.
Mientras mantiene a la propia tropa de una CGT “Nac & Pop” de
camioneros, licifuercistas y municipales cordobeses, también les reconocerá la
personería a “los gordos” de Córdoba alineados con el gobernador. No hay que
olvidarse que el primero en llamar “estalinistas” a los K, por su verticalismo
interno, fue el hoy goberna cordobés, lo que tiene empatía con la actual
denuncia de Moyano a la “sovietización” del gobierno. El cambio de discurso de
Moyano hacia lenguajes comunes de la derecha peronista tiene que ver con este
giro de la cúpula cegetista hacia una alianza con el poder territorial del PJ.
Por su parte, los sindicalistas cordobeses reformulan el viejo lema
identitario de Perón y dicen: “moyanistas somos todos”. Tampoco hay que olvidar
que, en los años 60, los sindicatos peronistas de Córdoba, como el SMATA de
Elpidio Torres o la UTA de Atilio López, se ubicaron bajo el ala “legalista” de
Vandor contra los ortodosxos de la CGT de Alonso, pero para su juego propio y
autonomía relativa. Ahora, en su doble carácter, de funcionarios delasotistas y
miembros de la cúpula sindical, Pihen y Dragún juegan en dos canchas a la vez.
En la pulseada de la sucesión de la CGT, y en otra sucesión mayor, la
presidencial. De la Sota, que no deja de aspirar a ser presidenciable, puja
actualmente con el gobierno nacional, sin obtener nada aún, por los fondos que
lo saquen del apuro con la Caja de Jubilaciones, cuyo default le significaría
la guerra con los sindicatos. Bien puede haber dado luz verde a sus
sindicalistas-funcionarios de sumarse a la táctica vandorista,
detrás de Moyano, de “pegar para negociar”.
Poder y sindicatos: ruptura de pactos pre-existentes
El alineamiento con Moyano habla de una contradicción central de la
burocracia sindical en el régimen cordobés, sintetizada en la presencia de
Dragún como Ministro de Trabajo. En Córdoba la nueva situación fiscal,
tanto para el intendente Mestre como para De la Sota significa un cimbronazo en
la relación con los sindicatos. En este tiempo se vienen desarrollando una
multiplicidad de conflictos parciales, eminentemente de trabajadores del estado
pero también empiezan algunos en la industria que muestra una “ruptura de
contratos o pactos de paz preexistentes”. Los sindicatos de recolectores de
residuos son jaqueados con cese de concesiones, los trabajadores de Luz y
Fuerza sufren la enésima amenaza de privatización, las empleadas embarazadas
son despojadas, por Ley, de meses de licencia de embarazo que les había sido
otorgados en la época de crecimiento, las enfermeras y trabajadores municipales
bregan contra el atraso en el pago de salario y los recortes, los
metalmecánicos de FIAT y Renault sufren suspensiones y hay menos horas extras
con que usualmente los trabajadores del SMATA completan sus salarios. En
empresas industriales como Holcim se libran peleas contra despidos. Además las
tendencias opositoras en el gremio docente movieron el tablero en el último
paro de UEPC, ante una conducción incómoda entre los ataques de CFK y la
disidencia de los docentes.
La clase trabajadora de Córdoba está en dispersas escaramuzas parciales en
el marco de brechas abiertas entre el gobierno y la burocracia sindical que
provocan inestabilidad en los sindicatos. La nueva ubicación de Dragún y
Pihen en el escenario nacional, poniendo su peso en la balanza de fuerzas a
favor de Moyano, es una movida en su propia defensa ante lo que puede
significar una reacción de los trabajadores a los nuevos tiempos de crisis
capitalista. Recientemente, el cuerpo de delegados de la multinacional VW
presentó un petitorio al SMATA, comenzó un proceso de asambleas en su planta y
busca consenso con delegados de otras plantas para exigir acciones del
conjunto del gremio por el salario y las reivindicaciones obreras.
Como puede verse, se preanuncian tiempos menos pacíficos.
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