Juan Pablo Aguilar
El
militante revolucionario, incluso desde antes de asumirse como tal, sufre una
larga serie de cambios y nada vuelve a ser igual desde que comienza a
abrazar las ideas revolucionarias y las empieza a hacer carne. Pasa del
malestar al descontento, del descontento a la disidencia, de la disidencia
al enojo y del enojo al odio, al odio de clase. Ve como las clases
opresoras atacan a los oprimidos, lo ve y lo siente, porque a él también lo
atacan y se da cuenta que debe defenderse y atacar también, porque si no es
presa fácil de esa clase que no va a detener su ataque para conservar
sus privilegios. Sale a luchar con los oprimidos, con los vulnerados, con
las víctimas más sentidas de un sistema opresor y a través de
esa lucha y de entender que rol cumple cada clase se asume como perteneciente a
esa clase, a la clase oprimida y toma la lucha en sus manos.
No
es fácil para quienes son parte de un gran sistema que siempre intentó taparles
los ojos, los oídos y las bocas y que permanentemente los presiona para que
no se salgan de los limites pre establecidos, y menos aún para quienes más
sufren ese sistema, para los más vulnerados, esos que tienen que trabajar
cada vez más horas, si es que pueden conseguir un trabajo precario,
solamente para poder alimentarse y alimentar a su familia. Pero el
militante revolucionario tiene algo a su favor, su convencimiento, ese que
en los tiempos más duros le impide flaquear, ese que hace que no dude si
tiene que poner el cuerpo a la lucha, ese que hace que quiera romper con
hasta su última contradicción, porque esas contradicciones son una expresión
de otra clase, a la que el militante revolucionario no pertenece ni quiere
pertenecer. Ese mismo convencimiento que el revolucionario permanentemente
alimenta y debe alimentar, desde que empieza a desarrollarlo, y que hace que confíe
en la victoria de sus ideas revolucionarias, tal vez no en lo inmediato, tal
vez después de muchas derrotas, tal vez cuando ya no esté para presenciarlo,
pero sabe y esta convencido de que van a triunfar y se dispone a luchar por ese
triunfo, sabiendo que tiene muchas cosas en contra, sabiendo que será
perseguido, que será atacado, que enfrenta a todo un sistema, pero eso no lo
amedrenta porque sabe que la otra opción es seguir siendo oprimido y romper con
eso bien vale su lucha.
Hoy
se va a leer la condena a José Pedraza, y a los imputados en el crimen contra
Mariano Ferreyra, contra un Militante Revolucionario, un Joven que no dudó en
ponerle el cuerpo a la lucha, un joven que comenzó a militar cuando tenía
13 años de edad y cuyo convencimiento no hizo más que crecer a lo largo de
10 años, en los que participó de muchas y diversas luchas, siempre por la
clase obrera y bajo las banderas del Socialismo, hasta que una bala que salió
del corazón del ESTADO, de lo más podrido, le puso fin a su vida. Un
ejemplo de militante, cuyo asesinato en lugar de darnos miedo a los que
luchamos por sus mismos ideales nos da más fuerza, nos da más moral, porque
es a esta lucha, bajo estas ideas, a las que queremos dedicar nuestras
vidas.
Las
ideas y las prácticas revolucionarias exigen lo máximo de sus militantes,
su abnegación, su formación, su ruptura con sus límites y
contradicciones, para muchos la superación de grandes límites impuestos
por el mismo sistema, económicos, sociales, de formación y convencimiento.
Exigen también su cuerpo y su vida, pero a cambio le ofrecen algo mucho más
grande que lo que cualquier proyecto de vida podría ofrecerle: luchar por esa
victoria, ser una parte aunque sea minúscula de la realización del conjunto de
los hombres y mujeres del mundo, poder levantarse codo a codo con los
oprimidos, con su clase, en contra de los opresores y terminar con ese
abuso, con esa miseria, con ese sufrimiento, demostrar que a pesar de
tanta sangre corrida y por correr, de tantas vidas que el sistema se cobro
y se cobra, sus ideas inevitablemente van a triunfar.
MARIANO
FERREYRA PRESENTE! AHORA Y SIEMPRE!
Es una lástima estar leyendo esto después del fallo repugnante que escuchamos en Comodoro Py, pero es importante reivindicar y seguir reivindicando a Mariano como ejemplo de militante revolucionario, para seguir en la lucha por justicia para él y en la otra lucha, la que nos trajo a todos hasta acá, por un futuro distinto y revolucionario.
ResponderEliminarMe parece sumamente rescatable esto que se dice acerca del cambio que se sucede de forma total y completa en el militante, cambio que se apodera de cada espacio de la cotidianidad, y que nos hace sentir de a poco en carne propia los siglos de opresión contra los que luchamos.
A pesar del fallo, a pesar de los burgueses, a pesar de la represión, del Estado asesino y opresor, a pesar de la burocracia sindical, seguimos luchando. Y seguiremos luchando.