Leemos en Los límites de la voluntad[1]:
“Convencidos a la vez de su
escaso valor simbólico en el clima de ideas todavía fuertemente signado por el “que
se vayan todos”, y de su elevado valor institucional para el dispositivo
gubernamental, los líderes provinciales peronistas respondieron a la transversalidad
tratando simultáneamente de acercarse a las posiciones culturales de Kirchner (…)
El acercamiento fue iniciado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires,
Felipe Solá, quien en reunión con sus colegas de otras provincias (…) lo
convocó a reconocer la popularidad del Presidente y encolumnarse bajo su
liderazgo, y propuso como muestra de ello, sumarse al acto que el gobierno nacional
estaba organizando para el 24 de marzo en uno de los emblemáticos centros
clandestinos de detención de la dictadura, la Escuela de Mecánica de la Armada
(ESMA)(…)
“En cuanto se difundió la
intención de los gobernadores peronistas de participar del acto, la presidenta
de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, amenazo con retirar a su
organización del evento si esa intención se llevaba a cabo, con el argumento -por
cierto aplicable también al presidente Kirchner- de que ellos no habían
condenado los indultos de Menem y eran cómplices de violaciones a los derechos
humanos en las cárceles de sus provincias. El gobierno nacional reaccionó a las
amenazas de Bonafini trasladando el acto del interior de la ESMA a la calle,
para que no hubiera accesos restringidos y asientos asignados (…) Como a la vez
las autoridades nacional se abstuvieron de objetar el veto de Bonafini dejaron
en claro que la participación de los gobernadores peronistas también les resultaba
inconveniente” (Págs. (145-146)
Si los inicios del kirchnerismo
fueron los de la ofensiva del discurso progresista contra la “vieja política” y
el “pejotismo”, la actualidad es la del peronismo conservador, dominado por la preeminencia
de Scioli en la coalición gubernamental, por un ex duhaldista convertido al
progresismo como Randazzo y por un general acusado de participar en la
dictadura, como Milani. En la misma sintonía, Hebe pasó de un “vandorismo” que
servía para impugnar gobernadores y denunciar a los cómplices de la impunidad, al
abrazo con Milani y a la reivindicación
de CFK como la “superación de Evita”. Fin
de ciclo lo llaman.
[1] NOVARO,
M.; BONVECCHI, A. y CHERNY, N. (2014) Los límites de la voluntad. Buenos Aires,
Ariel Historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario