sábado, 21 de marzo de 2015

A lo sumo me pondré triste



A lo sumo me pondré triste le escribió. Sin saber muy bien que le quería decir con eso. Si la tristeza es algo que no se comprende en el sentido abstracto del término. ¿Se puede sentir tristeza por anticipado? Difícil responder, pero es seguro que no. Se puede sentir que se está fracasando, no logrando aquello que se desea. Pero sentir tristeza por algo que no pasó, no tiene sentido. Es una verdadera ridiculez. Es como sentir frío por un invierno que no llegó.
En todo caso la tristeza se siente en el momento. Se siente cuando ya se sabe que aquello que debiera ocurrir y que ya ocurrió en sueño, en fantasías, en el deseo, en la conciencia y también en la parte de la conciencia que nunca sale, que se hace la estúpida para aflorar. Esa parte que no se sabe donde está pero que viene y te pega en la nuca y a vos te dan ganas de correrla por toda la casa y pegarle con el palo de la escoba.
Bueno, eso ya no es. Por eso estás triste y podés saber que lo vas a estar y podés prever tu tristeza. Prever es dirigir dicen por ahí
Uno puede dirigir entonces la tristeza. ¿Hacia donde? ¿Por qué caminos?
No tiene importancia. La mayoría de las veces la que dirige es la tristeza misma. Es la que te dice adonde vas y porque vas y como vas. Así que hay que dejarse de joder

Como te gusta perder el tiempo pensando semejante sarta de boludeces-me contestó. A vos te parece que tiene sentido discutir si hay tristeza por adelantado, a plazo fijo, en cuotas o por reembolsos. A vos te parece que en semejante cabeza, haya espacio para pensar tantas pero tanta pavadas. O pelotudeces. Elegí vos el término. A mí me es indistinto. El término es un acuerdo formal entre partes pero vos entendés que te quiero decir que sos un tarado.

Sí, lo sé. Yo también pienso que se puede ser un tarado triste. En todo caso es mi taradez. No la tengo que compartir con vos, me la guardo. Compró un cajoncito para guardar taradeces. Tengo muchas. Voy a tener que conseguir otro, a lo mejor una cómoda. Una con muchos cajoncitos para guardar todo tipo de taradeces. Podemos encargarla. Con cajones más grandes para las taradeces colectivas que hay muchas. Con una base de madera más o menos robusta porque hay taradeces que son verdaderamente pesadas, que además perduran en el tiempo y que hay que tener donde guardarlas. No se pueden desechar porque si se tiran va algún boludo, las encuentra y las empieza a hacer de nuevo. A esas les ponemos candado. Anotá: cajón grande con candado.

En los otros cajones podemos poner las más chiquitas, esas que son taradecitas. No sé si se escribe así o si la palabra existe. Lo que es importante es que hay taradeces que no tienen casi sustancia, que las podemos dejar encima de la cómoda porque no molestan porque hay que ser muy tarado para volver a repetirlas.
Dejemos que esas taradeces sean libres, que vaguen por la casa. Que se pongan a jugar con la perra. Si las muerden que se jodan por taradas.

No traje plata-me dijo. Con que compramos los cajones. ¿Hacen falta? ¿Podemos usar las bolsas? ¿Tenemos que guardarlas? Si las podemos tirar todas por el balcón. Las taradeces no pesan-me insistió. No se le va a caer a nadie de un piso 12 y no lo va a lastimar. A lo sumo, cuando llegue abajo la taradez, el que justo esté pasando sentirá una especie de incomodidad, de malhumor, de frío en el cuerpo o calor.
Pero deja de joder con lo de la cómoda. 
EC



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