domingo, 20 de octubre de 2013

A tres años del asesinato de Mariano Ferreyra






Eduardo Castilla
Hoy se cumplen tres años del asesinato del compañero Mariano Ferreyra. Si bien Pedraza fue condenado a 15 años de cárcel (de la que posiblemente saldrá antes) la impunidad que estuvo atrás del asesinato de Mariano persiste. Aníbal Fernández, responsable de la policía en el momento del asesinato, no ha sido tocado. Carlos Tomada, ministro de trabajo y amigo telefónico de Pedraza quedó fuera del juicio, a pesar del cruce telefónico que lo mostró como “chancho amigo” del burócrata. Los directivos de la UGOFE en su mayoría descansan libres.
Esta impunidad es el resultado del brutal negociado en el que intervienen patronales, el estado y la burocracia sindical. Como se reseña en el último número de Ideas de Izquierda, el brutal entramado es la resultante del parasitismo que se construyó alrededor de un sistema donde las condiciones fundamentales de atraso y destrucción de la infraestructura básica, no se modificaron. Alrededor de un atraso, que se mide en vidas de los usuarios o en brutales accidentes como el que ocurrió ayer (nuevamente) en Once.  
El asesinato de Mariano fue un crimen para avalar la brutalidad de la precarización laboral que siguió rigiendo en la “década ganada” pero además fue un asesinato contra una juventud militante que desafiaba la idea de que la juventud volvió a la política de la mano el kirchnerismo. Lejos de eso, hubo y hay una enorme y extendida militancia juvenil por fuera del kirchnerismo que, cada día más, tiende a extenderse. Por fuera implica por fuera de los aparatos rentados como La Cámpora, por fuera de la obsecuencia que construyeron esos aparatos. Implica una militancia activa junto a los sectores combativos de la clase trabajadora contra esa podrida burocracia sobre la que se apoya hoy el kirchnerismo.
Mariano fue asesinado por estar activamente junto a la lucha de los trabajadores tercerizados del ferrocarril. En estos años, desde el PTS como muchos militantes de la izquierda trotskista supimos estar en cada una de esas pequeñas grandes luchas junto a los trabajadores, enfrentando despidos, suspensiones, ataques de la patronal y las burocracias y sus patotas. Esas peleas en el terreno de lo sindical fueron, al mismo tiempo duras peleas políticas contra gobiernos, ministerios y estamentos de la justicia que fallaron (y fallan) a favor de las grandes patronales.
Hoy el FIT emerge como la expresión política del creciente descontento y desengaño entre franjas de trabajadores y la juventud en relación al kirchnerismo. Los límites del discurso “nacional y popular” se ponen de manifiesto a cada paso. Culpar al motorman del choque ayer en Once es evitar cualquier discusión de fondo sobre las verdaderas condiciones en las que viaja el pueblo trabajador en la Argentina.
El domingo que viene posiblemente el FIT conquiste diputados nacionales, legisladores provinciales y concejales en muchas ciudades. Ese día habremos conquistado nuevos puestos de lucha. Nuevos puestos para aportar a desarrollar la movilización y la organización de la clase trabajadora, la juventud y el pueblo pobre. Para desarrollar y extender la lucha que Mariano y miles de jóvenes daban contra la burocracia sindical. Nuestro mejor homenaje es seguir esa batalla para, desde cada puesto conquistado, aportar a barrer a esa podrida casta de los Pedraza, Martínez, Dragún y demás, en el camino de pelear por barrer este podrido sistema.  

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