Eduardo Castilla
La lucha de los trabajadores de Valeo estuvo en las páginas de todos los
diarios de Córdoba durante más de diez días. No sólo las páginas de los diarios
cordobeses sino que “pegó el salto” a la escena nacional, apareciendo en medios
nacionales. No fueron sólo los diarios sino las radios y los canales de TV. La lucha
obrera se “convirtió” en un hecho mediático y su “mediatización” la transformó en
un enorme hecho político.
Dado el peso que concentró esta lucha, estamos obligados a preguntarnos
¿marcó esta pelea una nueva etapa dentro de la recuperación subjetiva del movimiento
obrero en Córdoba? ¿Es el inicio de un proceso distinto o parte de la anterior
etapa que definimos en otros posts? ¿Desmiente categóricamente los supuestos
acerca de la “debilidad subjetiva” del proletariado, agitada sin descanso desde
medios académicos hasta cierta izquierda que prefiere “otros sujetos”? Tratemos
de dar algunas primeras respuestas
Una gran fuerza social en
acción
La lucha de Valeo se transformó en un hecho central de la lucha de clases
desde el momento mismo en que puso en jaque la producción en grandes
automotrices como Renault -que se vio obligada a suspender su producción-Fiat o
Peugeot.
Así quedaron en evidencia dos cuestiones: por un lado el enorme peso social
de este pequeño sector de la clase trabajadora (240 trabajadores), que viene
dado por el rol cuasi monopólico (o directamente monopólico) de la patronal de
Valeo en tanto proveedora de faros y ópticas para la mayoría de las
automotrices del país. Al mismo tiempo quedó en evidencia la relación estrecha
entre autopartistas y terminales automotrices, elemento que constituye la base objetiva para la lucha común de la
clase trabajadora de estos dos sectores. De ahí que la ligazón que establecieron
sectores de trabajadores de VW -entre ellos los compañeros despedidos que
luchan por su reincorporación y algunos integrantes de la opositora Lista 2-
haya sido un gesto político y simbólico esencial, que marca esa perspectiva.
La capacidad de paralizar la
producción propia y de afectar enormemente la de otras empresas -incluso de
mucha mayor envergadura- expresa categóricamente la fuerza social de la clase trabajadora. La simple proyección de esa
fuerza, con medidas de lucha como la que hemos visto, a la rama entera o a
algunas de sus plantas significativas, evidenciaría un poder social capaz de enfrentar
a las grandes patronales, tanto nacionales como imperialistas que dominan el sector.
Ese poder estratégica (o posición estratégica, en términos de John Womack Jr.)
deja en evidencia la falsedad de los argumentos sociológicos que, aún hoy,
siguen anunciando “el fin de la clase obrera industrial”.
Subjetividad y lucha de clases
Hace varios meses nos preguntábamos
si las acciones de los trabajadores de Cargo-Renault y VW en defensa de los
compañeros que luchaban por su reincorporación no constituían una tendencia
profunda de la clase obrera más concentrada a reemerger en la vida política provincial.
La lucha de Valeo confirma el desarrollo de esa tendencia.
Si hacemos un análisis retrospectivo,
veremos que la subjetividad de importantes franjas obreras pasó por diversas
etapas. Durante un período relativamente importante, el elemento central de la conciencia
obrera estuvo dado por un odio creciente contra la burocracia sindical que no lograba
encontrar canales. Así se vio en la durísima rebelión de los trabajadores de la
UOM en el 2009, cuando atacaron a la burocracia de Varas y llegaron hasta incendiar
la puerta de la sede del gremio como expresión de odio. Procesos como las luchas
de docentes y estatales del 2009 mostraron elementos similares de un profundo anti-burocratismo
que no logró cuajar en organizaciones permanentes, aunque entre los trabajadores
de los hospitales permitió la emergencia y desarrollo de ATE como gremio
opositor al SEP. Peso fue “reconocido” por el propio gobierno provincial recientemente,
cuando llamó a este gremio a la negociación salarial.
Retomando el análisis, se puede
afirmar que las batallas de Cargo
y VW
de fines del 2013, constituyeron un momento de transición hacia esta gran pelea
de los trabajadores de Valeo. Esas acciones fueron un gran ejemplo y los compañeros
que participaron de las mismas son hoy reconocidos como quienes anticiparon una
pelea necesaria. En cierta medida, son reconocidos como emblemas de resistencia
a las patronales, por parte de los trabajadores de Valeo. Se establece así una
continuidad entre ambos procesos, dado por la acción subjetiva de enfrentar los
ataques capitalistas, donde la pelea actual supera las que hemos señalado
anteriormente.
Frente a las acciones folclóricas
que realiza la burocracia sindical por arriba, como bien señala
Fernando Rosso “Lo que vale de los trabajadores de Valeo es que muestra otra
estrategia y otro camino y dejan al desnudo la diferencia entre las palabras y
los hechos”. Desde ese punto de vista, el horizonte del desarrollo de una nueva
subjetividad en la clase trabajadora aparece como más claro a partir de este
triunfo.
Izquierda y movimiento obrero
La lucha de Valeo puso sobre la
mesa métodos tradicionales de lucha de la clase obrera como no se veía en los
últimos años en Córdoba: el paro completo y la toma de fábrica que duró 18 días,
los piquetes para impedir que la planta funciones de manera completa, limitando
el acceso de carneros la mayor parte del tiempo, la resistencia a las amenazas
de desalojo que lanzó la patronal con al aval del gobierno provincial, la
imposición de un frente único a la burocracia de la UOM -que dejó pasar miles
de despidos en el 2012-2013, pero se vio obligada a actuar en este caso- dada la
profunda simpatía que esta pelea despertaba en otras fábricas de la rama. Dentro
del conjunto del proceso, la decisión democrática mediante asambleas jugó un
rol central para que la base fuera la que decidiera los pasos a seguir constantemente.
Desde el punto de vista de la
subjetividad obrera general está por verse aún el “efecto Valeo”. Algo es
seguro. El haber conquistado un importante triunfo parcial que implica
retrotraer el despido de 65 compañeros -entre ellos varias decenas de
contratados- es una derrota a la política patronal que busca cambiar negociación
salarial por puestos de trabajo, un verdadero chantaje que practican todas las empresas
de la rama con el aval abierto de las conducciones de UOM y SMATA.
Durante los últimos días de la huelga,
“súbitamente” apareció en los medios y en los comentarios de periodistas reaccionarios,
la acusación de que los trabajadores estaban influenciados por delegados de izquierda.
Esta acusación buscaba montar una campaña macartista contra los trabajadores. Pero
la misma tenía dos límites esenciales: primero los límites del peronismo (y el
macartismo consecuente) en el interior de la joven clase trabajadora (los trabajadores
de Valeo promedian los 30 años) cuya única “experiencia peronista” (para abusar
de términos thompsonianos) ha sido el
limitado ciclo del kirchnerismo con la continuidad del trabajo precario y la
creciente inflación durante los últimos años. Al mismo tiempo, el importante
resultado obtenido por la izquierda en las elecciones de Octubre (casi 150mil
votos), así como la lucha contra el fraude conjunto de los partido patronales
(UCR-PJ-FPV) le otorgan una importante legitimidad a la acción de la izquierda.
Pero esta apelación al “fantasma
de los zurdos” no está completamente desprovista de base material. Por el contrario
ha sido la izquierda trotskista, centralmente el PTS la que ha mantenido una
pelea constante en defensa de los trabajadores perseguidos por la burocracia
sindical.
En la clase capitalista y sus operadores
políticos y mediáticos existe el temor a la posibilidad de la confluencia de
franjas avanzadas del movimiento obrero cordobés con la izquierda trotskista,
que ya tiene un peso cualitativo en la vanguardia obrera nacional, como queda
en evidencia en la convocatoria al Encuentro Nacional de este 15 de marzo en el
estado de Atlanta.
Ese temor se halla potenciado por
el rol completamente traidor de la burocracia sindical de Córdoba en los
últimos años. Como bien señala FR, la burocracia sindical que hoy hace caravanas
o marchas simbólicas, es consciente de su peso político en el régimen y debe
actuar de válvula de seguridad. Pero se halla limitada para hacerlo si empiezan
a desarrollarse luchas como las de Valeo. La tarea esencial de la burocracia es
impedir el desarrollo de tendencias del sindicalismo de base y de la izquierda trotskista
en particular.
La tarea que ha cumplido esta
última -en la que el PTS ha jugado un rol central- ha sido la de mantener la
continuidad de la lucha obrera en la industria metalmecánica durante estos años
de derrotas y retrocesos. Desde la pelea de los contratados de Iveco en el año
2009 que encabezó nuestro compañero Hernán Bocha Puddú, pasando por la participación
en la Lista 2 de VW, perseguida por la burocracia de Dragún y la patronal de la
misma VW. Desde la lucha, a lo largo del 2013 junto a los compañeros despedidos
por esa patronal en enero de ese año, por simpatizar con la Lista 2 hasta la
pelea en defensa del compañero Aguja Quiñones en Cargo-Renault. Estas peleas han
jugado el rol de mantener una continuidad de resistencia a los ataques de las patronales.
Si la lucha de Valeo abre una
nueva tendencia dentro de los trabajadores automotrices -algo muy probable porque
estamos frente a un triunfo importante frente a la alianza de las patronales y
el gobierno- se plantea la perspectiva de la construcción de una fuerte
corriente de oposición al interior de la UOM. Al mismo tiempo obliga a dar
pasos en la coordinación de los sectores reales que se oponen a la burocracia
en la provincia. Este camino puede ser reforzado en el Encuentro Nacional de Trabajadores
que se hará este sábado 15 donde decenas de trabajadores cordobeses, entre
ellos de la rama metalmecánica, trabajadores de la salud y la educación,
compañeros que vienen luchando contra los despidos en Estancias del Sur y jóvenes
trabajadores precarizados estarán presentes. La tarea de la coordinación siguen
siendo central en el próximo período y el triunfo en Valeo puede y debe ayudar
en esa perspectiva.
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