Por Paula Schaller
En su respuesta a nuestra crítica, Santella sintetiza desde
el título el centro nuclear de su posición: en el Trotsky
cuartointernacionalista se habría producido una discontinuidad del marxismo
revolucionario. Por fundarse la IV
como supuesto "agrupamiento aislado
de militantes basados en el prestigio de la figura de Trotski ",
plantea Santella que "(...) Se dice
que Trotski fue un 'estratega del proletariado', pero en el sentido que realiza
una 'reflexión' estratégica. Sin embargo, entiendo que el estratega se vincula
con la estrategia como algo práctico. Se debe mostrar la relación entre la
reflexión y una estrategia operante en el campo de batalla, un campo en el que se enfrentan fuerzas
reales en una guerra. El punto es precisamente que esta estrategia esta
ausente. La producción 'estratégica' del Trotski cuartainternacionalista queda
como reflexión. Queda entonces separado de la práctica."
Admitimos este eje como centro de la polémica, y comenzamos.
De campos de batalla,
combates y estrategas, (o "el combate hace al estratega")
"El método es el combate" dice Clausewitz y, en
esto, coincide con Lenin y Trotsky. A diferencia de la lógica general que
aplica Santella, para nosotros es precisamente en los '30 que Trotsky consuma
su plena estatura de estratega, desplegando combates políticos y teóricos que
muestran su profunda inserción en la dinámica viva del proceso real de la lucha
de clases y que contenían, de triunfar, la posibilidad de un curso alternativo
al de profundas derrotas que minó al proletariado europeo y lo condujo hacia el
fascismo y la guerra. La fundación de la
IV en el '38 se inscribe no como aventura-desfasada sino como
continuidad de este ciclo de combates previos, como resultado de sus lecciones
estratégicas. La IV
se fundó como apuesta preparatoria para empalmar cuando el nuevo ascenso de
masas permitiera la reversión de las derrotas anteriores y el paso del
proletariado a la ofensiva.
Santella quiere hacer de Trotsky un "pensador" situado
"fuera de la práctica revolucionaria", pero el Trotsky de los '30 no
sólo escribió nuevas páginas en el análisis marxista del Estado y del régimen
burgués, sino que lo hizo internado en los combates centrales que definieron el
destino del siglo. Por eso sus escritos sobre Alemania, Francia y España son
verdaderos tratados de táctica y estrategia revolucionaria. A principios de los
'30 en Alemania, ante el peligro inminente del fascismo, peleó por una política
de frente único defensivo entre comunistas y socialdemócratas para dotar al
proletariado de una orientación que le permitiera mantener posiciones,
reagrupar fuerzas y estar en condiciones de pasar a la ofensiva cuando lo
permitiera una nueva correlación de fuerzas. Su política combatió la criminal
orientación del stalinismo que se negaba a la acción conjunta con la
socialdemocracia (que dirigía millones de obreros) y desorientaba al
proletariado al minimizar el peligro del fascismo igualándolo con la
democracia; poniendo en primer lugar la necesidad de un frente único de masas
defensivo, incluyendo la autodefensa militar contra las bandas fascistas y todo
un programa de reivindicaciones transicionales (control obrero de la
producción, abolición del secreto comercial, etc) para fortalecer al proletariado
en la lucha por el poder (ver Trotsky, El frente único defensivo)
El propio Santella, que al final de su post hace una
reivindicación de Gramsci (aunque, vale decir, sin precisar exactamente cual),
debería reconocer que no hubo revolucionario que diera más peso que Trotsky a
la defensa de las "trincheras" conquistadas por el proletariado en la
sociedad civil como cuestión central en el combate contra el fascismo, una
defensa "posicional" como pre-condición para preparar la futura
"guerra de maniobra", como planteó en el año 32: “durante muchas décadas, dentro de la
democracia burguesa, sirviéndose de ella y luchando contra ella, los obreros
edificaron sus fortalezas, sus bases, sus reductos de democracia proletaria:
sindicatos, partidos, clubes culturales, organizaciones deportivas,
cooperativas, etc. El proletariado no puede llegar al poder en los marcos
formales de la democracia burguesa. Sólo es posible por la vía revolucionaria,
hecho demostrado por la teoría y por la experiencia. Pero, para saltar a la
etapa revolucionaria, el proletariado necesita apoyarse imprescindiblemente en
la democracia obrera dentro del Estado burgués. (…) El fascismo tiene por
función esencial y única extirpar de raíz todas las instituciones de la
democracia proletaria. ¿Tiene o no este hecho una ‘importancia de clase’ para
el proletariado? (...) El punto de partida de la lucha contra el fascismo no es
la abstracción del Estado democrático, sino las organizaciones vivientes del
proletariado en las que está concentrada toda su experiencia (…)"
(Trotsky, ¿Y ahora?)
Precisamente porque Trotsky no analiza
"sociológicamente" sino como estratega revolucionario, en Alemania
planteó la forma defensiva de lucha no como un fin en sí mismo sino como una
premisa para preparar las condiciones de la lucha ofensiva por el poder
proletario, "La lucha defensiva
consistía en el mantenimiento de las posiciones ventajosas en el teatro de
operaciones como forma de preparación para las batallas decisivas, donde
necesariamente el proletariado debería pasar al ataque. De la habilidad
estratégica para lograr este objetivo dependía la fortaleza táctica a la hora
de los grandes combates." (Ver Emilio Albamonte , Matías Maiello: "Trotsky y Gramsci: debates de estrategia sobre la revolución en 'occidente'") Como todos
sabemos, esta perspectiva fue obturada por la nefasta política del stalinismo
que abrió camino al ascenso del fascismo, pero ¿qué opina Santella sobre estos
combates políticos de Trotsky? ¿Estaba o no a la orden del día la pelea por el
frente único en Alemania? ¿Acaso podría sostenerse la imagen de un Trotsky
teórico, aislado de la realidad, cuando encabezó la lucha por una política
alternativa a la del stalinismo y peleó a brazo partido por la construcción de
las corrientes que, aunque en minoría, dieron carnadura a esta lucha como la Oposición de Izquierda
alemana? Si esta política triunfaba, era otro el destino de Europa y el mundo
en su conjunto, porque la extensión de la revolución proletaria era la única
perspectiva de evitar la guerra imperialista, lo que muestra que la estrategia
de Trotsky tenía un profundo clivaje en las tendencias reales.
Más adelante, con el frente popular en Francia y España, al
que vio como "la cuestión principal
de la estrategia de clase proletaria de nuestra época" (Trotsky, A
donde va Francia), Trotsky volvería a
manifestar su altura de estratega, planteando una política para combatir la
colaboración de clases que impulsaba la burguesía como intento de contener la
revolución proletaria. En el caso de Francia, donde en el '35-'36 había
concentrado su atención por considerar que allí podía producirse un cambio de
la correlación de fuerzas en Europa, Trotsky desenmascaró que el Frente Popular
era, desde el punto de vista de la estrategia marxista, lo contrario a la
táctica de frente único entendida en sentido revolucionario: “La regla del bolchevismo en lo que hace a
los bloques era la siguiente: ¡Marchar separados, golpear juntos! La regla de
los jefes actuales de la Internacional Comunista es: Marchar juntos para
ser golpeados por separado”. (Trotsky, A donde va Francia), ya que conducía
a “frenar el movimiento de masas
orientándolo hacia la colaboración de clases… hoy que las masas están
impacientes y listas a explotar, se ha hecho necesario un freno más sólido,
con la participación de los ‘comunistas’… [es] una válvula de seguridad del régimen
contra el movimiento de masas”. (Trotsky, A donde va Francia)
Pero no sólo se ubicó desde las coordenadas de la estrategia
revolucionaria condenando al Frente Popular como una política de colaboración
de clases, que desarmaba al proletariado en el marco del ascenso de las
tendencias fascistas, sino que lo hizo
buscando permanentemente el dialogo con las masas y las vías para la emergencia
de su actividad revolucionaria, planteando como programa el impulso a los comités
de acción que se desarrollaban producto del ascenso huelguístico. Los comités
de acción podrían para Trotsky operar el pasaje de la lucha defensiva de las
masas a su lucha ofensiva por el poder, superando la política de sus
direcciones embarcadas en el Frente Popular: "Tareas tales como la creación de la milicia obrera, el armamento de los
obreros, la preparación de la huelga general, quedarán en el papel, Si la
propia masa no se empeña en la lucha, por medio de sus órganos responsables.
Solo esos comités de acción surgidos de la lucha pueden asegurar la verdadera
milicia, contando no ya con miles, sino con decenas de miles de combatientes.
Nadie sino los comités de acción, abarcando los centros principales del país,
podrá elegir el momento de pasar a métodos más decididos de lucha, cuya dirección
les pertenecerá de pleno derecho". (Trotsky, Frente popular y comitésde acción)
Tanto en Francia como en España, donde la política del
stalinismo bloqueó la última oportunidad de conquistar un triunfo
revolucionario capaz de revertir el camino hacia la guerra, Trotsky combinó una
política de denuncia del carácter conciliador del Frente Popular con la
búsqueda de las vías para la acción independiente de las masas, jugando las
reivindicaciones democráticas un rol central en la movilización de éstas. Así,
buscó fortalecer la lucha políticamente independiente de las masas contra el
fascismo, única forma de combatirlo, intentando aprovechar audazmente cada
coyuntura que posibilitara su fortalecimiento y planteara la perspectiva del
paso a la ofensiva estratégica del proletariado en la lucha por el poder.
En España, por ejemplo, detectó esa “coyuntura estratégica”
en mayo del ‘37: “Si el proletariado de
Cataluña se hubiera apoderado del poder en mayo de 1937, hubiera encontrado el
apoyo de toda España. La reacción burguesa estalinista no hubiera encontrado ni
siquiera dos regimientos para aplastar a los obreros catalanes. En el
territorio ocupado por Franco, no sólo los obreros, sino incluso, los
campesinos, se hubieran colocado del lado de los obreros de la Cataluña proletaria,
hubieran aislado al ejército fascista, introduciendo en él una irresistible
disgregación. En tales condiciones, es dudoso que algún gobierno extranjero se
hubiera arriesgado a lanzar sus regimientos sobre el ardiente suelo de España.
La intervención hubiera sido materialmente imposible, o por lo menos peligrosa.
(…) en toda insurrección existe un elemento imprevisto y arriesgado, pero todo
el curso ulterior de los acontecimientos ha demostrado que, incluso en caso de
derrota, la situación del proletariado español hubiera sido incomparablemente
más favorable que la actual, sin tener en cuenta que el partido revolucionario
habría asegurado su porvenir para siempre” (Trotsky, León, la verificaciónde las ideas y de los individuos a través de la experiencia de la revoluciónespañola)
Acá se ha analizado, alrededor de la revolución
alemana de 1923 que, a diferencia de la difundida vulgarización de Trotsky como
teórico de la “ofensiva permanente”, lo que distingue su pensamiento estratégico
es situarse desde el combate, la lucha de clases, para combinar de manera
dinámica las formas ofensivas y defensivas de lucha, incluso poniendo
tácticamente a la defensiva a las fuerzas revolucionarias en momentos del paso
a la ofensiva estratégica como la insurrección. Desde esta lógica propuso al
POUM impulsar, junto con la izquierda de la CNT , la constitución de un gobierno obrero en
Cataluña “como 'bastión revolucionario'
para a partir de su defensa desarrollar la revolución a escala nacional, para
alzar desde allí el programa de nacionalización de la tierra y su entrega a los
campesinos en todo el territorio español, de la liberación de Marruecos, cuya
opresión permitía que Franco lo utilizase como base operaciones, etc. En
síntesis, levantar las demandas que el programa del Frente Popular había negado
explícitamente para desatar las fuerzas revolucionarias que éste se proponía
contener. Sin embargo, el POUM reafirmó su política de 'traición al
proletariado en provecho de la alianza con la burguesía' que venía criticando
Trotsky desde el año anterior" (Ver Emilio Albamonte , Matías Maiello: "Trotsky yGramsci: debates de estrategia sobre la revolución en 'occidente'")
¿Qué opina Santella de estas grandes lecciones de táctica y
estrategia revolucionaria? ¿Había que entrar al Frente Popular en España y
Francia? ¿Estaba a la orden del día la insurrección en Cataluña en el '37 como
bastión desde el cual extender la revolución a escala nacional?
No podemos discutir con el "Trotsky de los 30"
recuperando sólo sus brillantes análisis de los distintos regímenes del Estado
capitalista, precisamente porque éstos estuvieron puestos al servicio de
precisar en cada coyuntura la táctica a desarrollar en función de la estrategia
de la conquista del poder por el proletariado.
Ni el triunfo del fascismo en Alemania, ni el freno del ascenso
revolucionario francés ni el triunfo de la contrarrevolución fascista en España
eran inevitables de antemano. Trotsky alzó en cada caso un programa para el
desarrollo de la revolución proletaria, partiendo de las condiciones
específicas de lucha en cada coyuntura.
Una vez más sobre la
fundación de la IV ,
el optimismo estratégico de Trotsky y el fatalismo político de Santella
Dice Santella "Mi
proposición acerca de un marxismo aislado en Trotski específicamente se sitúa
en la tesis sobre el error de la fundación de la Cuarta internacional".
Ahora bien, como en política no existe "el vacío", obligadamente
tenemos que preguntarnos ¿opina entonces Santella que Trotsky, en lugar de
impulsar la fundación de la IV
internacional en base a estas grandes lecciones estratégicas de la álgida lucha
de clases, debía permanecer en la III Internacional de los "mariscales de la
derrota"? ¿Debía Trotsky permanecer en la III Internacional
responsable del ascenso del fascismo, de la derrota de la revolución española,
embarcada en la política de los Frentes Populares que preparó el camino a la
guerra prefigurando la "unión sagrada" con la burguesía? Si la
apuesta por la IV
es históricamente invalida por que no se hizo de masas, entonces para Santella
no existía otra posibilidad más que permanecer adentro de la IC que siguió siendo dirección
de las masas pese a su política contrarrevolucionaria.
Es que en su análisis, Santella directamente liquida la
posibilidad de "pelear a la defensiva", haciendo del resultado una
fatalidad histórica que lo confirma como situación sin salida. El correlato
político de esta lógica, que lleva a hacer fetiche de las direcciones de las
masas en tanto tales, es la adaptación política y estratégica a estas.
Contrario al método de los fatalistas políticos, Trotsky con la IV hizo una apuesta estratégica para desarrollar una de
las posibilidades/potencialidades inscriptas en la situación. Si se impuso
la estrategia del stalinismo que obturó estas posibilidades, bloqueando el
triunfo de la revolución en Italia, Grecia y Francia a la salida de la guerra y
negociando con el imperialismo el orden de posguerra, esto de ninguna manera
daba por liquidadas las posibilidades de luchar por una estrategia y un curso
alternativo de antemano.
Para terminar, nos preguntamos ¿puede reformularse una
izquierda del Siglo XXI sin un balance del fenómeno más aberrante del Siglo XX
en el movimiento obrero como fue el stalinismo y de las vías para combatirlo?
Esperamos que continúe el debate.
lo que ocurre es que Santella defenestra la fundación de la IV por no ser "de masas" y en esta operación quiere igualar a Trotsky con los marxistas que se limitaban a refugiarse en las universidades...
ResponderEliminarPara Santella, que no puede negar al Trotsky de la revolución de octubre, no vale nada aquel Trotsky de la oposición de izquierda, el Trotsky que buscaba permanentemente la fusión con lo mejor de la vanguardia, el dirigente político audaz que buscaba las vías para formar un agrupamiento internacional que le haga frente al estalinismo y evite el enterramiento de la revolución proletaria. esto da cuenta efectivamente de que el suyo es un fatalismo que en definitiva significaba cederle la dirección de las masas al estalinismo