lunes, 28 de septiembre de 2015

De Diego, Daer y el PCR (o breve comentario sobre la traición)


Eduardo Castilla

Hace pocos días Julián de Diego, abogado que defiende abiertamente a las grandes multinacionales, decía que la productividad había bajado en Argentina por responsabilidad de los delegados de izquierda. El vocero de las patronales decía a través del diario Cronista Comercial (otro vocero de las mismas) que:

“La pérdida de productividad y el tiempo perdido por medidas de fuerza anómalas, asambleas supuestamente espontáneas, e interrupciones en tareas y producción, son la segunda causal de los últimos diez años después de las ausencias por enfermedades o accidentes. A estas malas prácticas se le debe adicionar la regulación del nivel o del ritmo de producción, utilizado como medio de presión en momentos en donde la empresa debe responder a una mayor demanda de sus bienes o servicios”.

Más claro, échele agua. Resulta ser que enfermarse constituye una “mala práctica”, salvo que quien se enferme sea el gerente.

De Diego solo abre el camino a la burocracia sindical. El jueves pasado, en una entrevista esclarecedora, Rodolfo Daer (STIA) afirmaba que en las elecciones de Mondelez (ex Kraft) del día anterior, “ganó el equilibrio, la sensatez y las convicciones profundas de defender de la mejor forma a los compañeros de la fábrica”. 

Curiosa forma de hablar de quien no pudo pisar durante años la planta, precisamente por su historial de traiciones, a pesar de su “sensatez”.

Como ya se sabe, lo que triunfó en esa planta fue un rejunte de sectores de la burocracia verde (oficialista en el STIA), La Cámpora y el PCR. Las “convicciones profundas” suenan a cuento chino. Se trata de gente cuyo único acuerdo es atacar al PTS, la corriente trotskista que dirigía la Comisión Interna.

Hoy lunes, el periodista especializado en cuestiones sindicales de Clarín, Ricardo Cárpena lo confirma.

“La alegría de Daer en estas horas es seguramente la misma que sienten el empresariado y el Gobierno por el retroceso del PTS en una de las más importantes plantas del país, dentro de un contexto en el que los poderes político y económico entraron en pánico por la “marea roja” sindical”.

El papel de comparsa de la patronal y la burocracia lo cumple, una vez más, el PCR. El maoísmo local tiene en su haber una camionada de traiciones. Desde su apoyo al gobierno que armaba la Triple A allá por los años 74 y 75, pasando por el apoyo activo a Menem en el año 89’ hasta esta pequeña gran traición donde, de la mano de uno de los dirigentes afines al oficialismo, aporta a la derrota de la lista combativa y antiburocrática en Mondelez.

Pero, como bien advierte el periodista de Clarín, “quizá no haya que descorchar champaña antes de tiempo. Si hay ajuste, los platos rotos los pagarán los trabajadores, pero también la dirigencia que avale al próximo Presidente. La “zurda loca”, como llamaba al trotskismo el metalúrgico Juan Belén, hace ese cálculo de lo más cuerdo”.

La realidad vuelve a evidenciar el carácter abiertamente traidor del PCR. Junto a la burocracia de Daer, ellos también pagarán los platos rotos ante la vanguardia obrera y combativa.

martes, 22 de septiembre de 2015

La pornogauchesca que no fue



"Si nos guiamos por la gauchesca, lo gauchos no cogen: bailan un pericón, y ya la china quedó preñada. Este pudor, claro está, es el de los señores victorianos que escribían, no de los modelos "reales" de sus personajes". 

"el poema de Hernández es sin duda más pudoroso que una novela victoriana"

Carlos Gamerro, Facundo o Martín Fierro. Los libros que inventaron la Argentina.  

EC

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Hegel contra los posmodernos





“…este abandono de la indagación de la verdad, que en todo tiempo ha sido mirado como señal de un espíritu vulgar y estrecho, es hoy considerado como el triunfo del talento. Antes la impotencia de la razón iba acompañada de dolor y tristeza (…) 

“En estos días, la filosofía crítica ha venido a prestar su apoyo a esta doctrina en cuanto pretende haber demostrado que nada podemos saber de lo eterno y absoluto. Este pretendido conocimiento se ha atribuido, no obstante, el nombre de filosofía y nada ha alcanzado mayor éxito cerca de los talentos y caracteres superficiales, nada que acojan con más entusiasmo que esta doctrina de la impotencia de la razón, por la cual su propia ignorancia y nulidad adquieren importancia y vienen a ser como el fin de todo esfuerzo y de toda aspiración intelectual”.

(Discurso pronunciado el 22 de octubre de 1818, en la apertura de un curso académico. Universidad de Berlín, citado en Lógica)

EC